ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión (Parte 14)
"La duda es uno de los muchos nombres de la inteligencia"
Jorge Luis Borges
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión
(Parte 14)
Triquinosis, Tiquenelosis o Tiquiniasis (CIE 10 - b75)
Es
una zoonosis y una EPTA relacionada con los hábitos alimentarios de la
población (preparación e ingesta de carne de cerdo o de animales salvajes). El
impacto de la enfermedad es variable y creciente, en particular en los países
en desarrollo. Trichinella spiralis variedad doméstica, es un nematodo de 1,5-4
um de largo por 50-80 um de ancho. Es
de distribución universal y su frecuencia ha tendido a la disminución en las
últimas décadas. El reservorio está constituido por animales domésticos (cerdo,
perro, gato, caballo, rata) y salvajes (zorro, jabalí, oso, lobo, lince, puma,
leopardo, león, mamíferos del Ártico, etc.). Se transmite de un animal a otro
por la ingestión de carne con larvas de Trichinella spp. El hombre es un
huésped particular, se infecta según sus hábitos alimentarios. Los modos de
transmisión ocurren en dos ciclos: doméstico o sinantrópico (cerdo y rata) que
es el más importante y salvaje en el que intervienen animales predadores.
En América del Sur, Argentina, Chile y Uruguay son los más afectados. La enfermedad humana habitualmente se presenta en forma de brotes localizados (familiares o comunitarios) o como casos diseminados debido a la comercialización de uno o más productos infectados. Los brotes son más frecuentes en los países en desarrollo. La enfermedad tiene prevalencia estacional relacionada con la faena doméstica de cerdos y la elaboración de los subproductos para el consumo familiar o la venta limitada. La mayor frecuencia de casos se registra en los meses de mayo a octubre en el hemisferio sur. La susceptibilidad es universal y está en riesgo la población que consume carne de cerdo, caballo o animales salvajes.
Últimamente, alrededor de un tercio de los casos notificados en los Estados Unidos tuvieron su origen en el consumo de carne de animales salvajes. Cada año se registran brotes en Argentina que afectan a decenas de personas. Los cerdos han sido considerados desde la antigüedad como animales vedados por varias religiones, debido a la capacidad de transmitir enfermedades al hombre, entre las cuales se encuentra la triquinosis. Aunque los parásitos adultos se alojan en el intestino, la importancia de la enfermedad reside en la acción de las larvas en los tejidos. Trichinella spiralis en su estado adulto mide de 2 a 4 mm de longitud y se aloja en la pared del intestino delgado. La hembra es vivípara y puede observarse con larvas en el interior del útero.
Estas
miden aproximadamente 100 micras, a diferencia de las que se establecen en los
músculos, que pueden alcanzar hasta un milímetro de longitud. En los músculos
cada larva se enrolla sobre sí misma y forma un quiste ovalado de 250 a 500
micras. Se han descrito otras especies o subespecies de Trichinella, con
distribución geográfica distinta para cada una, que afectan a animales y
ocasionalmente al hombre, con diversidad de patología y diferencias en aspectos
biológicos. Ellas son: T. pseudospiralis, T. nelsoni y T. nativa.
Existe
muy poca especificidad de huéspedes: prácticamente cualquier animal puede alojar
tanto los parásitos adultos como las formas larvarias, por lo cual se considera
a estos animales infectados como huéspedes definitivos e intermediarios al
mismo tiempo. Los parásitos adultos copulan en el intestino, los machos mueren,
son eliminados con las materias fecales y prácticamente nunca se llegan a
observar. Las hembras penetran la mucosa del intestino delgado y producen
larvas que alcanzan los capilares y por el torrente sanguíneo llegan a los
pulmones sin pasar a los alvéolos, siguen por la sangre y se diseminan por vía
arterial a todo el organismo. Pueden invadir pulmones, miocardio y encéfalo, de
manera transitoria, pues son destruidas pero dejan un proceso
inflamatorio.
Por un tropismo específico hacia los músculos estriados, invaden la fibra muscular, crecen y se rodean de una envoltura, que al cabo de un mes está bien constituida para formar el quiste, el cual es un mecanismo de defensa del huésped, a la vez que una protección para la larva. Esta puede permanecer viable por muchos años, en espera de ser ingerida por un nuevo huésped. Si esto no sucede, el quiste termina por recubrirse con sales de calcio y la larva muere. Cuando un nuevo huésped ingiere larvas enquistadas viables, tal como sucede cuando el hombre come carne de cerdo mal cocida o el cerdo se alimenta de ratas infectadas, el músculo es digerido en el estómago, las lanas penetran a la pared del intestino delgado en donde crecen y se transforman en parásitos adultos, que reanudan el ciclo de vida.
Por un tropismo específico hacia los músculos estriados, invaden la fibra muscular, crecen y se rodean de una envoltura, que al cabo de un mes está bien constituida para formar el quiste, el cual es un mecanismo de defensa del huésped, a la vez que una protección para la larva. Esta puede permanecer viable por muchos años, en espera de ser ingerida por un nuevo huésped. Si esto no sucede, el quiste termina por recubrirse con sales de calcio y la larva muere. Cuando un nuevo huésped ingiere larvas enquistadas viables, tal como sucede cuando el hombre come carne de cerdo mal cocida o el cerdo se alimenta de ratas infectadas, el músculo es digerido en el estómago, las lanas penetran a la pared del intestino delgado en donde crecen y se transforman en parásitos adultos, que reanudan el ciclo de vida.
El
ciclo rata-cerdo-hombre se denomina ciclo doméstico, que ocasionalmente puede
incluir caballos, cuando el hombre consume carne de estos animales que han sido
alimentados con materiales que contengan restos de carne de ratas o cerdos. El
ciclo salvaje sucede entre animales carnívoros y el hombre puede infectarse al
comer carne de oso. tapir, foca, etc. Las larvas ingeridas con la carne cruda o
insuficientemente cocida son liberadas (por la digestión de las fibras musculares
y la cápsula) en horas en la luz intestinal. Penetran en la lámina propia del
yeyuno e íleon y al cabo de tres días están sexualmente maduras. Reingresan al
lumen donde copulan. Los machos mueren poco después y las hembras invaden
nuevamente la mucosa para depositar las larvas.
Este
proceso se inicia a los 7 días de la infección y puede prolongarse por unas
semanas. Cada hembra deposita alrededor de 1.500 larvas. Las nuevas larvas
alcanzan por vía linfática los ganglios regionales, el conducto torácico, la
vena cava, el corazón derecho, los capilares pulmonares y las cavidades
izquierdas para pasar a la circulación periférica. De esta manera alcanzan
todos los tejidos donde son destruidas o reingresan a la circulación.
Habitualmente sólo las larvas que alcanzan los músculos estriados completan el
ciclo. Penetran en el sarcolema, maduran y tienen un largo de 1,25 um. La
respuesta inflamatoria local del huésped determina la formación de la cápsula.
La calcificación puede ocurrir a partir de los 6 meses. La gravedad de la
enfermedad está relacionada con el número de larvas/gramo y la cantidad
ingerida.
El
período de incubación oscila de horas a 51 días. El período de estado presenta
la primera etapa o intestinal con manifestaciones digestivas: náuseas, vómitos
y diarrea. La segunda etapa o parasitémica dura 1-5 semanas. Cursa con fiebre
mayor de 38ºC con picos nocturnos, cefalea frontal o supraorbitaria, rubicundez
facial en especial de la zona malar, edema palpebral y facial, mialgias,
tumefacción de algunos músculos (maseteros, del cuello, flexores de los
miembros), exantema eritematomáculo-papular, hepatitis, pericarditis, alteraciones
electrocardiográficas (cambios en el segmento ST-T).
En
la convalecencia ocurre el enquistamiento de las larvas, contractura y atrofia
muscular alrededor del segundo mes. La muerte puede ocurrir por insuficiencia
miocárdica o de los músculos respiratorios entre la primera y Segunda semana o
entre la cuarta y octava semana de evolución. La invasión de los parásitos
hembra a la pared intestinal, principalmente a nivel de duodeno y yeyuno,
origina una inflamación transitoria. La diseminación de las larvas por vía
sanguínea a cualquier parte del organismo, sin enquistarse, puede producir
lesiones agudas que incluyen miositis, miocarditis y encefalitis. La
localización de las larvas en los músculos estriados donde se enquistan, se
inicia con una separación de las fibras musculares.
El
sarcolema da origen a la formación de una membrana quística, alrededor de la
cual afluyen leucocitos, incluyendo abundantes eosinófilos. La defensa inicial
del organismo lleva a la fibrosis del quiste y a su posterior calcificación, lo
cual ocurre de manera completa al cabo de un año. Estos quistes fibrosados o
calcificados contienen generalmente una sola larva. Existen casos sintomáticos
y otros con sintomatología tan leve que no permiten hacer un diagnóstico. En
esta categoría están entre el 90 y el 95% de los casos. Cuando hay la sospecha
clínica se debe averiguar el antecedente de ingestión de carne de cerdo mal
cocida, lo cual es importante en zonas endémicas.
Entre
el momento de la ingestión de carne infectada y la aparición de los síntomas,
transcurre generalmente 1 a 2 semanas (periodo de incubación). El cuadro
clínico inicial se manifiesta por síntomas digestivos, principalmente diarrea y
dolor abdominal. Esto se acompaña de fiebre, debilidad, cefalea y en algunos
casos edema de la cara o palpebral bilateral, indoloro y de aparición súbita.
Puede haber conjuntivitis y dolor en los músculos oculares. Paralelo a estas
manifestaciones se asocia eosinofilia elevada, ocasionalmente urticaria y
hemorragias subungueales. En el periodo de máxima invasión a las vísceras, se
presentan las complicaciones graves, principalmente de tipo cardíaco y
neurológico. Las primeras se manifiestan por dolor precordial, alteraciones del
pulso, presión arterial y cambios electrocardiográficos.
Las
segundas corresponden a un cuadro de meningoencefalitis con paresia muscular.
Estas complicaciones, aunque son muy raras, pueden ser de mucha gravedad y aun
llevan a la muerte. En la etapa tardía y por acción de las larvas enquistadas
en los músculos estriados, aparecen mialgias, principalmente en los músculos de
mayor actividad. El dolor se desencadena o aumenta con los movimientos y con la
deglución, respiración profunda, masticación, etc. Clínicamente
es necesario hacer el diagnóstico diferencial con varios síndromes
infecciosos que produzcan los síntomas generales
ya mencionados y mialgias. La leucocitosis
con eosinofilia elevada y el antecedente epidemiológico de haber consumido
carne de cerdo mal cocida, contribuyen a que el médico sospeche la enfermedad
con mejores bases. Las enzimas de origen muscular: creatinina-kinasa y
deshidrogenasa láctica están generalmente aumentadas. La comprobación
parasitológica es difícil, pues requiere el hallazgo de las larvas por biopsia
muscular. En casos de autopsia se pueden utilizar fragmentos mayores de
músculo, principalmente diafragma.
Se
recomiendan dos procedimientos, la técnica de compresión, para la cual se
coloca la porción de músculo entre dos portaobjetos, a lo cual se le puede
agregar una gota de eosina; el tejido comprimido se observa al microscopio con
pequeño aumento. El otro método consiste en la digestión con jugo gástrico
artificial, lo cual permite estudiar mayor cantidad de tejido y obtener larvas
vivas. Se utilizan pruebas inmunológicas como procedimientos indirectos que
contribuyen a aclarar el diagnóstico. La
intradermorreacción de Bachman consiste en aplicar 0.1 ml de antígeno para
luego hacer 2 tipos de lectura. La primera a los 30 minutos y la segunda a las
24 horas. Se considera positiva la presencia de pápulas y enrojecimiento. Esta
reacción puede hacerse positiva durante las primeras cuatro semanas. La prueba
del látex y la bentonita, son reacciones que aparecen positivas poco después de
cuatro semanas de la infección. La inmunofluorescencia indirecta, es de
utilidad similar a la anterior.
Estas dos pruebas son poco específicas, por lo cual se han remplazado por otras de mayor especificidad y sensibilidad como ELISA y la hemaglutinación indirecta, que son positivas a las 3 semanas de iniciada la infección. Antecedente de ingesta de carne de cerdo, caballo, etc., casos en el grupo familiar o en la comunidad, mialgias, eosinofilia creciente a partir del 10º día y que puede ser mayor del 50 % (muy útil en atención primaria), la serología (TIF) en muestras pareadas es confirmatoria (limitada a los Laboratorios de Referencia).
El
tratamiento sintomático de la enfermedad se hace con corticoesteroides y
analgésicos. La única droga antihelmíntica que ataca las larvas en los tejidos
es el tiabendazol, lo cual se ha comprobado en infecciones de animales. Su
utilidad en casos humanos se manifiesta por la disminución de las mialgias
crónicas. Mebendazol, albendazol y flubendazol también han sido utilizados con
algún éxito.
En la República Argentina, y debido a su endemicidad en ciertas zonas y épocas del año, se vuelve más que necesario que la población tome conciencia que esta enfermedad puede prevenirse con medidas sencillas de fácil adopción. Para los criadores: Los cerdos deben ser criados en instalaciones adecuadas sin presencia de roedores. El cerdo deber ser bien alimentado. Debe evitarse alimentarlos con basura, desperdicios de mataderos y/o residuos de casas de comida / restaurantes, ya que en ellos puede haber restos de alimentos contaminados con el parásito. En el criadero, eliminar los cadáveres de cerdos y otros animales para que no puedan ser consumidos por otros cerdos, ratas ni animales carnívoros.
En
caso de realizar la faena casera de sus cerdos para consumo propio, se debe
verificar mediante un análisis de laboratorio (digestión artificial) que la
carne no esté infectada con el parásito. Este control es la única garantía para
los consumidores de cerdo y sus productos derivados. Tener en cuenta que la
salazón, el secado y el ahumado no matan a la T. spiralis. En mataderos: Enviar
a analizar por la técnica de digestión artificial una muestra de entraña,
músculo maseteros o músculos de la lengua de cada cerdo que se faene Para el
consumidor: Consumir siempre carne de cerdo y sus productos derivados
(embutidos y salazones) faenados y/o elaborados por establecimientos
autorizados para tal fin por la Autoridad Sanitaria competente (SENASA,
Ministerio de Agricultura provincial, Bromatología provincial / municipal según
corresponda).
Adquirir
solo productos que posean rótulo verificando el nombre del establecimiento
elaborador y sus datos así como la habilitación de Autoridad Sanitaria
competente, lo que implica que fueron controlados bromatológicamente. Se
recomienda no consumir productos caseros excepto que los mismos hayan resultado
negativos a los análisis de laboratorio (digestión artificial). Si consume
carne fresca de cerdo, puma o jabalí, cocine completamente hasta que
desaparezcan los jugos rosados (temperatura interna: 71ºC) Productos de la
caza: es importante que las carnes destinadas al consumo particular del cazador
sean sometidas a una inspección veterinaria post mortem y en especial que
muestras del diafragma, músculos de la lengua o maseteros del animal sean
enviadas al laboratorio para la realización de la técnica de digestión
artificial.
La
triquinosis es una enfermedad de denuncia obligatoria conforme con lo
determinado en la Ley Nacional 15465. La metodología analítica para el
diagnostico en alimentos es el método de digestión artificial. La Resolución
555/2006 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos
establece el procedimiento para la técnica de digestión artificial de muestras
agrupadas con utilización de un agitador mecánico para el diagnóstico de la
Triquinosis. Este método es un método directo que permite el aislamiento,
visualización y cuantificación de larvas de Trichinella spiralis, en trozos de
músculo o chacinados elaborados con carne de animales susceptibles de padecer
la enfermedad.
Es
el método de elección porque es más sensible y detecta cargas iguales o menores
a 1 larva por gramo, brindando mayor seguridad. Esta técnica está dirigida
especialmente al control de reses porcinas, ya que es en el matadero o en el
frigorífico donde estamos frente a la posibilidad de tomar muestras de los
músculos de elección, diafragma, base de la lengua y maseteros. En el caso de
chacinados, fundamentalmente de aquellos provenientes de brotes, la técnica nos
permite confirmar la presencia o no del parásito, teniendo en cuenta que, si la
muestra no se encuentra altamente parasitada se deberá llegar al agotamiento
total de la pieza, para emitir un resultado certero. Un
diagnóstico de ausencia en una determinada cantidad de muestra de chacinado no
certifica la ausencia del parásito en el resto de la misma, ni habilita su
comercialización. Si el análisis de carne de cerdo faenado confirma la
presencia de Trichinella spiralis se deberá denunciar ante el municipio, ante
la autoridad sanitaria provincial y ante SENASA. Estos organismos se encargarán
de retirar las carnes infectadas del domicilio para evitar el consumo y
desnaturalizarlas en el frigorífico.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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