ENVASES INTELIGENTES EN LA INDUSTRIA ALIMENTARIA
"Los lugares más obscuros del
Infierno, están reservados para los que mantienen su neutralidad en épocas de
crisis moral"
(La Divina Comedia - Dante Alighieri)
ENVASES INTELIGENTES EN ALIMENTACIÓN
La sociedad actual exige nuevos diseños que se adapten a sus
necesidades, nacen los nuevos envases para la industria alimentaria en donde el
alimento y el envase son una pareja indivisible. La alimentación es una
necesidad primaria y, por tanto, el consumo de este tipo de bienes no decrece,
más bien se modifica. Es por eso que en este momento de cambio el mercado de la
alimentación tiene que apostar por nuevos productos que cubran y se adapten a
las necesidades actuales. La sociedad actual, con nuevos hábitos de consumo,
requiere de nuevos diseños que se adapten a sus necesidades. El ritmo de vida
reduce la frecuencia con la que se realizan las compras, motivo que exige
envases que conserven el producto durante un periodo de tiempo mayor.
Además,
debido a la poca disponibilidad para realizar la compra, se extiende cada vez
más el servicio de compra online y reparto a domicilio. Disponer de poco tiempo
para comer o para preparar un plato elaborado, demanda cada vez más envases que
permitan cocinar y comer en el mismo envase. Disfrutar de un plato elaborado
cómodamente, sin necesidad de realizar cambios desde el envase a un recipiente
para cocinar y después a un plato para consumir. El envase activo prolonga la
vida útil y mejorar el estado de los alimentos envasados. Pero no sólo esto es
importante. En estos momentos en los que el poder adquisitivo medio se ha
reducido, el hábito de comer fuera se ha convertido en un problema para muchos
consumidores. Este sector de la población está acostumbrado a un plato recién
cocinado, de una calidad que hasta el momento era difícil de alcanzar con los
platos pre cocinados. En muchos casos debido a la estructura o material del
envase que no ayudan a mantener las propiedades que caracterizan al producto.
En otros casos, debido que el envase no se adapta al método de cocinado del que
se dispone. La independencia de una fuente de alimentación o de un sistema para
poder calentar o enfriar una bebida, es una de las ventajas que podrán ofrecer
los nuevos envases. En muchos casos la principal diferencia entre productos
radica en el envase, este puede convertirse en la única razón por la que se
elige una marca comercial concreta. Como ejemplo, un envase con un sistema que
inhibe durante un periodo de tiempo mayor la oxidación. Éste ofrece un producto
de mayor calidad durante más tiempo, evitando pérdidas de producto y reduciendo
desperdicios innecesarios. La necesidad de cambio no viene exigida únicamente
por los consumidores. Los propios envasadores y fabricantes de envases,
necesitan conocer los cambios y nuevas tendencias en el sistema productivo y
logístico, para ofrecer valores tangibles a un precio competitivo. Uno de los
objetivos de muchos envasadores es reducir el coste unitario. Este objetivo se
podrá alcanzar si la tecnología aplicada para desarrollar este envase permite
la reducción de material, la aplicación de otros materiales o la optimización
mediante un nuevo diseño.
Aumentar el alcance de la cadena de distribución,
permite la extensión de mercados. Este cambio exige estudiar los riesgos de la
distribución: vibración, compresión dinámica, humedad, temperatura. Las
exigencias de los nuevos mercados y la necesidad de cumplir con la legislación
vigente relacionada con la sostenibilidad, suponen nuevos retos para el diseño
del envase. Las tendencias de estos últimos años están focalizadas en mejorar
los envases de productos de necesidad básica, como la alimentación. Dentro de
esta tipología de productos, el sector de los platos preparados destaca como
uno de los más prometedores de la alimentación. En el sector de los
platos preparados los dos grupos con mayor mercado son los platos refrigerados
y platos congelados. El mercado de los platos refrigerados genera en Europa, alrededor de
700 millones de euros anuales, con volúmenes de venta en torno a las 150.000
toneladas. Por lo que hace referencia a los platos congelados, la mayoría de
las estimaciones indica un nivel de ventas en torno a 144.000 toneladas
anuales.
Por lo tanto, en este sector aparece la oportunidad de mejorar los
sistemas actuales, resolviendo las carencias detectadas a nivel del consumidor
y del envasador. Para analizar la posición en la que se encuentra el envase
alimentario a día de hoy, se parte de las funciones principales del envase
convencional, presentadas al inicio de este artículo y que básicamente son
contener, conservar y proteger la integridad del producto, e informar y vender
el producto contenido. Inicialmente, la función de contener un producto alimentario terminaba
en el momento en el que el producto se cocinaba y se consumía. La función era
meramente contener el producto, a temperatura ambiente o refrigerada. Ahora,
contener el producto puede significar en algunos casos soportar las
temperaturas de congelación, ya que muchos de los productos se distribuyen
congelados.
En la mayoría de productos precocinados su introducción en el
microondas o en el horno, sin que esto provoque una alteración del envase que
pueda afectar al producto es un requerimiento. Una vez cocinado aparece una
nueva función: contener el producto mientras se consume ejerciendo de plato. La
definición de contener el producto sigue siendo acertada, pero cada vez más,
cubrir esta función supone un proceso de mejora del envase. En muchos casos la
solución está en una combinación de diferentes materiales que consiga las
propiedades deseadas. Del mismo modo que el vidrio permitía la esterilización
en el propio envase, las empresas de envases de plástico cuentan años después
con la combinación de materiales poliméricos, que permite realizar los
tratamientos térmicos en el propio envase. Un ejemplo de este tipo de material
es un compuesto laminado de PP/EVOH/PP.
El desarrollo de nuevos materiales
multicapa permite que el consumidor introduzca el envase en el microondas sin
que se produzca una migración desde el envase hacia el producto. Ejemplos de
estructuras utilizadas para este tipo de envases son PP/EVOH/PP o PET/Al/PP. El
PP suele utilizarse porque presenta ciertas características deseables, como
resistencia a la sorción de la grasa, es esterilizable y microondeable. No
solamente la introducción del envase en el microondas ha sido un avance.
Generar materiales que soporten las temperaturas del horno manteniendo las
propiedades del envase, o incluso permitir su cocción en ambos, ha sido y sigue
siendo un reto para los fabricantes de packaging. El principal objetivo de
estos envases flexibles o rígidos, es resistir altas temperaturas durante un
tiempo determinado. Actualmente existen algunas soluciones comerciales no solo
para platos precocinados, sino también para productos de panificación. Inicialmente
esta protección del producto se remitía a cumplir funciones más generales, como
evitar el derrame del producto durante el transporte, impedir el intercambio de
gases entre el interior y el exterior del envase o soportar los posibles
riesgos derivados del ciclo de distribución.
Actualmente, estas propiedades se
consideran cubiertas por cualquier sistema de embalaje, por lo que el reto está
en la participación activa del envase en la protección del producto. Un envase
activo tiene como función prolongar la vida útil o mejorar el estado de los
alimentos envasados, mediante la incorporación de sustancias con ciertas
propiedades beneficiosas o la eliminación de otras que pueden presentar
problemas para la conservación. La base de estos mecanismos es un transporte de
masas que incluye una regulación de la permeación de gases en el espacio
cabeza, una retención de sustancias por sorción. Este sector del mercado
pronostica un incremento en su volumen de ventas, que se verá reflejado sobre
todo en los absorbedores de humedad, secuestradores de O2 y CO2 y envases
microondeables. La oxidación del alimento es una reacción iniciada por
radicales libres. Este tipo de reacciones, una vez iniciadas progresan muy
rápidamente, dificultando cada vez más su control y deteriorando el alimento.
Para atrasar la iniciación de la oxidación se utilizan diferentes mecanismos.
Para
el control de la oxidación se puede actuar de dos modos. Se puede actuar sobre
el O2 o sobre las especies que pueden reaccionar con él. El control del primero
se consigue eliminando el O2 residual del espacio cabeza del envase y/o
evitando la entrada de O2 desde el exterior. Por otra parte, el control de las
especies reactivas frente al O2 se puede alcanzar con la adición de
antioxidantes en alguno de los elementos del sistema producto - envase. El uso
de materiales barrera evita la entrada del O2. Habitualmente para actuar como
barrera se elige un laminado multicapa. Con éste se consigue una baja
permeabilidad a los diferentes gases y una resistencia mecánica alta para evitar
una posible punción. Dos laminados multicapa comunes, que actúan como barrera
son PA/PVdC/PE y PA/EVOH/PP. La capa de PA permite la impresión. La capa
central actúa como barrera. Y la interior debe permitir la termosoldadura. Las
barquetas de comida precocinada y sobres para productos deshidratados, son
ejemplos de envases que utilizan este material multicapa.
La segunda opción
para reducir la cantidad de O2 en el espacio cabeza de los envases son los secuestradores
de O2. Estos secuestradores de O2 pueden depositarse en el material del envase
o en el del cierre. Ejemplos de secuestradores son metales y óxidos metálicos,
ácido ascórbico o enzimas. Estos compuestos tienden a oxidarse con mayor
facilidad que el alimento contenido, y por tanto utilizan el O2 existente,
evitando que quede disponible. El principal problema es que la mayoría de los
secuestradores de O2 no pueden entrar en contacto directo con el alimento. Por
lo tanto, es función del diseño del envase separar físicamente este elemento
del producto, pero al mismo tiempo, permitir la interacción del secuestrador
con el O2 existente en el espacio cabeza. Los envases activos con agentes
antioxidantes pueden ejercer una acción de protección sobre alimento contenido,
reduciendo las especies reactivas del O2. Ejemplos de antioxidantes aplicados
al material de envase son la vitamina E, que ayudan a reducir los efectos de la
oxidación.
Muchos de los alimentos que se comercializan envasados generan CO2. Las
frutas y hortalizas, por su naturaleza, consumen O2 y generan dióxido de
carbono. Los productos tostados, como el café, una vez envasados siguen
desprendiendo CO2. Para controlar esta emisión se utilizan sustancias como el
hidróxido de calcio. Por otra parte, existe otra gama de productos que por su elevada
humedad una vez envasados, requieren el uso de CO2 como fungicidas. Productos
horneados, carne fresca o quesos, son algunos de los productos que requieren de
emisores de CO2 para controlar el crecimiento microbiano. Ejemplos de
compuestos emisores de CO2 son el bicarbonato cálcico y el ácido ascórbico. Esta
función engloba la función de informar y la función de vender el producto. La
primera, ofrecer información al consumidor, requiere de una ampliación para
informar a cualquier miembro de la cadena de distribución sobre el estado del
producto. El modo de ofrecer esta información se basa en nuevas tecnologías,
como las etiquetas RFID o los indicadores; elementos incluidos dentro de la
definición de envases inteligentes.
Un envase inteligente es aquel que no
solamente protege el contenido, sino que interacciona con él: obteniendo
información del producto o de su entorno. Esta información se procesa y se
presenta al consumidor. Muchos de los envases inteligentes para productos de
alimentación están basados en sustancias indicadoras, es decir, sustancias que
informan del estado en el que se encuentra un producto. Un buen ejemplo son los
indicadores de frescura, que revelan la calidad del producto envasado a través
de su respuesta frente a alguno de los cambios que se suceden en el alimento.
Este pequeño sensor reacciona con los gases generados por el producto durante
la reacción de oxidación, y cambia su estado inicial (generalmente cambia de
color) para informar del cambio en el producto. Indicadores termocrómicos o de
humedad son otras de las posibilidades que ofrecen los envases inteligentes. La
segunda, presentar y vender el producto, se convierte en adaptar los productos
al gusto del consumidor. Un consumidor que cada vez más exige nuevas funciones
que consigan un producto listo para consumir. Quizás, esta es una de las
funciones más complejas dentro de la definición de envase, y seguramente una de
las que va a marcar tendencias de mercado y retos de investigación durante los
próximos años. El concepto de susceptor para microondas no es nuevo, ya que se
viene utilizando desde los años 80.
La función de este elemento es absorber las
radiaciones microondas y convertirlas en calor. Generalmente los susceptores
están realizados en aluminio. Por su condición de material metálico es capaz de
absorber las microondas que generan un flujo de oscilaciones dentro del
material. Vibraciones que se convierten en calor. De este modo, una fina capa
de aluminio que puede laminarse junto al material de envase o ser depositada
por metalización al vacío, funciona como fuente de calor. Esta fuente de calor
situada en zonas estratégicas del envase, puede generar un efecto de tostado
asociado generalmente al horno. La temperatura que se puede alcanzar en el
interior de un envase con susceptor está alrededor de los 200°C. Actualmente ya
existen las primeras soluciones comerciales con susceptores que cuentan con un
elemento activo. Estos elementos absorben el exceso de humedad o exceso de
aceite durante la cocción, sin verse afectados por la temperatura alcanzada en
el envase.
Envases microondables con válvula para cocinar al vapor: Esta tecnología permite cocinar el alimento al vapor dentro del propio envase. Con este sistema se consigue una menor pérdida de humedad, que evita que se reseque el alimento y mantiene mejor las vitaminas. La tecnología utilizada es la perforación por láser o imperfección controlada de costuras, que funcionan como válvula de escape. Al llegar a una cierta presión y temperatura el vapor puede ser liberado. Este tipo de cocción se aplica actualmente a productos como pescado congelado y verduras.
Envases autocalentables: Los envases autocalentables se basan en una
reacción que genera calor para aumentar la temperatura del producto, una
reacción exotérmica en la que participan diferentes reactivos dependiendo del
calor que se desea alcanzar. Una reacción muy utilizada es la hidratación del
óxido de calcio (CaO) con agua en la que participan reactivos económicos.
Además, los productos o subproductos generados son aceptables
medioambientalmente. En la actualidad uno de los mercados que ha incluido esta
tecnología es el de las bebidas calientes. La base del funcionamiento de este
tipo de envases es, mantener separados los reactivos hasta el momento en el que
se va a consumir el producto. Por este motivo, todos los sistemas
autocalentables constan de volúmenes herméticamente separados para albergar la
bebida, el óxido de calcio y el agua. El diseño de este tipo de envases permite
mezclar de forma homogénea los dos reactivos y fuerza a que estos envuelvan el
volumen ocupado por el producto. En este tipo de bebidas se consigue un aumento
de la temperatura alrededor de 40 °C por encima de la inicial. Esta función ha
sido estudiada durante años por diferentes centros de investigación, que
trabajan junto a las empresas para el desarrollo de nuevos sistemas de
embalaje.
El problema es que la magnitud de estos riesgos se incrementa cada vez más, mercados más amplios generan cadenas logísticas más largas. La posibilidad de transportar productos sensibles (alimentos perecederos) a mayores distancias, o la legislación, que regula cada vez más las cadenas de distribución, son factores que demandan nuevos sistemas de embalaje. En definitiva, las nuevas tendencias en el sector del envase alimentario se decantan por envases que ejercen alguna función activa sobre el sistema envase-producto, ya que gracias a estos compuestos se reduce el volumen de alimentos frescos desechados. Las preferencias de las empresas se basan en la optimización en el ciclo de distribución. Y cada vez más, el consumidor se decanta por un envase que aporte una nueva función como la que ofrecen los sistemas autocalentables. El proyecto europeo RECAPT identifica las 15 nuevas tecnologías de elaboración de alimentos, que van de la etiqueta RFID a los envases inteligentes, entre otros. Desde el año 2011 y hasta 2014, el Proyecto RECAPT (Retailer and consumer acceptance of promising novel technologies and collaborative innovation management), financiado por la Unión Europea, trabaja en la creación de una plataforma que apoye y refuerce la colaboración entre investigadores en el campo de la alimentación y la industria alimentaria y otros implicados del sector. En lo que lleva de andadura, el proyecto ha identificado las 15 principales tecnologías desarrolladas en el ámbito de la alimentación.
Las nuevas tecnologías juegan un papel importante en el ámbito de la alimentación ya que permiten producir alimentos y bebidas que se adaptan a las demandas de los consumidores de manera segura. A través de las innovaciones tecnológicas, se desarrollan nuevos productos y tecnologías que persiguen la calidad y seguridad alimentarias. En este ámbito, el proyecto RECAPT apoya la colaboración entre científicos de los alimentos, la industria alimentaria y otros implicados y fomenta el desarrollo de productos innovadores. El objetivo es desarrollar nuevos productos alimenticios que cuenten con el apoyo de la ciencia y que se adapten a la demanda de los consumidores. A través del proyecto RECAPT se han identificado 15 avances científicos en el campo de la alimentación claves para el sector:
1. Envases activos: Estos envases proporcionan un ambiente interno modificado que protege el alimento contra
cualquier efecto no deseado que afecte la calidad o seguridad. Este tipo de
envases interactúan con su contenido para aumentar el tiempo de conservación o
mantener la calidad durante el almacenamiento.
2. Películas
biodegradables: Ofrecen una barrera entre el alimento y su entorno y crea una protección contra los efectos no
deseados como microorganismos. Este tipo de películas tienen capacidad para
descomponerse a través de la acción de los organismos vivos, y se perciben como
más respetuosos con el medio ambiente.
3. Plasma frío: Mediante esta tecnología se
consigue eliminar patógenos del aire y de las superficies en contacto con los
alimentos. De creciente interés para su incorporación en las líneas de
procesado.
4. Recubrimientos Comestibles: Se aplican a muchos
productos alimenticios para controlar la transferencia de humedad para mejorar
la seguridad y preservar la calidad nutricional y sensorial. También se usan
para mejorar el aspecto, olor y sabor y vida útil. Una de las principales
particularidades es que son aptos para el consumo.
5. Irradiación a
través de haz de electrones: Es una forma de energía ionizante de baja intensidad útil
sobre todo en productos envasados.
6. Homogeneización
de alta presión: A través de este proceso mecánico se somete un producto
líquido a alta presión.
7. Alta presión: Las altas presiones se usan
con otras técnicas para lograr la desinfección y conservación de alimentos con
un procesado mínimo que no afecta al contenido nutricional. La combinación de
las altas presiones con otro tratamiento térmico permite que la temperatura
aplicada sea menor.
8. Presión
hidrodinámica:
Este proceso suele utilizarse para ablandar la carne tras el sacrificio.
Consiste en aplicar ondas de presión a través de la conversión de energía
eléctrica en mecánica.
9. Envases
inteligentes:
Una serie de sensores proporcionan información sobre el estado de un alimento o
sobre las condiciones en las que se ha almacenado y que están vinculadas a
ciertas características de seguridad.
10. Calentamiento
por infrarrojos: Destaca su capacidad para calentar alimentos sin necesidad
de que entren en contacto directo con la fuente de calor: Se ha utilizado para
calentar, dorar, descongelar y tostar, así como otros tipos de cocción.
11. Calentamiento
óhmico:
Los alimentos se calientan al pasar electricidad. La energía eléctrica se
disipa en calor, lo que se traduce en un calentamiento rápido y uniforme. Una
de las particularidades de este sistema es que el calentamiento se produce en el interior del alimento.
12. Campos eléctricos pulsados: No se produce un calentamiento de los alimentos sino
que busca inactivar grandes cantidades de microorganismos, lo que implica una
reducción de la actividad biológica en el producto.
13. RFID: La identificación por
radiofrecuencia puede considerarse como una forma de código de barras
inteligente. A diferencia del código de barras, los datos almacenados en
etiquetas RFID se pueden cambiar y actualizar.
14. Extracción
supercrítica de fluidos: Un material soluble se extrae de un material alimenticio a
través de un disolvente (la sacarosa de la remolacha o el café de los granos).
15. Corte por
ultrasonidos: La aplicación de ultrasonidos mejora la calidad de la superficie del corte en el alimento. A diferencia de
otras máquinas de corte, los ultrasonidos pueden cortar materiales blandos,
producen bajos niveles de calor y una mínima distorsión.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO
TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HABITO"
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Aunque el artículo es antiguo, se ofrece buena información sobre los envases para alimentos y sus caracteristicas.
ResponderBorrarSaludos
Visto el comentario final me gustaría saber de qué manera podría tener acceso a la bibliografía consultada para la redacción del artículo, que ha sido de grandísima ayuda, por cierto. Muchas gracias y un saludo.
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