Las Enfermedades transmitidas por los alimentos (Parte 10)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”,
“Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con
diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo
le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese
alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo
que usted sufrió fue una Enfermedad Transmitida por los Alimentos (ETA)
LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Parte 9)
Fasciolasis o Distomatosis (CIE-10 b 66.3)
Esta parasitosis llamada también Distomatosis Hepática, es una zoonosis
común en animales herbívoros, y menos frecuente como enfermedad humana. Es una
zoonosis de interés creciente en medicina veterinaria por su impacto económico
en la industria (ganado bovino, ovino y caprino). Fasciola hepática es un
trematodo digenético con forma de hoja (parte anterior cónica y posterior
ensanchada). Tiene un ciclo biológico complejo, los animales herbívoros y
el hombre son los huéspedes definitivos y el caracol del género Limnaea es el
huésped intermediario. El hombre se infecta accidentalmente. Es un parásito
aplanado en forma de hoja, de apariencia carnosa y color café claro, con
extremo anterior saliente en forma de cono. Mide aproximadamente de 2 a 3 cm de
largo por 1 cm de ancho y en la parte anterior presenta dos ventosas. Son
hermafroditas y los órganos genitales masculino y femenino (vitelaria),
están muy desarrollados, ramificados y poseen un orificio o poro genital cercano
a la ventosa ventral. El aparato digestivo consiste en faringe, esófago y
el ciego dividido en dos tubos ramificados. Fasciola gigantica es más larga que
F. hepática y se encuentra en África y Asia, con menor prevalencia que
ésta. Los huevos son ovalados y con un opérculo o tapa en uno de sus extremos,
miden aproximadamente 150 micras en su longitud mayor. Tienen color café debido
a la pigmentación biliar.
Los parásitos adultos se localizan en los conductos
biliares de los animales y del hombre. Los huevos salen al intestino con la
bilis y son eliminados en las materias fecales. Para embrionar es indispensable
que caigan al agua dulce, en la cual dan origen a la primera forma larvaria que
sale a través del opérculo. Este es el miracidio ciliado que nada libremente en
el agua e invade un caracol del género Lymnaea en el cual se reproduce y forma
esporoquistes, redias y cercarias, estas últimas tienen cuerpo redondeado y
cola no bifurcada, abandonan el caracol, nadan en el agua para buscar plantas a
las que se adhieren y se transforman en metacercarias de aproximadamente 0.5
mm, redondeadas y cubiertas de una membrana gruesa. Estas metacercarias se
encuentran dentro del tejido vegetal, de modo que no son eliminadas con el
lavado de las plantas parasitadas. Los huéspedes definitivos se infectan al
ingerir estas plantas contaminadas, de las cuales los berros comestibles son la
principal fuente de infección humana. En el intestino delgado se libera el
parásito inmaduro, que atraviesa la pared intestinal, el peritoneo y la cápsula
hepática, para luego buscar los canales biliares en donde se desarrolla a
adulto en 3 a 4 meses. Se estima que 2 millones de personas están infectadas
principalmente en zonas de cría de ganado ovino.
En la sub región
Latinoamericana los países afectados son Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Perú y
Argentina (en particular, las provincias de Córdoba, Mendoza y San Luis). Los
hervíboros y el hombre eliminan en las heces los huevos (70 % de viabilidad)
que maduran en el agua y en 1-2 semanas liberan larvas móviles o miracidios que
nadan rápidamente y en 8-24 horas debe hallar un caracol pequeño del género
Limnae, penetra por los tentáculos o pie del caracol y en el pulmón se
transforma en el segundo estadío larval que con temperatura adecuada (9-26ºC)
evoluciona al tercer estadío o redia que migra al hepatopáncreas del caracol y
da lugar al cuarto estadío larval o cercarias. Las cercarias abandonan el
caracol, se desplazan en el agua, se adhieren a las plantas y se enquistan
(quinto estadío larvario o metacercaria). Los animales o el hombre ingieren los
vegetales (berro, perejil, menta, etc.) contaminados.
La patología de la
fasciolosis se puede dividir en 3 etapas de acuerdo a la localización de los
parásitos. La primera corresponde a la invasión con lesiones en intestino,
peritoneo e hígado, en los cuales produce inflamación y pequeños abscesos con
eosinófilos. Las metacercarias ingeridas se transforman en el intestino en
fasciolómulos que atraviesan la pared y se desplazan por el peritoneo, perforan
la cápsula de Glisson y se movilizan por el parénquima hepático hasta su
ubicación definitiva en los conductos biliares. La segunda fase latente,
corresponde a la llegada y crecimiento de los parásitos jóvenes del hígado, la
cual dura meses o años. Puede pasar clínicamente desapercibida, pues apenas se
está iniciando la fibrosis y la obstrucción y siempre se acompaña de elevada
eosinofilia circulante. La tercera u obstructiva, corresponde al
establecimiento de los parásitos en los conductos biliares intrahepáticos; hay
inflamación, abscesos, hiperplasia celular, hepatomegalia y finalmente
fibrosis.
Pueden presentarse localizaciones erráticas que son menos frecuentes;
éstas incluyen vesícula biliar, colédoco, peritoneo, pulmón, tejido subcutáneo,
etc; en estas circunstancias la patología consiste en nódulos de 5 a 20 mm y
lesiones producidas por la migración con inflamación y fibrosis. El período de
incubación dura de 6-16 semanas. En la fase aguda o invasiva (migración
larvaria en el peritoneo e hígado) las manifestaciones clínicas son: dolor
abdominal generalizado o localizado en el hipocondrio derecho, fiebre
intermitente, malestar general, pérdida de peso, urticaria, tos, disnea, dolor
torácico, cambio de hábitos intestinales, náuseas, hiporexia. Puede haber
hepatomegalia y aumento de las enzimas hepáticas. La eosinofilia es constante y
puede haber anemia. Los síntomas se prolongan 2-4 meses. En la fase latente
(migración de las larvas a la vía biliar). En la fase obstructiva la
obstrucción biliar intermitente cursa con dolor epigástrico o en el hipocondrio
derecho, simulando un cólico biliar o una colecistitis, ictericia, intolerancia
a las grasas, náuseas.
La litiasis biliar o del colédoco es una secuela común.
Un buen número de pacientes son asintomáticos y corresponden a infecciones con
pocos parásitos. La sintomatología se inicia con una fase aguda o invasiva
caracterizada por un síndrome febril acompañado de hepatomegalia dolorosa y
elevada eosinofilia. Puede presentarse urticaria y síntomas digestivos. La
segunda fase o latente puede ser asintomática mientras llegan los parásitos a
los conductos biliares y la tercera u obstructiva sucede cuando la enfermedad
se establece, el dolor hepático es más acentuado y de tipo cólico biliar muy
similar a colecistitis. En casos graves hay anorexia, pérdida de peso, fiebre
persistente, reacciones alérgicas e ictericia por obstrucción. En algunos casos
los pacientes consultan por cuadros clínicos de obstrucción biliar, empiema o
abscesos, los cuales pueden requerir intervención quirúrgica y dan lugar al
diagnóstico etiológico por el hallazgo del parásito. Por métodos auxiliares: en
la fase aguda, eosinofilia y hallazgos en la ultrasonografía hepática y
abdominal (múltiples lesiones hipodensas), por laparoscopía se observan nódulos
en la cápsula hepática, por serología (ELISA de captura; Fast-ELISA,
sensibilidad 95-100 % y especificidad 98 %; ELISA sándwich, sensibilidad 97 % y
especificidad 100 %). En la fase crónica la identificación de los huevos en
muestras seriadas de material fecal por cuanto la eliminación es baja. Si se
practica cirugía de la vía biliar, se remueven los parásitos adultos. El modo
más frecuente de establecer el diagnóstico etiológico es por el hallazgo de los
huevos en la bilis, contenido duodenal o materias fecales.
Existen diagnósticos
falsos positivos cuando se encuentran huevos al coprológico, en pacientes que
han ingerido hígado crudo o mal cocido, con parásitos; en estos casos el hombre
no sufre la infección sino que elimina los huevos ingeridos. Hay aumento de
leucocitos y elevada eosinofilia. Las pruebas hepáticas, como las
transaminasas, pueden estar aumentadas. Los parásitos adultos se encuentran en
el acto quirúrgico y su identificación confirma la parasitosis. En el
diagnóstico de la enfermedad son útiles los estudios radiológicos, pruebas
hepáticas, el leucograma, etc., así como pruebas inmunológicas, tales como
contrainmunoelectroforesis, ELISA, hemaglutinación indirecta y reacciones de
precipitación. Recientemente se han utilizado pruebas más modernas como
identificación de antígenos y de complejos inmunes circulantes. La fasciolosis
en una enfermedad de mayor importancia veterinaria que humana, principalmente
en ganado vacuno y ovino, aunque también afecta caballos, cerdos, conejos, etc.
En América Latina la parasitosis humana ha sido descrita principalmente en
Chile y Argentina. Debido al mecanismo de infección al ingerir berros, como
verduras para consumo humano, pueden existir brotes familiares. Las medidas de
prevención consisten en evitar el consumo de plantas acuáticas que se utilizan
crudas para la alimentación y en el control de los caracoles que actúan como
huéspedes intermediarios, mediante moluscocidas. Tratamiento: Bithionol (de
elección) en dosis de 30-50 mg/kg/día en tres tomas en días alternos y durante
10-15 días. Triclabendazol en dosis única de 10-12 mg/kg/día uno o dos días.
Hidatidosis o Equinococosis (CIE-10 b67.0 - b67.4)
Esta infección es conocida desde antiguo, fue descrita por Hipócrates.
Es una zoonosis, enfermedad producida en los animales y en el hombre por las
formas larvarias (metacéstodos.) de varios géneros del céstodo Echinococcus
cuyo ciclo de vida comprende dos hospedadores: uno carnívoro (definitivo), con
los parásitos adultos en el intestino y uno herbívoro u omnívoro
(intermediario), que presenta las formas larvarias en los tejidos. El hombre
está dentro de este último grupo, como hospedador accidental. Los adultos de
Echinococcus viven en el intestino delgado de los huéspedes definitivos,
principalmente miembros de las familias Canidae y Felidae, con infecciones
múltiples, en general bien toleradas por estos animales. Tienen escólex con 4
ventosas y doble corona de ganchos y dos a 5 proglótides. Miden de 2 a 10 mm de
longitud y pueden diferenciarse por varias características morfológicas. Los
huevos son liberados del proglótide final o grávido en el intestino y
eliminados en las materias fecales. Su morfología es igual a los huevos de
Taenia. Existen 3 especies de Echinococcus que producen más frecuentemente
enfermedad humana, E. granulosus, E. multilocularis y E. vogeli cuyos quistes
hidatídicos dan origen a 3 enfermedades con huéspedes diferentes, distinta
distribución geográfica y formas clínicas propias. Existe una cuarta especie en
el trópico americano, llamada E. oligarthrus, cuyo huésped definitivo es el
gato salvaje, del cual se conoce únicamente tres casos de infestacion humana.
Tiene
distribución mundial y es una enfermedad endémica, particularmente de las
poblaciones rurales, dedicadas a la cría de ovinos, bovinos y equinos. La tasa
de incidencia/100.000 habitantes es de 8 en Chile, 5 en Uruguay y 1,4 en
Argentina (Neuquén es la provincia con mayor incidencia, 20-88). La etnia
quechua en Perú tiene una alta incidencia. En los Estados Unidos se han identificado
casos en varios Estados (Nuevo México, Arizona, Utah, California, etc.). El 7,3
% de los vacunos (n=3.662.000) y el 12,3 % de los ovinos (n=913.000) faenados e
inspeccionados por el Servicio Nacional de Salud Animal de Argentina tenían
hidatidosis en el período 1988-1992. La transmisión se realiza en forma directa
por las manos contaminadas con huevos que se llevan a la boca luego del
contacto con perros y en forma indirecta por los alimentos y el agua
contaminados. Un perro parasitado puede alojar hasta 40.000 cestodos y cada uno
elimina alrededor de 500 huevos/semana.
Hidatidosis quística o unilocular: Es la más común y
presenta la distribución geográfica más amplia. Es producida por larvas de E.
granulosus, cuyos huéspedes definitivos principales son perros domésticos y
salvajes. Los huéspedes intermediarios naturales son ungulados, principalmente
ovejas. Predomina en regiones donde los perros son utilizados para ayudar con
los rebaños de animales ovinos. Es un quiste con una sola cavidad, que puede
ser único o múltiple, redondo u ovalado, de tamaño variable según el tiempo de
evolución. Los quistes de muchos años pueden medir 20 cm de diámetro o más.
Poseen
tres membranas: una externa o adventicia, producida por el huésped, de tipo
granulomatoso, que permite el desprendimiento fácil del quiste y dos membranas
producidas por el parásito, una mediana o laminada que actúa como soporte,
acelular, de pocos milímetros y una interna o germinativa de 20 micras de
espesor, que da origen a formas reproductivas asexuadas, llamadas vesículas
prolígeras. Estas son inicialmente muy pequeñas, crecen y forman en su interior
muchos escólices, llamados protoescólices que miden de 100 a 200 micras, tienen
ventosas y ganchos y generalmente están invaginados. Las vesículas prolígeras,
los quistes hijos y protoescólices sueltos, forman un granulado que puede
observarse macroscópicamente en el interior del quiste, el cual se ha llamado
arena hidatídica. Los quistes son de crecimiento muy lento y pueden llegar a
contener varios litros de líquido y miles de protoescólices.
Hidatidosis alveolar o multilocular: Le sigue en
frecuencia a la unilocular y está distribuida en la zona norte del hemisferio
(región holoártica). Es producida por E. muitilocularis, cuyos huéspedes definitivos
principales son zorros, aunque también pueden ser perros y gatos. Los huéspedes
intermediarios son roedores. Las formas larvarias son quistes múltiples en
racimo, infiltrativos, con bordes indefinidos que invaden los tejidos de manera
similar al cáncer. Se presenta principalmente en el hígado, pulmón y cerebro.
Hidatidosis poliquística: Es la de más reciente descripción en
el trópico americano (región neotropical). Es producida por E. vogeli, un
parásito de animales selváticos carnívoros, principalmente el perro de monte o
zorro guache (Speothus venáticus), otros cánidos selváticos y el perro
doméstico. El quiste es múltiple e infiltrativo como el multilocular, con invasión
de tipo neoplásico a las visceras. El estudio microscópico muestra los ganchos,
las membranas con vesículas prolígeras y protoescólices que hacen parte de la
arena hidatídica. El hombre adquiere la hidatidosis por la ingestión de huevos
de Echinococcus presentes en alimentos, agua, manos u otras fuentes
contaminadas con materias fecales de los huéspedes definitivos. En el intestino
delgado se liberan las larvas, penetran la pared para buscar la circulación
porta y localizarse en hígado, pulmón y otros órganos. En el lugar donde se
establecen, crecen lentamente hasta formar quistes, que pueden alcanzar gran
tamaño. Los huéspedes definitivos se infectan al comer vísceras crudas que
contengan los quistes.
Cuando esto sucede, los protoescólices se desarrollan a
parásitos adultos en el intestino delgado, se adhieren a la mucosa y producen
huevos que son eliminados con las materias fecales. La infección con parásitos
adultos es múltiple, por lo cual la eliminación de huevos es muy abundante. En
el hombre la localización más frecuente de los quistes es hígado y pulmón.
Otras localizaciones son: cavidad abdominal, sistema nervioso, riñones, bazo,
músculos, huesos, etc. La patología que causa el quiste intacto es por
compresión, desplazamiento o por ocupación de espacio, lo cual sucede de manera
lenta y progresiva. Cuando hay ruptura, se presentan complicaciones severas
debidas a reacciones de hipersensibilidad o implantaciones de múltiples
quistes. Los quistes muertos y de larga evolución, tienden a calcificarse.
La
ruptura de un quiste desencadena reacciones irritativas de hipersensibilidad y
aun choque anafiláctico que puede ser fatal. Además se producen implantaciones
múltiples que dan origen a hidatidosis secundarias, principalmente en
peritoneo, pleura y pulmón. En cualquiera de sus localizaciones, el quiste se
puede infectar secundariamente y formar un absceso, en cuyo caso la
sintomatología se agrava y aparece fiebre y leucocitosis. El diagnóstico
clínico diferencial debe hacerse principalmente con las enfermedades tumorales
que afectan hígado y pulmón. Secundariamente con lesiones en cualquier otro
órgano que produzcan patología por compresión, o que se manifiesten por una
masa de tipo tumoral. En los exámenes corrientes de laboratorio puede
observarse únicamente la eosinofilia, que es común a otras parasitosis. La
observación de los quistes por laparoscopia, laparotomía u otros procedimientos
usuales, permite presumir el diagnóstico con mayor certeza. El diagnóstico se
completa con pruebas de laboratorio que se pueden dividir en inmunológicas,
radiológicas y parasitológicas.
Pruebas inmunológicas: a) reacción de
hipersensibilidad tardía, que se conoce como prueba de Casoni. en la cual se
inyecta intradérmicamente antígeno obtenido del líquido de los quistes; b)
reacciones serológicas: inmunoelectroforesis, ELISA, hemaglutinación indirecta
y prueba de látex. La primera es de gran valor diagnóstico cuando se logra
demostrar la presencia del arco 5, descrito por Caprón. Las dos pruebas más
utilizadas son inmunoelectroforesis y ELISA, que presentan 100% de
especificidad. Se ha ideado un microelisa que es rápida y de bajo costo.
También se utiliza el inmunoblot con antígenos purificados. Uno de estos
antígenos obtenido de E. vogeli. permite diferenciarlo de E. granulosas.
Métodos
radiológicos: La radiografía simple puede demostrar la lesión y es más
utilizada en las localizaciones pulmonares. La ecografía. la escanosrafía y la
resonancia magnética son los mejores métodos diagnósticos. Las formas
poliquísticas se observan como zonas de menor densidad, múltiples, de tipo
invasivo y con calcificaciones. El diagnóstico por imágenes es fundamental
(radiografía, ultrasonografía, tomografía axial computada, resonancia magnética
nuclear) permiten definir con precision la lesión y sus características. Las
técnicas serológicas son ELISA, HAI, inmunodifusión (arco 5), inmunoblot. Un
estudio serológico negativo no descarta la infección.
Diagnóstico
parasitológico: Se hace al observar cualquiera de los componentes del quiste a
simple vista y al microscopio. Este diagnóstico se puede hacer de material
eliminado espontáneamente u obtenido en cirugía o autopsia, pero nunca se debe
puncionar el quiste mientras no sea removido del paciente por el grave peligro
de desencadenar una reacción anafiláctica. El diagnóstico macroscópico de las
formas poliquísticas es más difícil que el de las uniloculares, debido a que
presentan una apariencia tumoral. El diagnóstico microscópico en preparaciones
teñidas por hematoxilina-eosina y PAS, se hace por la morfología del tejido, la
presencia de protoescólices y las características de los ganchos, con forma y
proporción de medidas de las distintas partes. Estas medidas se obtienen mejor
de ganchos completos sin colorear, obtenidos del líquido vesicular o por compresión
del quiste. Otras anormalidades en exámenes de laboratorio encontradas
frecuentemente son: aumento de las transaminasas y de las fosfatasas alcalinas,
hipergammaglobulinemia (muy alta en las formas poliquísticas) y eosinofilia.
La
hidatidosis unilocular por E. granulosus está presente en zonas de Asia, Africa
y Australia y en América del Sur, principalmente Argentina, Uruguay, Chile,
Perú y sur del Brasil. El hombre se infecta al ingerir huevos del parásito
eliminados en las heces fecales de los perros infectados. Estos a su vez se han
contaminado al ingerir vísceras crudas de ovejas, que son los principales
huéspedes intermediarios. Estos animales, que viven en íntimo contacto con
perros pastores, se infectan al ingerir huevos del pasto donde han caído las
materias fecales de los perros. Los huevos son muy resistentes a las
condiciones ambientales y pueden ser transportados a distancia por el viento.
En los países nórdicos del mundo se han encontrado cepas selváticas de E.
granulosus. que tienen su ciclo entre carnívoros y herbívoros salvajes. La hidatidosis
alveolar por E. multilocularis predomina entre los esquimales y al norte de
Europa y Asia. Los principales huéspedes definitivos son los zorros, aunque
también se encuentra en perros y gatos. Los huéspedes intermediarios son
diferentes roedores. Las personas más expuestas a la infección son cazadoras y
aquellas dedicadas al trabajo con pieles de zorro. La prevención se realiza con
cuidados higiénicos en el hombre, evitando alimentar los perros con
vísceras crudas que tengan hidatidosis y tratándolos con praziquantel para
curar la equinococosis intestinal. Es básico el desarrollo de la educación para
la salud en las comunidades expuestas:
· Evitar la exposición ambiental a
heces de perros, el consumo de vísceras crudas por los perros.
· Realizar el faenamiento en
condiciones adecuadas con supervisión sanitaria.
· Incinerar o enterrar las vísceras.
· Reducir el número de perros y
desparasitarlos periódicamente.
· Lavar cuidadosamente las manos.
La extirpación quirúrgica es el método más eficiente en la forma
unilocular. Para ello se han ideado técnicas especiales que permiten la
extirpación del quiste intacto, para evitar su ruptura, en cuyo caso se pueden
originar reacciones anafilácticas y siembras de la hidatidosis. En los casos
alveolares y poliquísticos la cirugía es más difícil o es impracticable por las
características invasivas de la enfermedad. En cualquiera de las 3 formas se
usó con algún éxito el mebendazol, pero en la actualidad la experiencia es
mejor con albendazol, el cual se absorbe en mayor cantidad en el intestino.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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Esa componente horizontal es F cos theta, así que el trabajo que haces, W. https://bibliotheque-du-capucin.com/que-es-el-trabajo-fisico-explicado/
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