Las Enfermedades transmitidas por los alimentos (Última parte)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”, “Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo que usted sufrió fue una Enfermedad Transmitida por los Alimentos (ETA)
LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Última parte)

ALIMENTOS CONTAMINADOS POR PESTICIDAS
Los pesticidas, plaguicidas o fitosanitarios son compuestos químicos que
se añaden a los cultivos para protegerlos frente a las plagas y enfermedades
que los dañan (insectos, roedores, malas hierbas, hongos, parásitos y
bacterias) durante la cosecha o después de la misma. Según la FAO (Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación), actualmente las
plagas y enfermedad arruinan entre un 25-35% de la cosecha mundial, y las malas
hierbas un 10%. Los pesticidas aumentan la producción mundial de alimentos al
proteger contra plagas y enfermedades, mejoran el aspecto de los vegetales,
contribuyen a alargar su vida comercial y protegen al consumidor de algunos
peligros (como la contaminación fúngica). Los residuos de pesticidas son
pequeñas cantidades de pesticidas o sus productos de degradación que permanecen
y se acumulan en los alimentos recolectados o almacenados, de forma que al ser
ingeridos por el ser humano en grandes cantidades pueden afectar a su salud. El
85% de los alimentos no contienen residuos de pesticidas, y los que tienen, se
presentan en cantidades muy bajas seguras para los consumidores. Por ello, la
Comisión Europea ha establecido los Límites Máximos de Residuos (LMR) que son
los máximos niveles de residuos de pesticidas permitidos legalmente en los
alimentos o piensos. Los alimentos que cumplen los LMR se consideran
toxicológicamente aceptables. En la Unión Europea no se pueden utilizar
pesticidas a menos que se haya demostrado científicamente que no produce
efectos perjudiciales en los consumidores, agricultores o terceros, que no
tienen efectos inaceptables en el medio ambiente y que son suficientemente
eficaces.
La evaluación de seguridad de consumidores de cada pesticida la
realiza la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de acuerdo a su
toxicidad, niveles máximos esperados en los alimentos y diversas dietas de los
consumidores europeos. Los residuos de pesticidas se encuentran principalmente
en frutas y verduras. Entre estos grupos, existe una diversidad de alimentos
más sensibles a la presencia de pesticidas: fresas, uvas, melocotones,
albaricoques, nectarinas, lechugas, tomates, berenjenas, espinacas y acelgas.
En los cereales también se encuentran presentes residuos de pesticidas, pero el
secado y tostado reduce considerablemente su contenido en grano. También están
presentes en el agua de bebida y en los forrajes que comen los animales, por lo
que se pueden encontrar en sus productos derivados, carne, leche y huevos.
Existen varios tipos de efectos tóxicos dependiendo de la toxicidad propia de
cada pesticida y a la exposición (dosis de pesticida ingerida y tiempo de
exposición): Intoxicación aguda: Exposición a gran dosis de pesticida en un
momento puntual, lo que sucede, normalmente, por accidente a quienes manipulan
los productos.

Las consecuencias son graves causando trastornos digestivos,
respiratorios, dermatológicos, nerviosos. En cambio, durante una intoxicación
crónica, tendremos dos variantes: Para los profesionales: Exposición continuada
a dosis considerables de pesticidas de las personas que fabrican o administran
los pesticidas en los cultivos dando lugar a efectos reproductivos,
carcinogénicos, mutagénicos, neurotóxicos e inmunosupresores. Para los
consumidores: Exposición a pequeñas dosis de pesticidas de forma prolongada
generando efectos locales (irritación de piel y mucosas) o sistémicos
(alteraciones del sistema hormonal, nervioso, etc.) A menudo, los agricultores
usan varios pesticidas para el mismo cultivo y las combinaciones pueden tener
una toxicidad diferente que cabría esperar de la suma de los pesticidas por
separado, faltando muchas investigaciones al respecto. Por otro lado, los niños
son más susceptibles porque tienen un menor peso corporal y sus órganos están
en desarrollo, por lo que a igual dosis de pesticidas que un adulto, mayor
efecto de su toxicidad. Los productores pueden reducir el uso de los pesticidas
llevando a cabo Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) refiriéndose al uso seguro,
recomendado y autorizado de los pesticidas en cualquier fase de la producción
de los alimentos (plantación, recolección, almacenamiento y transporte).
Aparte
de respetar los plazos de seguridad previos a la cosecha, donde no se pueden
aplicar pesticidas, deben limitar su uso a lo estrictamente necesario para
reducir el riesgo de su toxicidad para la salud humana. Para ello, es necesario
implementar el control integrado de plagas y enfermedades previniendo mediante
una mejor gestión de los cultivos, utilizando alternativas como el uso de
enemigos, depredadores y parásitos naturales de las plagas y utilización de
feromonas y toxinas para su control, rotando los cultivos, entre otras. Debido
a que los pesticidas se acumulan principalmente en el exterior de las frutas y
verduras, se aconseja seguir una serie de recomendaciones en el hogar que
podría eliminar entre un 30-70% de los residuos de pesticidas. Aparte de la
buena limpieza de las frutas y verduras, el cocinado de los alimentos elimina
en gran parte los pesticidas.
Verduras
Desechar las hojas externas de las verduras.
Lavar las verduras antes de cocinarlas.
Consejo importante en el caso de niños, embarazadas o lactantes:
Desechar el caldo de cocción de las verduras, porque puede llevar disueltos
restos de pesticidas.
Lavar las verduras frotándolas o cepillándolas con agua corriente,
caliente y jabonosa durante al menos un minuto, antes de comerlas crudas.
Frutas
Lavar las frutas antes de cocinarlas.
Lavar las frutas frotándolas o cepillándolas con agua corriente,
caliente y jabonosa durante al menos un minuto, antes de comerlas crudas.
Pelar la fruta ocasionalmente. Puede reducir los residuos de pesticidas,
pero también reduce el aporte de fibra y nutrientes.

ORGANOCLORADOS
Las alergias alimentarias afectan a un estimado de 15 millones de
personas en Estados Unidos, incluyendo a uno de cada 13 niños, por lo que
aumentaron en un 50 por ciento solo entre 1997 y 2011. Del mismo modo, en Gran
Bretaña una de cada tres personas es alérgica a algo, ya sea al polen, a los
ácaros del polvo o a los alimentos. Investigaciones
anteriores han encontrado vínculos entre el aumento de las alergias y el
aumento de antibióticos y el uso de productos antimicrobianos. La exposición a
antibióticos a temprana edad aumenta el riesgo de eczema en los niños en un 40
por ciento. Otras investigaciones han mostrado como los alimentos transgénicos
y cómo el uso del herbicida agrícola Glifosato, destruye las bacterias del
intestino, promoviendo así la alergia. Las bacterias intestinales comunes
llamadas Clostridios ayudan específicamente a prevenir la sensibilización a los
alérgenos alimentarios. En resumen, al destruir las bacterias intestinales y al
alterar su microbioma, los productos químicos agrícolas, como el glifosato
pueden desempeñar un papel significativo en la creación de las alergias
alimentarias.

Pero el glifosato no es el único culpable. La razón del porqué el
glifosato es tan dañino es porque tiene acción antibiótica, y los antibióticos
también son parte de otros pesticidas, fungicidas y herbicidas. Los
investigadores afirman que han identificado el primer caso en el que una
reacción alérgica grave se relacionó a un plaguicida antibiótico
cuando una menor de 10 años de edad, sufrió una reacción alérgica severa a
la tarta de arándanos. El culpable resultó ser un pesticida que contiene
estreptomicina que se había aplicado a los arándanos. Según la autora
principal, la Dra. Anne Des Roches, este es "el primer informe que vincula
a una reacción alérgica a las frutas tratadas con antibióticos en los
pesticidas." Esta es una reacción alérgica muy rara, sin embargo, es algo
que los alergólogos tienen que tener conocimiento con el fin de ayudar a
determinar dónde se pueden originar las reacciones anafilácticas. Además de su
potencial por causar alergias a los alimentos, los antibióticos agrícolas son
también un factor principal de las enfermedades resistentes a los antibióticos.
Es importante entender que los antibióticos se utilizan en: El ganado como
factor de crecimiento, y para compensar las condiciones de vida insalubres; Los
pesticidas aplicados a las frutas y vegetales frescos. Los vegetales también
pueden estar contaminados con antibióticos si el agricultor utiliza estiércol
tratado derivado de vacas como fertilizante. Desde el descubrimiento de la
capacidad insecticida del primer compuesto organoclorado, el DDT
(Diclorodifeniltricloroetano) en 1939, su utilización y la de los compuestos
análogos se extendieron por todo el mundo no sólo aplicado a la agricultura.
Los pesticidas organoclorados también contribuyen a controlar/eliminar
enfermedades endémicas mediante la destrucción de los vectores (paludismo,
tifus, dengue, etc.). Son altamente efectivos, pero su perdurabilidad en el
medio ambiente, la biomagnificación, es decir la capacidad de concentración de
residuos a través de los distintos niveles de la cadena alimentaria, el riesgo
para la salud y el alto impacto ecológico determinó la prohibición de la
mayoría de estos compuestos en todo el mundo.
Estructuralmente pueden ser
agrupados en cuatro clases: Diclorodifeniletanos: DDT, Dicofol, Metoxiclor;
Ciclodienos: Endrín, Heptacloro, Clordane; Hexaclorociclohexanos: Lindano y
Análogos: Mirex, Clordecone. La contaminación accidental de los alimentos
ocasiona cuadros agudos. Menos identificada es la intoxicación crónica por
mínimas cantidades de residuos presentes en el alimento (vegetales, pescado,
leche, etc.). Estos residuos se originan en actividades de fumigación o por la
incorporación desde el agua y el suelo contaminados. El mecanismo de acción no
es exactamente el mismo para todas las categorías, si bien producen
hiperexcitabilidad neuronal por alteración del flujo de sodio y potasio a
través de la membrana. Intoxicación aguda: Entre 30 minutos-6 horas después de
la ingestión se presentan: ansiedad, malestar gastrointestinal (náuseas,
vómitos, ardor orofaríngeo y dolor epigástrico), palidez, mareos, cefalea,
temblor y convulsiones. La irritabilidad miocárdica predispone a arritmias
cardíacas. Los casos severos debutan directamente con convulsiones.
La muerte
se produce por fallo respiratorio. Con dosis moderadas se ha observado una
elevación transitoria de las enzimas hepáticas, mientras que con dosis fatales
la anatomía patológica demostró necrosis hepática centrolobulillar. Hay
síntomas respiratorios asociados, como tos, disnea, rales, cianosis son
expresión de la aspiración del hidrocarburo presente en la fórmula.
Intoxicación crónica: El paciente desarrolla: anorexia, adelgazamiento,
cefalea, desórdenes psicológicos (ansiedad, irritabilidad, insomnio),
debilidad, fatiga, pérdida de la fuerza muscular, dolor, parestesias, calambres
más frecuentemente en miembros inferiores como manifestación de neuropatía
periférica. El electromiograma muestra disminución de la velocidad de
conducción. El daño hepático y la alteración de la espermatogénesis
(disminución del número y vitalidad de los espermatozoides) suelen estar
presentes. Para la Intoxicación aguda no se dispone de tratamiento específico.
Se utilizan los métodos de eliminación adecuados al tiempo de contacto y dosis.
El tratamiento sintomático es el habitual en presencia de las convulsiones y se
indica Fenobarbital durante no menos de 30 días como inductor enzimático. En la
Intoxicación crónica se han utilizado gangliósidos para el tratamiento de la
neuropatía pero no se demostró mejor resultado que en aquellos pacientes
tratados con Fenobarbital como inductor enzimático y altas dosis de complejo
vitamínico B.
ORGANOFOSFORADOS
Son los compuestos de mayor relevancia entre los plaguicidas en razón de
su potencial tóxico y de la magnitud de las consultas que originan. Junto con
los plaguicidas carbámicos constituyen el grupo de Plaguicidas Inhibidores de
la Colinesterasa: Éteres del ácido fosfórico. (Fenitrión, Parathion,
Metilparathion, Diclorvos, Diazinon, Clorpirifos, Malathion, Bromofos, etc.).
La contaminación accidental de los alimentos provoca cuadros agudos. La
intoxicación crónica por los residuos presentes en el alimento (vegetal) se
origina en actividades de fumigación. En 1999, en Taucamarca (Cuzco, Perú)
ocurrió un brote con 48 niños afectados por contaminación de leche en polvo y
la letalidad fue del 50 %. En abril de 2001 en Avellaneda (Buenos Aires,
Argentina) 7 niños fueron afectados por contaminación del alimento servido en
el comedor escolar. Treinta y cuatro brotes fueron notificados a SIRVETA
durante el período 1993-2001. Los plaguicidas Organofosforados actúan
fosforilando la acetilcolinesterasa, inhibiendo su capacidad de hidrolizar la
acetilcolina.

Este neurotransmisor se acumula en la terminación de las fibras
post-ganglionares del sistema parasimpático, los ganglios parasimpáticos y
simpáticos, el sistema nervioso central y la unión neuromuscular. Inhiben
también, otras esterasas: pseudocolinesterasa o colinesterasa plasmática,
aliesterasa y esterasas centrales. El cuadro clínico varía de acuerdo al
producto, pudiendo distinguirse tres formas de presentación. Síndrome clásico:
La signo sintomatología se presenta en las primeras 3 horas y reúne tres
síndromes: Síndrome Muscarínico: Cefalea, mareos, palidez, náuseas, vómitos,
diarrea, miosis, incontinencia urinaria y rectal, broncoespasmo, aumento
general de las secreciones (sialorrea, lagrimeo, sudoración, broncorrea) y
bradicardia; Síndrome Nicotínico: Fasciculaciones, taquicardia, debilidad
muscular, parálisis respiratoria; Sistema nervioso central: Ansiedad,
desorientación, convulsiones (infrecuentes), depresión respiratoria y coma.
Síndrome intermedio: Relacionado con algunos productos Organofosforados
(Malathion, Monocrotofos).
El mecanismo de producción está en estudio, pero se
sospecha lesión en la unión neuromuscular por acción directa del
Organofosforado. Veinticuatro a 96 horas después que el paciente ha superado el
síndrome clásico se observa parálisis que afecta progresivamente los músculos
de las raíces de los miembros, los músculos del cuello, los nervios motores
craneales y en los casos graves los músculos respiratorios (máxima expresión).
Evoluciona en 5 a 32 días con recuperación de los grupos musculares en
secuencia inversa al orden de afectación. Neuropatía tóxica retardada: Es
producida por los compuestos Organofosforados con débil acción anticolinesterasa
(Leptofos, Mipafox). Existe afectación intramolecular de la esterasa
neuropática tóxica (NTE) independientemente del daño por fosforilación. Cursa
con parestesias, dolor, hiporreflexia, ataxia, incoordinación, parálisis
fláccida ascendente. Evoluciona en 2-3 meses. El 30 % de los pacientes queda
con secuelas (neuropatías periféricas).
La Intoxicación Crónica aparece por
exposición a mínimas cantidades en forma reiterada. Se manifiesta con miosis,
cefalea, adelgazamiento, disminución de la velocidad de conducción de los
nervios periféricos y tolerancia a efectos colinérgicos. Se debe realizar una
determinación de Colinesterasa Eritrocitaria y nivel de plaguicida Órgano
Fosforado en sangre. Cada persona tiene un valor propio de actividad de Colinesterasa
Eritrocitaria. La mayoría de la población tiene valores superiores a 0,70
pH/hora). La sintomatología aguda se presenta cuando el valor desciende
bruscamente en un 20 % o más. Los expuestos crónicos pueden resistir valores
muy bajos sin manifestaciones clínicas. La determinación de Plaguicidas
fosforados en sangre, se realiza con material obtenido por lavado gástrico u
orina. Se aplica para tamizaje en individuos crónicamente expuestos y para el
diagnóstico diferencial del síndrome intermedio y la neuropatía retardada con
otros síndromes neurológicos. En casos graves, sin antecedentes, es de utilidad
la aplicación de la Prueba de Atropina: Registrar la frecuencia cardíaca y
aplicar por vía endovenosa 1mg de Sulfato de Atropina (0,5 mg en pacientes pediátricos).
Inmediatamente volver a registrar la frecuencia cardíaca si ésta aumenta la
prueba es negativa y si está igual o disminuída la prueba es positiva. El
lavado gástrico es seguido de la administración de Carbón Activado 40 g diluido
en 100 ml de agua. En los pacientes sintomáticos se administra Atropina a
demanda por vía intravenosa, sin diluir 1 mg, 2 mg y continuar duplicando la
dosis hasta conseguir aumentar un 50 % la frecuencia cardíaca sobre la basal
esperada para la edad del paciente. La dosis de mantenimiento de Atropina por
infusión continua es de 0,3-1 mg/kg/hora. La pralidoxima (optativa) es útil en
las primeras horas de la intoxicación. En la Intoxicación Crónica el
tratamiento es sintomático y se debe evitar la reiteración de la exposición.
CARBAMATOS

En razón de la similitud clínica con los plaguicidas fosforados, es
necesario destacar que producen cuadros agudos de igual riesgo clínico pero de
corta evolución, requiriendo para su tratamiento una dosis de atropina menor.
Son los Ésteres del ácido carbámico (Aldicarb, Carbaryl). La contaminación
accidental de los alimentos causa cuadros agudos. La intoxicación crónica por
residuos presentes en el alimento (vegetales) se origina en actividades de
fumigación. Los plaguicidas mencionados, carbamilan la acetilcolinesterasa en
forma reversible, inhibiendo su capacidad de hidrolizar la acetilcolina. Ello
resulta en la acumulación de este neurotransmisor en la terminación de las
fibras post-ganglionares del sistema parasimpático, los ganglios parasimpáticos
y simpáticos, el sistema nervioso central y la unión neuromuscular.

Producen el
síndrome clásico descrito para compuestos organofosforados. La exposición
crónica se relaciona con la afectación del sistema inmune. Algunos compuestos
son teratogénicos y carcinogénicos. Por HPLC se realiza la determinación de
carbamatos en alimentos. De rutina se realiza la decontaminación gástrica del
afectado. En los pacientes inconscientes, debe realizarse previa protección de
la vía aérea. El lavado gástrico seguido de la administración de Carbón
Activado 40 g diluido en 100 ml de agua. En los pacientes sintomáticos se
utiliza atropina a demanda por vía intravenosa, sin diluir 1mg, 2 mg y
continuar duplicando la dosis hasta conseguir aumentar un 50 % la frecuencia
cardíaca sobre la basal esperada para la edad del paciente. A continuación se
indica Atropina por infusión continua en dosis de mantenimiento de 0,3-1
mg/kg/hora. El uso de pralidoxima está contraindicado.
NITRATOS y NITRITOS
Los nitratos son compuestos derivados del nitrógeno que se encuentra de
forma natural en el aire, agua y suelo y es esencial para el mantenimiento del
ecosistema. En los últimos años, debido a la intervención humana (uso masivo de
fertilizantes químicos, exceso de residuos orgánicos por explotaciones
ganaderas intensivas y alta concentración de aguas residuales urbanas) hay un
excedente de nitrógeno en el suelo que o bien es absorbido por las plantas, en
forma de nitrato, acumulando el excedente o bien, los nitratos se filtran
fácilmente y llegan a las sistemas acuíferos, y finalmente al agua de bebida.
Los nitratos llegan al consumidor, sobre todo, por dos vías: las verduras y el
agua de bebida. Las verduras absorben más nitratos de los que necesitan, y este
excedente no pueden eliminarlo, por lo que lo acumulan, en particular, en las
raíces y hojas, de ahí, que espinacas, acelgas, lechugas y coles tengan un alto
contenido de nitratos. Las aguas con mayor contenido de nitratos provienen de zonas
cercanas a grandes explotaciones agrícolas, desembocaduras y zonas finales de
los cauces de los ríos. Si la cantidad de nitratos que se ingiere no es muy
elevada, estas sustancias no tienen mayores efectos en la salud del consumidor.
De hecho, los nitratos tienen un efecto positivo protector en el estómago, al
activar las mucosas y reducir el riesgo de úlceras y otros problemas gástricos.
Por el contrario, si la cantidad de nitratos en los alimentos o agua es
elevada, parte podría convertirse en nitritos o nitrosaminas, compuestos
perjudiciales para el ser humano. Los nitritos, al pasar a la sangre, oxidan la
hemoglobina impidiendo que transporte el oxígeno a los tejidos, enfermedad
conocida como metahemoglobulinemia muy peligrosa sobre todo para los bebés. Las
nitrosaminas son compuestos cancerígenos que se forman durante la digestión por
la combinación de nitratos con aminas. Debido a que los nitratos se acumulan
principalmente en los troncos y en las hojas de las verduras, se aconseja
seguir una serie de recomendaciones en el hogar que podría eliminar gran parte
de los nitratos:
Desechar las hojas de las verduras y los troncos de las espinacas y
acelgas.
Desechar el caldo de cocción de las verduras porque buena parte de los
nitratos se disuelven en el agua caliente.
Limitar el consumo de las verduras de hoja en invierno porque acumulan
más nitratos en esta época.
Es una enfermedad conocida, en especial en las áreas sin saneamiento
básico. Los nitratos (sales de ácido nítrico) y los nitritos (sales de ácido
nitroso), tienen una mayor exposición por vía digestiva a través de los
alimentos y el agua. En los primeros debe considerarse la carga natural de
nitratos en lechuga, berro 500 a 5000 mg/kg. El aporte por los fertilizantes y
el abono orgánico así como también el de los aditivos para la conservación
(nitrito de sodio). El agua puede contaminarse por desechos humanos y animales
o efluentes industriales. El tratamiento de depuración reduce la concentración
de nitritos (oxidación por cloración) manteniendo los niveles de nitratos, que
generalmente son bajos (10 mg/l) en las aguas superficiales de abastecimiento.
La contaminación del agua subterránea es un grave problema en los países en
desarrollo donde la población se abastece de pozos excavados. La carencia de
instalaciones cloacales contribuye a la contaminación de los mismos con materia
orgánica especialmente en los períodos lluviosos, superando el nivel aceptado
de 45 mg/l. Ambos compuestos se absorben rápidamente por vía digestiva. Los
nitratos se reducen a nitritos por la acción nitrogénica de la flora normal de
la cavidad bucal. En el resto del tubo digestivo este proceso ocurre en
condiciones patológicas tales como aclorhidria gástrica o enteritis grave. Los
nitritos reaccionan con la hemoglobina transformándola en metahemoglobina
(MtHb). La reacción se produce por oxidación del hierro del pigmento del estado
ferro-so al férrico, perdiendo la capacidad de fijar el oxígeno lo que
determina la hipoanoxia. Los lactantes menores de 6 meses son particularmente
susceptibles por varios factores: menor acidez gástrica que permite el
desarrollo de microorganismos con capacidad nitrogénica, la presencia de
hemoglobina fetal, más sensible a la acción oxidante de los nitritos que la
hemoglobina adulta así como escaso desarrollo del sistema enzimático reductor
de la metahemoglobina y el tipo de alimentación que involucra un mayor
porcentaje de agua que en la dieta del adulto.
Las manifestaciones clínicas se
relacionan con el porcentaje de MtHb. Se consideran normales concentraciones de
hasta 3 %. La sintomatología se manifiesta cuando supera el 10 % y es variable
según los niveles: 11-19 %: Discreta cianosis periférica, fatiga. 20-29 %:
Cianosis generalizada, taquicardia. 30-49 %: Cefalea, debilidad y astenia
marcadas, la cianosis adquiere la característica coloración azul pizarra. 50-70
%: Postración, depresión del sistema nervioso central, arritmias, acidosis
metabólica. Más del 70 %: convulsiones, coma y alta probabilidad de muerte. El
caso clínico se confirma con un dosaje de MtHb mayor del 3 % y el tratamiento
con la metahemoglobinemia mayor del 20 % o con sintomatología leve manifiesta
(cianosis distal y periorificial, fatiga, taquicardia) será con vitamina C a
100 mg/kg/dia. Ante cuadros severos, con valores mayores del 40 % (cianosis
generalizada, depresión del sistema nervioso central) está indicada la
administración de Azul de Metileno a 1 mg/kg/dosis por vía intravenosa lenta.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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