EPIDEMIOLOGIA DE LAS ETA(s)
Vigilancia Epidemiológica: Información para la
acción
Vigilancia es la recolección y análisis de los datos,
registrados en forma sistemática, periódica y oportuna, y convertidos en
información integrada con la divulgación a los responsables de las actividades
de intervención y a la opinión pública. Identificar los hechos sobre el estado
de salud de las poblaciones con la finalidad de intervenir tempranamente en el
control de los problemas de salud así como también aportar conocimientos
integrales para la planificación, ejecución y evaluación de las acciones de
salud. Lograr datos sobre los eventos en la población y los factores que los
condicionan para, luego de su procesamiento y análisis, facilitar esta información
para su utilización oportuna. Conocer de manera continua el comportamiento
epidemiológico de las enfermedades seleccionadas para la vigilancia para el
desarrollo y ejecución de medidas eficaces y oportunas de intervención.
El
sistema de vigilancia epidemiológica estudia las modificaciones que se producen
en la población: las enfermedades transmisibles, las enfermedades no
transmisibles, los factores de riesgo, los cambios medioambientales (ecológicos
y sociales), los procedimientos, la calidad de los servicios y los indicadores
del estado de salud. El sistema de vigilancia epidemiológica comprende a los
subsistemas general y específicos.
Subsistema general: Corresponde a la consolidación
semanal, trimestral y anual de la información de las enfermedades de
notificación obligatoria con los datos de laboratorio según corresponda.
Subsistemas específicos: Comprende la notificación de
enfermedades con historias epidemiológicas específicas que incluye la
información de los resultados de laboratorio. El desarrollo varía según el
país.
Cada subsistema tiene objetivos específicos propios,
requiere información particular y el desarrollo de diferentes estrategias. Los
atributos del sistema son:
Simplicidad (facilidad de operación).
Flexibilidad (adaptación a los cambios en las
necesidades de información o de estructura).
Aceptabilidad.
Sensibilidad (detección oportuna de brotes), redicción
positiva (casos confirmados/total casos notificados de una determinada
enfermedad).
Representatividad.
Oportunidad (tiempo entre la aparición del evento, la
notificación y las acciones de intervención).
El sistema de vigilancia epidemiológica está
organizado en tres niveles:
Nivel local: Está constituido por los miembros del
equipo de salud que están en contacto directo con la población. Es el que
genera el dato según la legislación vigente de las enfermedades de notificación
obligatoria y la Fichas Epidemiológicas específicas por patología. El nivel
intermedio (regional o departamental) que existe en algunas jurisdicciones
engloba varios niveles locales.
Nivel provincial: Lo integran los miembros de la
Dirección de Epidemiología. Este nivel recibe la información generada por el
nivel local o el intermedio, la consolida y analiza y la remite al nivel
superior. Pueden colaborar con el nivel intermedio y local en distintas
acciones (capacitación, intervención ante la ocurrencia de un evento, etc.).
Nivel nacional: Está en la estructura del Ministerio
de Salud del país, habitualmente como Dirección de Epidemiología. Recibe la
información de los niveles centrales provinciales, la consolida, analiza y
envía a los organismos internacionales.
Los
criterios de magnitud, gravedad del daño, vulnerabilidad, impacto social,
Reglamento Sanitario Internacional y compromisos internacionales son los considerados
para elaborar la lista de enfermedades a vigilar en cada país, la modalidad y
la periodicidad de la notificación. La modalidad de notificación es la
metodología empleada para el envío del dato: numérica, individualizada, por
búsqueda activa, negativa y estudio de brote. La periodicidad es el tiempo
transcurrido entre la recolección del dato y la remisión: inmediata, semanal. Las
fuentes de datos guardan relación con la información necesaria para el objetivo
de la vigilancia y son de tres tipos: tradicional o básica, especiales y otras.
Las
fuentes tradicionales o básicas incluyen datos de asistencia a personas en establecimientos
de salud (consulta externa, internación, servicios de emergencia o guardia),
informes de laboratorio, estudios de brotes y notificaciones de puestos o
centros centinelas. Las fuentes especiales brindan datos que son el resultado
de investigaciones epidemiológicas de campo/casos clínicos y encuestas.
El
procesamiento, análisis e interpretación de la información sistemática resultan
en acción en los niveles locales, provinciales o nacionales. Los datos de la
vigilancia epidemiológica pueden usarse para identificar epidemias, sugerir
hipótesis de vías de transmisión y agente causal, caracterizar la tendencia de
la enfermedad, evaluar un programa, detectar enfermedades emergentes, entre
otros. Se utilizan como indicadores epidemiológicos las tasas de incidencia,
prevalencia, ataque, ataque secundario, mortalidad, letalidad, etc. lo que
permite la comparación entre períodos semejantes en el mismo lugar y con otras
áreas. Se emplean para demostrar o confirmar la hipótesis, permitiendo hacer
inferencias referidas a las asociaciones causales y medir los riesgos. Los
diseños más utilizados son los de caso-control, es decir, la comparación entre
un grupo de personas afectadas por determinado evento con otro grupo no
afectada pero con similares características de exposición.
En el caso de las
enfermedades transmitidas por alimentos los grupos estarían integrados por los
casos (personas que comieron y enfermaron) y los controles (personas que
consumieron el mismo alimento y no enfermaron). Las medidas más utilizadas son
las de riesgo relativo (RR), odds ratio (OR), riesgo atribuible (RA), así como los análisis de correlación, regresión
y multivariados. En el análisis epidemiológico se consideran la estructura, las
características epidemiológicas y el comportamiento epidémico de una
enfermedad. La estructura epidemiológica es la forma en que interactúan los
factores inherentes al agente causal (físico, químico o biológico), el medio
ambiente y el huésped (hombre) en una población y en un período de tiempo
determinado. Las características epidemiológicas son el resultado de la
estructura epidemiológica y se expresan por la frecuencia y distribución de la
enfermedad en la población. De acuerdo a las características epidemiológicas,
la estructura epidemiológica es dinámica, modificándose según el comportamiento
de la enfermedad en la comunidad.
El
comportamiento epidémico de una enfermedad es la elevación brusca del número de
casos mostrando un exceso en relación a lo esperado. El número de casos que indica
ocurrencia de una epidemia varía según la enfermedad de que se trate y las
características de la población (susceptibilidad, tipo de exposición etc.). Las
epidemias se clasifican según su progresión en el tiempo en:
Explosivas
o de fuente común: Los casos aparecen en rápida sucesión y en un corto período
de tiempo. La epidemia se presenta, alcanza su máxima intensidad y declina.
Sugiere la existencia de una fuente común de transmisión y la exposición
simultánea de las personas, enfermando las susceptibles.
Progresivas:
El aumento del número de casos ocurre de manera más lenta lo cual permite
inferir que la transmisión es persona a persona o por un vector.
En
ondas: Se extienden en el tiempo con períodos de menor actividad pero persisten
las causas que la generan.
Pandemia:
Está extendida geográficamente (por el mundo); por ejemplo, el cólera.
Brote:
Es una forma particular de epidemia en la que dos o más casos están
relacionados entre sí. En general ocurre en un área determinada pero puede ser
extendida. Un ejemplo de brote extendido lo constituye el brote por una
producción industrial de hamburguesa contaminada con Escherichia coli O157:H7
que afectó a cuatro estados lo que pudo demostrarse por la aplicación de la
Electroforesis de campo pulsado en la investigación.
La
determinación del nivel endémico y del canal endémico es de interés para las
distintas enfermedades y resulta de considerar:
La
incidencia (tasa/100.000 habitantes) en el mismo período cuatrisemanal de cada
uno de los años estudiados (mínimo 5 años endémicos) deben ordenarse en forma
creciente.
Se
identifica el valor de la mediana (divide la serie en dos partes iguales).
Se
identifican los valores que corresponden al primer cuartil (o primera cuarta
parte de la distribución) y al tercer cuartil (o tercera cuarta parte de la
distribución).
Los
valores que se encuentran entre los primeros y terceros cuartiles son
considerados como normales (endémicos) y los que exceden el tercer cuartil se
consideran epidémicos. La investigación epidemiológica
de campo es una actividad indispensable en el sistema de vigilancia
epidemiológica y es utilizada en los brotes y epidemias. Estas situaciones
determinan la movilización de equipos especiales que deberán identificar la
causa, la fuente y forma de transmisión y establecer rápidamente las medidas de
control más adecuadas. Frente a la necesidad de dar una respuesta rápida debe
respetarse el rigor científico y técnico en los procedimientos para validar las
medidas de control. La investigación epidemiológica de campo tiene
características particulares. Puede iniciarse sin una hipótesis clara lo cual
requiere el uso de los estudios descriptivos para la formulación de la misma.
La hipótesis es confrontada o puesta a prueba con los estudios analíticos. En
un brote, que requiere el establecimiento de medidas inmediatas para la
protección de la salud, inicialmente se recolectan los datos y se realiza un
análisis preliminar para dar sustento a las acciones inmediatas de control. El
primer objetivo de la investigación de un brote o una epidemia es identificar
la forma de interrumpir la transmisión y prevenir la ocurrencia de nuevos
casos.
La
vigilancia de las enfermedades transmitidas por alimentos (VETA) es el conjunto
de actividades que permite reunir la información indispensable para conocer la
conducta o historia natural de las enfermedades y detectar o prever cambios que
puedan ocurrir debido a alteraciones en los factores condicionantes o
determinantes, con el fin de recomendar oportunamente, sobre bases firmes, las
medidas indicadas y eficientes para su prevención y control. El componente VETA
debe estar incorporado e integrado a los sistemas de vigilancia en salud
pública e implica un trabajo de colaboración entre epidemiólogos, sanitaristas,
médicos clínicos, responsables de programas de alimentos, de los laboratorios y
personal de salud en general, así como otros actores extra-sectoriales
involucrados en la cadena de producción de alimentos.
Las actividades de VETA
deberían estar orientadas por un Comité Técnico Intersectorial de ETA
establecido en todos los niveles: nacional, regional y local, debiéndose
definir las funciones de las entidades participantes según su competencia y
responsabilidad. El sistema de información VETA constituye un subsistema del
Sistema de Vigilancia Nacional del que disponen los países. La vigilancia
comprende las acciones de recolección sistemática de la información pertinente,
producto de la notificación o investigación, consolidación, evaluación e
interpretación de los datos, recomendación de las medidas adecuadas a tomar,
distribución dentro del propio sistema, y difusión pública de la información y
de las recomendaciones generadas. Se deberá priorizar la oportuna difusión
hacia los organismos responsables, que deben decidir y actuar en los diferentes
niveles del sistema de salud. De lo anterior se deduce que el propósito de la
vigilancia es estar en condiciones de recomendar, sobre bases objetivas y
científicas, las medidas a corto o largo plazo, para controlar o prevenir el
problema.
El objetivo operacional de un sistema de vigilancia es definir los
problemas pertinentes de las enfermedades en términos epidemiológicos,
incluyendo emergencias, y evaluar los cambios de tendencia causados por la
naturaleza o el hombre. Uno de los primeros objetivos es definir los grupos de
mayor riesgo dentro de la población, sobre los cuales pueden concentrarse las
acciones de control y prevención. Un estudio comparativo de los grupos de alto
y bajo riesgo puede conducir a una mejor comprensión de la interacción del
huésped, agente y medio ambiente, así como la conducta del huésped y la
asociación de estos factores con la enfermedad. El estudio ecológico y la
vigilancia no pueden quedar limitados únicamente a la observación y registro de
casos, siendo necesario para su realización un equipo multidisciplinario que
incluye: epidemiólogos, veterinarios, clínicos, microbiólogos, bioquímicos,
ecólogos, estadísticos, nutricionistas y profesionales de otras disciplinas. Se
reconoce que ninguna guía o manual de vigilancia puede ser aplicable en todos
los casos y situaciones. El sistema VETA forma parte integrante de los
Programas de Inocuidad, contribuyendo dentro de ellos como sensor del daño que
los alimentos contaminados puedan causar a la salud de la población, y como
evaluador del propio programa que integra.
Un brote constituye la convergencia
del huésped, del agente y de los factores del medio ambiente que pueden estar
presentes. El objetivo de la investigación es, por lo tanto, descubrir cuándo,
dónde y porqué esta convergencia ocurrió y quiénes son los afectados. El
estudio epidemiológico comprende el estudio del huésped, del agente y de los
factores del medio. Si no se produce la convergencia no habrá brote y cualquier
acción que tienda a separarlos provocará la no aparición del brote. La
metodología de la investigación de brote es una de las herramientas
fundamentales en el funcionamiento del subsistema de vigilancia epidemiológica
de las ETA.
Los
resultados de la investigación de brote son de utilidad para el establecimiento
de las medidas de prevención y control, el mantenimiento y/o desarrollo de los
sistemas de análisis de riesgos y puntos críticos de control, el desarrollo de
los laboratorios para el diagnóstico en muestras clínicas y de alimentos, el
desarrollo del trabajo integral e integrado y de la comunicación intra e
intersectorial, el establecimiento o el desarrollo de las estrategias de
vigilancia basadas en la población y la asignación de recursos. Sobre la base
de la información de la existencia de un brote, y con el conocimiento de su
diseminación, se debe realizar la planificación inicial, que tiene como fin
obtener la cooperación entre los servicios involucrados e intercambiar
información inmediata. Esta planificación inicial debe ser realizada en muy
corto tiempo (una hora aproximadamente). Para una mejor comprensión, la
investigación de un brote se desarrolla básicamente en 10 "pasos"
principales y en cada uno de ellos se pueden relacionar uno o más tópicos.
1.-
Determinar la existencia de un brote
2.-
Confirmar el diagnóstico
3.-
Determinar el número de casos
4.-
Organizar la información en términos de tiempo, lugar y persona
5.-
Determinar quiénes están en riesgo de enfermarse
6.-
Hipótesis
7.-
Análisis de los datos
8.-
Medidas de control
9.-
Conclusiones y recomendaciones
10.-
Informe final
El
sistema VETA obtiene, entre uno de sus resultados, la información compilada
sobre aparición y distribución de las ETA y la información detallada sobre los
brotes investigados. Estas actividades permiten identificar áreas, grupos
humanos, establecimientos y alimentos de riesgo, así como también los puntos
críticos para formular las medidas de prevención y control. Esta información
debe ser usada oportunamente, por lo que el sistema debe retro-alimentar sus
fuentes de información formales e informales. El sistema VETA debe informar a
la comunidad en general sobre la situación de las ETA en el país, su impacto en
la salud y sobre las medidas de prevención y control. Los países deben disponer
de medios para la difusión de la información sobre VETA a través de boletines
epidemiológicos (semanal, cuatrimestral), que contengan la información
recopilada y compilada por los diferentes niveles. Estos boletines deben
contener tablas, gráficos de la aparición, distribución e informes de los
brotes de ETA investigados.
Para la información a la comunidad se utilizarán
los medios de comunicación masiva tales como prensa, radio, televisión e,
igualmente, los servicios de promoción social y desarrollo comunitario. Esta
información alimentará el interés por la notificación, motivará a la población
a continuar colaborando y permitirá la difusión de medidas generales de
prevención. Las unidades de comunicación social existentes en las instituciones
coordinadoras de VETA deben integrarse como parte funcional del Sistema.
Formularán los mensajes a ser distribuidos, realizarán su distribución a los
medios de comunicación, y generarán la estrategia de difusión de los datos
técnicos a la población, asegurándose de asesorar a los niveles regionales y
locales en la misma función. El sistema VETA de cada país deberá proporcionar
la información al SIRVETA a fin de difundir el conocimiento, en el ámbito
regional, del impacto de las ETA. La OPS/OMS promoverá y apoyará el desarrollo
y fortalecimiento de los sistemas de información y vigilancia nacionales y
difundirá la información pertinente de las ETA que resulte de la vigilancia en
los países. Es fundamental para la implantación del sistema VETA, la existencia
de laboratorios de diagnóstico para muestras clínicas y de alimentos, como
parte del Sistema.
Por
esta razón, se deberá desarrollar o reformular una red nacional de laboratorios
de salud pública y una red de laboratorios de análisis de alimentos, o una red
integrada de ambas, por medio de normas, implantación de sistemas de
acreditación de laboratorios y de estandarización de procedimientos. Ello
permitirá conocer el grado de desarrollo y de capacidad analítica de los
laboratorios y facilitará la planificación de actividades VETA en forma
integrada y coordinada. Deberán establecerse mecanismos para asegurar en los
niveles locales la implantación de una batería mínima de técnicas de
laboratorio para el aislamiento de agentes etiológicos de los géneros Salmonella,
Shigella, Staphylococcus, Clostridium y E. coli. La especificidad diagnóstica
se asegurará en los niveles intermedios y en los laboratorios de referencia,
donde se dispondrá de técnicas para serotipificar, determinar la resistencia de
dichos agentes y otros trazadores epidemiológicos.
Algunos laboratorios
seleccionados también deben tener incorporada la tecnología para la detección
de residuos químicos y biológicos (plaguicidas, metales pesados, micotoxinas,
anabólicos, medicamentos de uso veterinario, aditivos y otros contaminantes),
pero todos los laboratorios deberán tener una participación activa en la
estandarización de técnicas y procedimientos, así como en el desarrollo de
nuevos métodos de diagnóstico. Debe publicarse un catastro de la red para identificar
la capacidad analítica, los técnicos especializados y los responsables de cada
técnica y de su dirección. El laboratorio clínico interviene en las
investigaciones de brotes de ETA, en la toma de muestras de los especímenes
clínicos y en la realización oportuna de los diagnósticos apropiados para
identificar el agente causal en las muestras clínicas. Aparte del aislamiento
de bacterias patógenas comunes en muestras clínicas, es necesario una
clasificación adicional en tipos/subtipos para demostrar la relación
epidemiológica con cepas aisladas de alimentos y animales. En regiones donde la marea roja, la ciguatera y otras
intoxicaciones por productos marinos constituyen un riesgo, se debe promover la
integración de una red de vigilancia de estas entidades nosológicas y un
laboratorio de referencia. La OPS-OMS movilizará recursos para la cooperación
técnica en servicios de referencia y de transferencia de tecnología,
estandarización de técnicas analíticas y capacitación de personal en lo
referente a las ETA. Con el sistema VETA implantado y consolidado en corto
tiempo se dispondrá de información y de hipótesis que permitan realizar
estudios epidemiológicos más amplios.
La
supervisión debe estar claramente sistematizada, disponer de una metodología
adecuada y de objetivos distintos a los de la fiscalización tradicional. Debe
realizarse durante las encuestas, la recolección de muestras y otras acciones
de investigación en el terreno, pues su principal función es desarrollar en el
personal la educación continua y en servicio. Es una condición fundamental la
financiación adecuada, oportuna y suficiente de las actividades de vigilancia
en ETA que, por su naturaleza, es responsabilidad del estado. Los adelantos técnicos que se producen
en este campo hacen imprescindible la actualización permanente. La educación en
inocuidad de alimentos es fundamental y tiene como objetivo la prevención de
las ETA para despertar en la población la conciencia de los cambios, los
derechos y deberes de colaboración y participación; así como la modificación en
los hábitos de manipulación y consumo de alimentos. Con este fin se deben
divulgar los propósitos y el alcance de VETA para obtener la participación
activa de la población. La mejor manera de propiciar cambios de comportamiento
en la familia es a través de los niños en edad escolar.
Por ésta razón es
recomendable la formación de los docentes en temas sobre inocuidad de alimentos
y la inclusión del tema en las actividades cotidianas de la escuela. la
evaluación del sistema, consiste en medir y formular un juicio acerca del
funcionamiento, permitiendo conocer el problema y dirigir las acciones para
reorientar el trabajo. Se evalúan básicamente los aspectos epidemiológicos,
gerenciales y las medidas de control. El
suministro de alimentos suficientes e inocuos es decisivo para el crecimiento y
desarrollo normales y para mantener la salud a lo largo de toda la vida. Aunque
resulta difícil estimar la verdadera incidencia mundial de las enfermedades
transmitidas por los alimentos, es evidente que muchas personas caen enfermas y
mueren por haber ingerido alimentos no aptos para el consumo. La vigilancia de
las enfermedades de transmisión alimentaria es un instrumento importante para
mantener la inocuidad del suministro de productos alimenticios. Es un
instrumento valioso para la estimación de la carga de dichas enfermedades, la
determinación de las prioridades en materia de salud pública, la evaluación de
los programas de prevención y lucha contra las enfermedades y la determinación
del costo relativo de las medidas de lucha.
Los países presentan diferencias en sus sistemas de
salud pública, dando lugar a una amplia variación entre los sistemas nacionales
de vigilancia, incluidos los relativos a las enfermedades transmitidas por los
alimentos. En particular, en muchos países los sistemas de vigilancia de las
enfermedades no se concentran necesariamente en las de transmisión alimentaria.
En los sistemas nacionales de vigilancia hay diversos niveles de intensidad y
coordinación. La vigilancia puede ser activa o pasiva, general o
"centinela", continua o intermitente, no articulada o integrada. En
general, la intensidad de la vigilancia es un producto de factores sociales (es
decir, la prioridad de la enfermedad, los efectos en la sociedad), prácticos
(es decir, la disponibilidad de conocimientos epidemiológicos) y financieros.
Los principales objetivos de la vigilancia de los alimentos son la detección de
la contaminación, la evaluación de las intervenciones de control y el
seguimiento de los progresos hacia un objetivo de control y la obtención de
resultados del programa.
Muchos de estos sistemas de vigilancia ya
existentes tienen capacidad para detectar grupos de enfermedades transmitidas
por los alimentos, siempre que sean suficientemente grandes y los efectos
suficientemente graves para inducir a la población a solicitar atención médica.
Sin embargo, estos sistemas se concentran en las enfermedades transmisibles y
su capacidad para detectar e investigar las transmitidas por los alimentos con
rapidez puede ser limitada. Algunos Estados Miembros ya mantienen sistemas de
vigilancia para detectar e investigar las enfermedades transmitidas por los
alimentos ocasionadas por los patógenos presentes en ellos. En muchos casos
estos sistemas son pasivos y se basan en la notificación de los laboratorios o
los médicos. El análisis estadístico de la información procedente de tales
sistemas puede poner de manifiesto un agrupamiento poco habitual de
enfermedades en determinados momentos o zonas geográficas en comparación con
los valores de referencia.
Algunos países mantienen sistemas de vigilancia activa de las
enfermedades de transmisión alimentaria para determinar con mayor exactitud la
carga de morbilidad debida a los patógenos presentes en los productos
alimenticios. Inglaterra, los Países Bajos y los Estados Unidos fueron de los
primeros países que realizaron estudios especiales para conocer la carga de morbilidad
atribuible a los patógenos transmitidos por los alimentos. Después de esta
"primera generación" de estudios, varios otros países, entre ellos
Australia, el Canadá e Irlanda, pusieron en marcha estudios parecidos. La mayoría de los programas nacionales de vigilancia
encaminados a garantizar que los alimentos no contengan niveles inaceptables de
contaminantes están concebidos para medir determinados contaminantes químicos
en diversas materias primas agropecuarias. Dado que la preocupación en relación
con la contaminación química son las enfermedades crónicas y no las agudas, la
vigilancia de los contaminantes químicos se concentra en garantizar que la
concentración de contaminantes esté por debajo de un límite máximo admisible
previamente determinado más que en vincular la concentración de contaminantes
con una enfermedad aguda.
Cuando los contaminantes químicos están por debajo
del nivel máximo admisible, se puede asegurar a los consumidores que el
producto se ha obtenido de acuerdo con buenas prácticas agrícolas y que su
exposición al contaminante químico estará por debajo del nivel de ingesta
diaria admisible establecido. Debido al carácter internacional de los viajes y
el comercio, la inocuidad de los alimentos se ha convertido cada vez más en una
cuestión de alcance mundial. Se han registrado numerosos casos documentados de
alimentos contaminados de un país que han tenido efectos importantes en la salud
en otras partes del mundo. Si se considera el comercio mundial masivo de
alimentos y piensos junto con otros factores que afectan al suministro mundial
de productos alimenticios y su inocuidad, como el crecimiento demográfico, la
pobreza y los acontecimientos climáticos y sociales adversos, se pone de
manifiesto la necesidad de una estrategia coordinada a nivel mundial para
combatir las enfermedades transmitidas por los alimentos. La mejor manera de
afrontar los motivos de preocupación debidos a la propagación mundial de dichas
enfermedades es mediante sistemas enérgicos de vigilancia, un compromiso renovado
en relación con la salud pública y asociaciones internacionales sólidas que
fortalezcan las actividades nacionales de prevención y lucha contra las
enfermedades de transmisión alimentaria.
Uno de los programas mundiales
destinados a fortalecer la vigilancia de las enfermedades transmitidas por los
alimentos es el "Global Salm-Surv". Se trata de un sistema de
vigilancia basado en el laboratorio que funciona desde enero de 2000. Consiste
en una red de instituciones y personas que se ocupan de la vigilancia de
Salmonella, la determinación de serotipos y el análisis de la resistencia
antimicrobiana. Este programa, puesto en marcha por la OMS, el Laboratorio
Danés de Veterinaria y los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades y que ahora también cuenta con el respaldo del Instituto Pasteur,
la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, el
Departamento de Salud del Canadá y la Universidad de Wageningen, se esfuerza
por reducir la carga mundial de morbilidad de transmisión alimentaria
intensificando la vigilancia y las actividades de respuesta en los ámbitos
nacional y regional.
El sistema externo de garantía de la calidad del Global
Salm-Surv de la OMS es un paso importante hacia la mejora de la calidad en la
determinación de serotipos de Salmonella y el análisis de la susceptibilidad
antimicrobiana en todo el mundo. La OMS también vigila la presencia de
contaminantes químicos en los alimentos y realiza evaluaciones de la exposición
a ellos. El Sistema Mundial de Vigilancia del Medio Ambiente/Programa de
Vigilancia y Evaluación de la Contaminación de los Alimentos
(SIMUVIMA/Alimentos) suministra información sobre la concentración de
contaminantes químicos en los productos alimenticios, su contribución a la
exposición humana total y su importancia para la salud pública y el comercio.
El SIMUVIMA/Alimentos proporciona datos de referencia de contaminantes químicos
en los alimentos que pueden utilizarse para evaluar la contaminación. El
programa es un componente importante de la evaluación mundial del riesgo de los
productos químicos en los alimentos y proporciona evaluaciones de la exposición
que forman parte de la base para el establecimiento de normas nacionales e
internacionales sobre la inocuidad de los alimentos.
La detección precoz de las enfermedades de
transmisión alimentaria y la intervención inmediata en la salud pública no sólo
pueden limitar el número de casos de enfermedad y fallecimiento, sino también
reducir los efectos negativos en los viajes y el comercio internacionales. La vigilancia y respuesta mundiales frente a las
enfermedades transmitidas por los alimentos es un elemento decisivo para
mantener la salud pública y facilitar el comercio de alimentos, plantas, animales
y productos de origen animal. La OMS, junto con la FAO, está aumentando ahora
su capacidad para responder a las situaciones de urgencia debidas a
enfermedades transmitidas por los alimentos mediante el establecimiento de una
Red Internacional de Autoridades de Inocuidad de los Alimentos (INFOSAN), que
es una red de difusión de información importante acerca de los problemas
mundiales relativos a la inocuidad de los productos alimenticios. Muchos países cuentan con sistemas de vigilancia bien organizados y
establecidos para la detección en los alimentos y el medio ambiente de
contaminantes químicos como las dioxinas, los bifenilos policlorados, los
metales pesados y los residuos de plaguicidas y medicamentos veterinarios.
La contaminación dolosa intencional de los alimentos
no constituye una amenaza nueva. Sin embargo, la centralización de la
producción de alimentos y su amplia distribución aumentan los posibles efectos
de la contaminación intencional para la salud pública. Los posibles efectos en
la salud humana de un sabotaje deliberado de los alimentos se pueden estimar
por extrapolación de los numerosos ejemplos documentados de brotes accidentales
de enfermedades de transmisión alimentaria. Entre los mayores y mejor
documentados incidentes está un brote en 1985 de una infección por S.
typhimurium que afectó a 170 000 personas, ocasionado por la contaminación de
la leche pasteurizada de una central lechera en los Estados Unidos de América.
Un brote de hepatitis A asociado con el consumo de almejas en Shanghai, China,
en 1991 afectó a cerca de 300 000 personas y tal vez sea el mayor incidente de
una enfermedad transmitida por los alimentos en toda la historia. El número de
personas afectadas por un incidente de contaminación intencional es probable
que sea considerablemente mayor. En 2002, la OMS publicó un informe sobre las
amenazas terroristas en los alimentos, con orientaciones para el establecimiento
y fortalecimiento de sistemas de prevención y respuesta.
Las organizaciones internacionales han
desempeñado una función importante en el fomento de la integración de la
vigilancia de la inocuidad de los alimentos a nivel nacional e internacional. La
OMS y la FAO tienen que desempeñar funciones de una importancia decisiva en
relación con la inocuidad de los alimentos a nivel internacional. La OMS, en
muchos casos en colaboración directa con la FAO, se ocupa de aplicar el
Reglamento Sanitario Internacional, coordinar las redes de vigilancia de las
enfermedades en todo el mundo y coordinar las respuestas internacionales a las
enfermedades transmisibles. La FAO y la OMS colaboran en la evaluación de los
riesgos para la salud asociados con los agentes químicos y biológicos y los
materiales radionucleares y de las posibilidades de atenuar tales riesgos,
además de respaldar la organización de una infraestructura para la inocuidad de
los alimentos en los Estados Miembros.
La industria alimentaria es responsable de la calidad
e inocuidad de sus productos y es, por consiguiente, una importante parte directamente
interesada en la inocuidad de los alimentos. El seguimiento de la producción
puede efectuarse, por ejemplo, mediante programas de certificación, planes de
control de procesos o por conducto de programas de control basados en el
sistema de HACCP (Análisis de riesgos y de los puntos críticos de control).
Estas actividades de control dan lugar a la producción de datos que pueden
contribuir de manera significativa en los programas nacionales de vigilancia.
Asimismo, en el ámbito de las investigaciones sobre brotes, puede necesitarse
un muestreo adicional para rastrear las infecciones humanas hasta el punto de
la cadena de la producción alimentaria en que se produce la contaminación. Así
pues, es indispensable que haya una estrecha cooperación entre el sector
público y el sector privado.
La integración de todos los datos de
vigilancia "desde la explotación agrícola hasta la mesa" en un
análisis coherente, y su sucesiva interpretación, pueden ser tarea de una
dependencia especializada de investigación multidisciplinaria, que mantenga
informados a los órganos de coordinación o comités directivos pertinentes. La
evaluación por parte de estos comités podrá dar lugar después a la adopción de
medidas coordinadas. La comunicación entre los principales interesados puede
mantenerse durante reuniones periódicas y mediante contactos directos no
oficiales entre quienes ocupan puestos de importancia en los servicios
veterinarios y de salud pública. La colaboración consiste sobre todo en
mantener un intercambio regular de datos y en participar en la investigación
sobre brotes y la adopción de medidas, aunque en lo que respecta a ciertas enfermedades
transmitidas por los alimentos pueden necesitarse informaciones específicas,
que requieran sistemas especializados, puede existir la posibilidad de crear
sinergias y compartir los recursos disponibles.
"SOMOS
LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN
HABITO"
ARISTOTELES
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