ENTEROBACTERIAS (Parte 1)
“Mantener
la buena salud del cuerpo es un deber, por lo que no debemos descuidar el
conocimiento y mantener nuestra mente fuerte y clara. El agua rodea la flor de
loto, pero no moja sus pétalos.” (Buda)
ENTEROBACTERIAS (Parte 1)
A MIS LECTORES
Y SEGUIDORES:
HOY COMENZAMOS A DESANDAR EL FASCINANTE CAMINO DE UNA DE LAS
FAMILIAS MÁS TRADICIONALES EN LO QUE HACE A LA COMPLEJIDAD DE SUS CUADROS
MÓRBIDOS EN EL ANCHO MUNDO DE LAS ETA(s). VERÁN QUE VOLVEREMOS SOBRE TEMAS Y
TÉCNICAS VISTAS, PERO AL SER OTRA PUBLICACIÓN, ES IRREMEDIABLE.
IREMOS
ACTUALIZANDO ESTA PROBLEMÁTICA FAMILIA PARA QUE TAMBIÉN NOS
ACTUALICEMOS EN NUESTROS CONOCIMIENTOS. ALLÁ VAMOS, ME ACOMPAÑAN?
Es ésta una
de las familias de mayor importancia médica dentro de los bacilos Gram
negativos no exigentes. Comparten algunas características tales como poseer en
su pared externa un lipopolisacárido (LPS), que les otorga características
patogénicas particulares, tóxicas, la llamada endotoxina de las bacterias Gram
negativas. La bacteriología actual, es un ente cambiante, lo que ayer se llamaba de
una forma, hoy recibe otro nombre. Esta dinámica responde a un mejor
entendimiento de las especies bacterianas y a un auge en la manera de
identificar las especies, subespecies y biogrupos. Los
bacteriólogos cuentan con nuevas y mejores armas en la identificación clara de
las especies bacterianas más importantes en la práctica hospitalaria y privada.
Sin duda alguna, esto se ve reflejado de manera muy especial, en las
infecciones intrahospitalarias, donde las posibilidades de identificación de un
organismo determinado se han incrementado de forma importante, tal es el caso
de la técnica de electroforesis en campos pulsados.
En otro
orden de cosas muchas enterobacterias son ubicuas, encontrándose muy difundidas
entre los animales y la naturaleza, pudiendo causar enfermedad en el hombre y
los animales como es el caso de Salmonella; otras aunque bien adaptadas al
medio ambiente son patógenas humanos exclusivos por ejemplo Vibrio cholerae y
por último otras se encuentran bien adaptados a su huésped, como por ejemplo,
Shigella. Merecerá sin duda un párrafo especial Escherichia coli en el marco
del Síndrome Urémico Hemolítico que más tarde describiremos. Algunos de
estos bacilos Gram negativos poseen atributos de virulencia bien definidos,
comportándose como patógenos primarios, Yersinia pestis, Salmonella typhi,
responsables de la Peste y la Fiebre Tifoidea respectivamente.
Otros tales como Acinetobacter y Pseudomonas producen infecciones
oportunistas. Las Enterobacterias con frecuencia residen en el colon del hombre sin
causar enfermedad. También colonizan normalmente otros nichos ambientales con
los que pueden entrar en contacto los pacientes hospitalizados.
Debido a su
ubicuidad dentro y fuera del cuerpo a menudo causan infecciones oportunistas en
pacientes debilitados. Como grupo las enterobacterias son las responsables de
una tercera parte de los aislamientos en las bacteriemias, de dos tercios de
los aislados en gastroenteritis, y de tres cuartas partes de los aislamientos
en infecciones del tracto urinario. Uno de estos organismos, Escherichia coli,
es también la causa más frecuente de infección urinaria y de gastroenteritis
bacteriana en individuos sanos. Estos
organismos pertenecen a la familia Enterobacteriaceae que consta de varios
géneros expuestos en las siguientes tablas:
Clasificación
por géneros de las Enterobacterias
Escherichia
Shigella
Klebsiella
Enterobacter
Hafnia
Serratia
Proteus
Morganella
Providencia
Salmonella
Yersinia
Edwardsiella
Citrobacter
Erwinia
Clasificación
de Bacteroides no considerados
como
Enterobacterias clásicas
Pseudomona
Kluyvera
Cedecea
Moellerella
Rahnella
Algunos de
éstos como Shigella, Salmonella o Yersinia, tienen una serie de peculiaridades
clínicas por lo que serán discutidos en otra sección. Desde el punto de vista
microbiológico las enterobacterias se caracterizan porque no forman esporas,
son capaces de crecer tanto en aerobiosis como en anaerobiosis (es decir, son
anaerobios facultativos), fermentan la glucosa, no producen oxidasa, y tienen
una movilidad variable (dependiendo de la presencia o no de flagelos). Las
enterobacterias poseen una membrana interna (citoplasmática), una cubierta de
peptidoglicano que la rodea, y una compleja membrana externa (pared celular)
que comprende la cápsula y que contiene lipopolisacáridos y porinas (canales
para la penetración de antibióticos y nutrientes). Es de
destacar que algunos de ellos como Escherichia coli forman parte de la flora
normal del tubo digestivo y permanecen en él sin causar enfermedad siempre y
cuando no se modifiquen las condiciones de su hábitat. Haremos especial énfasis
en aquellos géneros y especies que se encuentran más frecuentemente
relacionados con la patología humana y animal, en el marco de las ETA (s)
(Enfermedades transmitidas por los alimentos).
Se utilizan como un indicador de calidad microbiológica para alimentos que hayan recibido tratamientos determinados para hacerlos inocuos. Su presencia en un número significativo, indicará un fallo y consecuentemente un riesgo para el consumidor. Esta singular familia comprende un número muy variado de géneros y especies bacterianos cuyo hábitat natural es el tubo digestivo del hombre y los animales. No todos los bacilos Gram negativos que tienen este hábitat forman parte de la familia Enterobacteriaceae. Se los encuentra también en el suelo, agua, frutas, vegetales y otras plantas. La familia está definida por un conjunto de características fenotípicas (bioquímicas, fisiológicas e inmunológicas) a las que se han agregado posteriormente otros elementos establecidos por técnicas de hibridización de ácidos nucleicos que miden distancias evolutivas y han definido mejor la interrelación de todos los microorganismos integrantes de la familia. Son bacilos Gram negativos rectos, con un diámetro de 0.3 a 1.5 micras. Si son móviles, presentan flagelos perítricos. No forman esporos. Desarrollan en presencia o en ausencia de oxígeno (aerobios-anaerobios facultativos). Desarrollan rápidamente en medios simples, no siendo exigentes desde el punto de vista nutricional.
Algunos
desarrollan en glucosa o lactosa como única fuente de carbono, mientras otros
requieren el agregado de vitaminas y/o minerales en el medio de cultivo. Son
quimioorganótrofos, poseen metabolismo fermentativo y respiratorio. Son
catalasa positivos y oxidasa negativos; reducen los nitratos a nitritos. En los
medios de cultivo forman colonias lisas, convexas y circulares de bordes
definidos. Algunas especies desarrollan colonias más mucoides que otras (por
ejemplo Klebsiella). Los bacilos
Gram negativos que integran esta Familia pueden identificarse por medio de la
expresión fenotípica de algunos caracteres genéticos y los métodos utilizados
tienen como principio:
a. La
investigación de la fermentación de azúcares o alcoholes en un medio peptonado
con el agregado de un indicador de pH para detectar la producción de
metabolitos ácidos.
b. La
investigación de la utilización de un substrato como única fuente de C.
c. La
investigación de producción de ciertas enzimas sobre substratos generadores de
color.
d. La
investigación de la producción de un metabolito, producto final característico
de una vía metabólica.
e. La
investigación de la aptitud de desarrollar en presencia de un inhibidor.
Los
microorganismos pertenecientes a la Familia Enterobacteriaceae poseen
una estructura antigénica compleja. Los antígenos O, o antígenos somáticos, son
la parte más externa del LPS y están formados por unidades polisacarídicas
repetidas. Algunos contienen un único azúcar. Son termoestables y alcohol estables detectandose por aglutinación simple.
La naturaleza de los grupos terminales y el orden en que estos azúcares están dispuestos en las unidades repetitivas determina la especificidad de los numerosos antígenos O. Un mismo microorganismo puede poseer varios antígenos O. Cada género está asociado a grupos antigénicos específicos, por ejemplo la mayoría de los serotipos de Shigella comparten uno o más antígenos O con E. coli (Shigella y E. coli pertenecen al mismo género). Por otra parte E. coli puede tener reacciones cruzadas con especies de los géneros Klebsiella y Salmonella. En E. coli algunos antígenos somáticos están asociados con fenotipos virulentos específicos, por ejemplo E. coli O:111 y O:119 son frecuentemente agentes etiológicos de diarrea aguda en los niños pequeños. Los antígenos K son externos a los antígenos O. Algunos constituyen una verdadera cápsula visible al microscopio como sucede con Klebsiella, mientras que en E. coli por ejemplo su estructura no es visible al microscopio óptico y se los denomina antígenos de envoltura por comportarse como si envolviera la bacteria volviendo inaglutinable el antígeno O de la pared. Son de naturaleza polisacarídica. Otros antígenos de envoltura pero de naturaleza proteica se presentan como fimbrias.
La naturaleza de los grupos terminales y el orden en que estos azúcares están dispuestos en las unidades repetitivas determina la especificidad de los numerosos antígenos O. Un mismo microorganismo puede poseer varios antígenos O. Cada género está asociado a grupos antigénicos específicos, por ejemplo la mayoría de los serotipos de Shigella comparten uno o más antígenos O con E. coli (Shigella y E. coli pertenecen al mismo género). Por otra parte E. coli puede tener reacciones cruzadas con especies de los géneros Klebsiella y Salmonella. En E. coli algunos antígenos somáticos están asociados con fenotipos virulentos específicos, por ejemplo E. coli O:111 y O:119 son frecuentemente agentes etiológicos de diarrea aguda en los niños pequeños. Los antígenos K son externos a los antígenos O. Algunos constituyen una verdadera cápsula visible al microscopio como sucede con Klebsiella, mientras que en E. coli por ejemplo su estructura no es visible al microscopio óptico y se los denomina antígenos de envoltura por comportarse como si envolviera la bacteria volviendo inaglutinable el antígeno O de la pared. Son de naturaleza polisacarídica. Otros antígenos de envoltura pero de naturaleza proteica se presentan como fimbrias.
Los
antígenos H, flagelares, son de naturaleza proteica. Esta proteína que
constituye los flagelos es llamada flagelina. Este antígeno es termolábil y
destruido por el alcohol. El contenido de aminoácidos y el orden en que estos
se encuentran en las flagelinas determina la especificidad de los diversos
antígenos. Como ya fue
mencionado los flagelos bacterianos están compuestos de un solo tipo de
proteína. En Salmonella existe variación de fase. Como resultado de ello, la
proteína flagelar puede ser de dos tipos por medio de un mecanismo de
regulación genética (inversión sitio específico), que involucra:
a. Dos genes
que codifican las dos proteínas, pero solo uno se expresa en cada momento;
b. Un gen
represor de uno de estos genes y
c. La
inversión de un segmento de DNA que modifica la dirección de la transcripción.
Se ha
asociado a cepas de Enterobacteriaceae con: abscesos, neumonías, meningitis,
septicemia, infecciones de heridas, infecciones urinarias e intestinales. Son
el componente mayor de la flora normal intestinal, pero son relativamente poco
frecuentes en otros sitios del organismo. Algunas especies son importantes como
causa de infecciones nosocomiales. Por otra
parte salvo Shigella que raramente causa infecciones fuera del tracto
gastrointestinal muchas especies de Enterobacteriaceae causan frecuentemente
infecciones extraintestinales. Escherichia coli junto a otras especies de
incidencia excepcional, forma el género Escherichia. Constituye la especie
dominante de la flora aerobia del tubo digestivo, más de 10 serotipos coexisten
normalmente en el mismo individuo. Son estas mismas bacterias integrantes de la flora normal las que pueden
causar en diversas circunstancias infecciones urinarias, septicemias,
meningitis etc.
El poseer
determinadas características antigénicas, como el antígeno de envoltura K1, muy
parecido por su composición en ácido siálico al antígeno capsular de Neisseria
meningitidis del grupo B, daría a este germen potencialidades invasivas. 80% de
E. coli aisladas de meningitis del recién nacido poseen este antígeno K1. Por otra
parte el poseer plásmidos que portan genes que codifican para la producción de
diferentes adhesinas, enzimas o enterotoxinas otorga a E. coli características
patogénicas particulares y la capacidad en una u otra circunstancia dependiendo
de la o las proteínas producidas de dar infecciones urinarias o
gastrointestinales. Desde el
punto de vista antigénico en E. coli se han descrito más de 150 serotipos O.
Poseen antígenos de envoltura polisacáridos K, que como es habitual en el
mundo bacteriano permiten a la bacteria resistir más fácilmente la fagocitosis
que las bacterias no capsuladas. Asimismo se describen más de 56 antígenos H.
De lo dicho se desprende que una tipificación antigénica completa es resorte de laboratorios especializados y no forma
parte del trabajo corriente de los laboratorios.
Pueden ser
móviles; las que lo son será por flagelación perítrica. Pueden presentar
fimbrias, pudiendo adherirse así a las mucosas; éstas pueden ser sexuales
(intercambian información genética). Puede producir una toxina, la
Bacteriocina, que es liberada al medio externo e inhibe el crecimiento de
bacterias de otras especies. Son activas fermentadoras de la glucosa, aunque también lo pueden ser de
otros azúcares, como la lactosa; esta familia las clasificaremos según su
capacidad de fermentar la lactosa ó no:
a. Coliformes: capaces de fermentarla.
b. No coliformes: no la fermentan.
Existen
infinidad de medios de cultivo y pruebas bioquímicas para su identificación y
clasificación; ejemplo: Agar McConkey, Agar de hierro Kligler, Catalasa y,
Oxidasa, entre otros (la prueba de la oxidasa es importante a nivel taxonómico,
ya que mide la presencia del citocromo c en la cadena de transporte de
electrones). Además de las pruebas vistas en prácticas, existe una batería de
pruebas, llamada: Batería IMViC, usada para la clasificación de
enterobacterias.
Los pasos de
la batería son los siguientes:
I: Prueba del Indol; aquí se determina
si una bacteria es capaz de transformar el triptófano en indol, y para que lo
pueda realizar, tiene que tener el complejo enzimático Triptofanasa. La
E.Coli posee esta enzima.
M: Prueba del Rojo de Metilo; es para ver
si realiza la fermentación ácido-mixta; en ésta se pasa de
glucosa—pirúvico—ácidos (láctico, succínico, etanol, fórmico, acético). La
relación ácidos: neutros es de 4:1. Debido a la existencia de la enzima
Hidrogenoliasa fórmica, el fórmico pasa a CO2 e H2, teniendo que la relación de
CO2:H2 es de 1:1.
V: Determina si la bacteria lleva a cabo
la fermentación Butanodiólica ó Butilendiólica. La V procede del
investigador: Voges – Proskauer. El producto mayoritario de esta fermentación
es el 2,3-Butanodiol (neutro); como productos minoritarios también están el
etanol y algún ácido. La relación
ácidos: neutros es de 1:6, y la relación de CO2:H2 es de 5:1, ya que en el paso
de pirúvico a 2,3-butanodiol se produce CO2. La fermentación ácido-mixta y la
butanodiólica son incompatibles. Existen 4 tipos de fermentaciones, típicas de
enterobacterias:
a. Ácido-mixta: Con producción de gas y Sin producción
de gas.
b. Butanodiólica: Con producción de gas y Sin
producción de gas.
iC: Prueba del Citrato. Esta prueba posee
importancia taxonómica, ya que muestra si la bacteria es capaz de utilizar el
citrato como fuente principal de C. Para que la enterobacteria pueda usar el
citrato, tiene que poseer en su membrana una permeasa que permita la entrada
del citrato. Para realizarla, sembramos la bacteria en un medio que tenga sólo
como fuente de C el citrato.
En algunas
situaciones una persona puede infectarse con alguna de estas bacterias
enteropatógenas y no sufrir ninguna enfermedad, es decir en este caso se trata
de una infección asintomática, en la cual el patógeno se multiplica a nivel
intestinal y es excretado junto con las deposiciones, pero el sujeto no tiene
síntomas. Este fenómeno es importante desde el punto de vista epidemiológico
porque la excreción asintomática pasa inadvertida y este sujeto disemina el
patógeno al ambiente y eventualmente lo puede transmitir ya sea a través de
manos contaminadas o contaminación de alimentos, a otros sujetos susceptibles
que pueden presentar enfermedad. Otra
condición biológica interesante de señalar es la portación por períodos más o
menos largos de un patógeno bacteriano entérico. En este caso, después de una
infección intestinal generalmente asintomática, no se logra la erradicación del
patógeno a nivel intestinal y aunque se superan los síntomas, continua la
excreción por periodos que pueden durar semanas, meses o años. Los portadores
junto con los pacientes asintomáticos explican la mantención de estos patógenos
dentro de una comunidad.
Un concepto
importante de subrayar es que fuera del tracto gastrointestinal,
enterobacterias comensales del intestino pueden producir infecciones. Un buen
ejemplo de ello es la participación de E. coli como principal causa de
Infección Urinaria, una patología infecciosa muy frecuente principalmente en
mujeres en la etapa activa de la vida. En este caso cepas de E. coli del
intestino, colonizan el periné, la uretra y son capaces a ascender hasta la
vejiga donde se multiplican activamente y provocan una respuesta inflamatoria.
En otro tipo de pacientes como son los niños recién nacidos y los ancianos,
quienes no tienen sus mecanismos de defensa muy eficientes, E. coli y otras enterobacterias comensales del intestino como Klebsiella, pueden pasar a la
sangre y provocar focos de infección a distancia como meningitis. Por último,
un concepto también importante de enfatizar es el hecho que algunas especies
dentro de esta Familia tienen como hospedero exclusivo al hombre, como es el
caso de Salmonella typhi y Shigella. En cambio otras tienen un amplio
reservorio animal y se transmiten en forma natural de los animales al hombre,
es decir son zoonóticas, entre ellas tenemos varios tipos de Salmonella, E.
coli enterohemorrágico y Yersinia enterocolítica. En el caso de patógenos
zoonóticos, para un efectivo control de estas infecciones es necesario un
enfoque multidisciplinario.
El
lipopolisacárido de la pared celular comprende una zona más interna denominada
core, que contiene la molécula del lípido A de la que depende la actividad
biológica de la endotoxina, responsable de la producción del shock endotóxico
característico de estas bacterias. En la parte más externa se encuentra el
lipopolisacárido que constituye el antígeno O, que está constituido por una
serie de cadenas laterales repetidas de polisacáridos unidos al core. El
antígeno O tiene una gran homología entre todas las enterobacterias. Estos
antígenos O se encuentran en las cepas «lisas» y les confiere una morfología
que permite distinguirlas de las «rugosas» (términos que se refieren al aspecto
de las colonias). Junto con otros factores, la presencia de antígeno O media la
resistencia bacteriana al efecto bactericida del suero normal. Los aislados
resistentes a la acción bactericida del suero son capaces de sobrevivir más
tiempo en sangre y por tanto de causar infecciones hematógenas, diseminadas y
más severas. Existen tres
tipos de antígenos de superficie que sirven para serotipar e identificar a las
enterobacterias: a) el ya mencionado antígeno somático o antígeno O, b) el
antígeno flagelar o antígeno H, y c) el antígeno capsular o antígeno K.
En ciertas
especies como en E. coli, la presencia de un determinado antígeno O, H y K
determina la patogenicidad de una cepa. Así, ciertos antígenos O actúan como
factores de adhesión/colonización necesarios para la producción de infección
urinaria, otros actúan como factores de colonización y como toxinas que causan
gastroenteritis, y otros participan en el desarrollo del síndrome hemolítico
urémico. Los
antígenos H, que son proteínas encontradas en los flagelos de estas bacterias
están también ligados a la producción del síndrome hemolítico urémico (por
ejemplo, serogrupo O157:H7) y podrían ser responsables de la capacidad de
progresión de las enterobacterias a través de las vías urinarias. Por último,
los antígenos K son polisacáridos ácidos situados en la superficie celular.
Algunos de ellos como el antígeno capsular K1 de E. coli se asocian con el
desarrollo de meningitis neonatal, bacteriemia e infección urinaria. Otros
factores de virulencia lo constituyen las fimbrias o pili, que son
prolongaciones filamentosas que permiten la adherencia de las bacterias a
receptores específicos de las células mucosas y epiteliales de las vías
respiratorias, digestivas y genitourinarias. Tal unión o adherencia es
extraordinariamente selectiva. Así, las fimbrias o pili del tipo I, que son muy
comunes y se hallan en multitud de cepas de E. coli, Klebsiella spp. y
Salmonella spp., se unen específicamente a receptores que contienen manosa. Otro factor
de virulencia que contienen las enterobacterias son los plásmidos, fragmentos
de ADN extracromosómico transmisibles de bacteria a bacteria, no siempre de la
misma especie, que permiten transmitir la resistencia a antibióticos (plásmidos
R) o la producción de toxinas.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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