ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión (Parte 18)
"La duda es uno de los muchos nombres de la inteligencia"
Jorge Luis Borges
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión
(Parte 18)
INTOXICACIONES ALIMENTARIAS CAUSADAS POR TOXINAS ANIMALES y VEGETALES
INTOXICACIONES ALIMENTARIAS CAUSADAS POR TOXINAS ANIMALES y VEGETALES
En éstas entregas, haremos referencia a aquellas
toxiinfecciones de índole biológico que, por no ser tan frecuentes o conocidas,
son soslayadas dentro de la sintomatología general y su casuística global,
hasta que se producen brotes importantes o casos puntuales con decesos de los
pacientes, los cuales orientan a los galenos a diagnosticar estas patologías,
que por otra parte, se encentran siempre al acecho
CIGUATERA
Intoxicación producida por la ingestión de ciertos peces y moluscos
(principalmente caracoles marinos, ostras, mejillones o almejas) tropicales
infectados con toxinas producidas cuando comen ciertos tipos de algas. Entre
estas algas se encuentran las típicas algas de color rojizo que son las responsables
de la "marea roja". Existen varias versiones sobre el origen de la palabra
"ciguatera": en el año 1835, cuando un ciudadano inglés se enfermó en
Cuba, declaró que contrajo la enfermedad luego de consumir "seawater
fish" (pez de mar). En realidad, el origen del término es la palabra
"cigua", el nombre común de un gasterópodo (Cittarium (Livonia)
pica), que es comúnmente consumido en el área del Caribe, particularmente en la
preparación denominada Ceviche, y que se ha implicado como causa de ciguatera. Este
molusco a veces es llamado "Siwa" en el Caribe de habla Inglesa. La
palabra ciguatera, ya había sido usada en 1787 por el biólogo Antonio Parra en
su descripción de una intoxicación con L. pica, y luego por el naturalista
cubano Felipe Poey para describir similares casos.
Referencias a enfermedades
parecidas a la ciguatera se pueden encontrar en 1555 en la Crónica de las
Indias por Pedro Martyr de Anglería, pero posibles referencias aún más
tempranas a la ciguatera incluyen la Odisea de Homero (800 AC) y referencias
históricas a un brote en China en el 600 AC. En los tiempos de Alejandro Magno,
(323–356 AC) se les prohibía a los soldados comer peces para prevenir
enfermedades. Reportes más definitivos ocurren en 1601 (Océano Indico), en 1770
(Pacífico Sur), en 1774 por el Capitán James Cook, y en 1792 en la Polinesia
Francesa. Nuestro conocimiento sobre la ciguatera ha progresado
significativamente desde que en 1959 Randall propuso la hipótesis de que la
toxina era introducida en la cadena alimenticia por peces herbívoros que
consumían microalgas tóxicas, y que, a su vez, eran consumidos por peces depredadores
mayores (Randall 1959).
Avances notables incluyen la
identificación y aislamiento de una ciguatoxina en 1967 (Scheuer 1967), el
descubrimiento por Yamamoto y sus colegas de una especie de dinoflagelado que
producía la toxina (Yamamoto y cols. 1977), y la identificación de la
estructura química de una importante ciguatoxina y de su precursor en el
dinoflagelado Gambierdiescus toxicus (Murata y cols. 1989). Los síntomas se producen entre las 2 horas y las 36 horas como máximo. En
la primera fase afectan al aparato digestivo con la aparición de mareos,
vómitos, diarrea o dolor de estómago. Posteriormente afectan al sistema
nervioso con adormecimiento de los músculos de las manos o de los pies,
dificultad para caminar, dificultad para hablar, disminución en el ritmo
cardíaco y, en casos graves, paro cardiorrespiratorio.
Esta intoxicación puede tener una duración de varios meses y se va
agravando a medida que el enfermo come más pescado o marisco contaminado o
ingiere alcohol. El pescado de mar subtropical y tropical acumula toxinas que se
desarrollan de manera natural a través de su dieta. Se sabe que el origen de
las toxinas son diversas especies de dinoflagelados (algas) que son comunes en
las regiones endémicas de la ciguatera, en latitudes bajas. Las manifestaciones
de ciguatera en humanos normalmente suponen una combinación de desórdenes
gastrointestinales, neurológicos y cardiovasculares. Los síntomas descritos
dentro de estas categorías generales varían con el origen geográfico del
pescado. Los primeros síntomas del envenenamiento ocurren unas seis horas
después de haber consumido el pescado tóxico e incluyen adormecimiento peri
oral y hormigueos (parestesia), que se puede extender a las extremidades,
nauseas, vómitos, y diarrea.
Los signos neurológicos
incluyen que se intensifique la parestesia y que se agudice la sensibilidad a
las temperaturas extremas, vértigo, y debilidad muscular hasta el punto de la
postración. Los signos cardiovasculares incluyen arritmias, bradicardia o
taquicardia, y presión sanguínea reducida. El envenenamiento por ciguatera
normalmente es autolimitante, y los síntomas normalmente remiten en varios días
desde el comienzo. Sin embargo, se sabe que en los casos severos, los síntomas
neurológicos persisten de semanas a meses. En unos pocos casos aislados los
síntomas neurológicos has persistido varios años, y en otros casos los
pacientes recuperados han sufrido recurrencias de los síntomas neurológicos de
meses a años después de que se hubieran recuperado.
Estas recaídas están
habitualmente asociadas con cambios en los hábitos alimenticios o con el
consumo de alcohol. Hay una baja incidencia de muerte a raíz de fallo respiratorio
y cardiovascular. Los procedimientos de análisis clínico no están disponibles
de momento para el diagnóstico de la ciguatera en humanos. El diagnóstico se
basa por completo en la sintomática y en la historia alimentaria reciente. La
enfermedad se ha hecho conocida para la comunidad médica general recientemente,
y hay cierta preocupación acerca de que la incidencia sea mucho mayor de la que
se cree debido a la naturaleza no fatal generalmente, y la corta duración de la
enfermedad. Los peces marinos que normalmente se ven implicados en el
envenenamiento por ciguatera incluyen el mero, la barracuda, el pargo, el
jurel, la caballa y el pez ballesta. Muchas otras especies de peces de aguas
cálidas albergan toxinas de ciguatera. El acontecimiento de pescado tóxico es
esporádico, y no todos los peces de una especia dada o de una localidad dada
serán tóxicos.
La única manera de prevenir
la toxicosis causada de esta manera es evitando consumir especies marinas de
peces tropicales. Se cree que todos los humanos son susceptibles a las toxinas
de ciguatera. Las poblaciones en regiones tropicales o subtropicales son las
que más se ven afectadas dada la frecuencia de exposición a peces tóxicos. Sin
embargo, en consumo creciente per cápita de productos de pescado asociado con
un aumento interregional del transporte de productos marinos ha expandido el
rango geográfico de envenenamiento en humanos. En la intoxicación por
ciguatera, el ingrediente tóxico es la ciguatoxina, una toxina producida en
pequeñas cantidades por ciertas algas y organismos similares a algas
denominados dinoflagelados.
Los peces pequeños que comen
las algas resultan contaminados y, si un pez más grande come muchos peces
pequeños contaminados, el tóxico se puede acumular a niveles peligrosos, lo
cual puede hacer que uno se enferme si consume dicho pescado. La ciguatoxina es
"termoestable", lo cual significa que, sin importar lo bien que se
cocine el pescado, si éste está contaminado, uno resultará intoxicado. La marea
roja se presenta cuando hay un incremento rápido en la cantidad de
dinoflagelados en el agua. Sin embargo, por los medios de transporte de hoy en
día se puede decir que cualquier persona alrededor del mundo puede estar
cenando pescado de aguas contaminadas. Los síntomas de la intoxicación por
ciguatera se pueden presentar en cualquier momento desde 2 a 12 horas después
de comer el pescado.
INTOXICACIÓN POR MARISCOS
Al igual que la intoxicación
por ciguatera, la mayoría de las intoxicaciones por mariscos ocurren en aguas
cálidas, aunque se han presentado intoxicaciones hasta en Alaska y con
frecuencia en Nueva Inglaterra. Además, la mayoría de estas intoxicaciones se presentan
durante los meses de verano. El número de intoxicaciones también se incrementa
cuando hay una "marea roja". La intoxicación por mariscos se presenta
en productos de mar con dos caparazones tales como las almejas, las ostras, los
mejillones y algunas veces las vieiras (ostiones). Las sustancias dañinas que
causan la intoxicación por ciguatera, escombroides y mariscos son
termoestables, de tal manera que ningún grado de cocción lo protegerá de
resultar intoxicado si consume pescado contaminado.
Los síntomas dependen del
tipo específico de intoxicación. El envenenamiento a través de los mariscos es
causado por un grupo de toxinas producidas por las algas tipo plancton (en la
mayoría de los casos las dinoflageladas) que constituyen el alimento principal
de los mariscos. Posteriormente, estas toxinas son acumuladas y algunas veces
metabolizadas en su interior. Los 20 tipos de toxinas responsables del
envenenamiento por mariscos causante de parálisis (PSP por sus siglas en
inglés) son derivadas de la saxitoxina. Por otro lado, el envenenamiento por
mariscos diarreico (DSP por sus siglas en inglés) es causado presumiblemente
por un grupo de poliéteres de alto peso molecular, incluyendo el ácido
okadaico, las toxinas de la dinófisis, las pectenotoxinas y la yesotoxina. El
envenenamiento por mariscos neurotóxico (NSP por sus siglas en inglés) es el
resultado de la exposición del cuerpo a un grupo de poliéteres llamados
brevetoxinas. Finalmente, el envenenamiento por mariscos amnésico (ASP por sus
siglas en inglés) es causado por un aminoácido inusual llamado ácido domoico,
que es un contaminante.
En la Intoxicación paralítica
por mariscos, aproximadamente 30 minutos después de haber consumido productos
de mar contaminados, se puede presentar entumecimiento u hormigueo en la boca,
una sensación que se puede extender a los brazos y las piernas. Puede haber
mareos, dolor de cabeza y en algunos casos los brazos y las piernas pueden
llegar paralizarse temporalmente. Algunas personas también pueden presentar
náuseas, vómitos y diarreas, aunque estos síntomas son mucho menos frecuentes.
Por su parte, la Intoxicación neurotóxica por mariscos, presenta síntomas muy
similares a la intoxicación por ciguatera. Después de comer almejas o
mejillones contaminados, se experimentan náuseas, vómitos y diarrea. Estos síntomas
son seguidos por: entumecimiento u hormigueo en la boca, dolor de cabeza,
mareo, así como trastrocamiento de las temperaturas caliente y fría.
Finalmente, en la
Intoxicación amnésica por mariscos, vemos una forma de intoxicación extraña y
poco común que comienza con náuseas, vómitos y diarrea, seguida de una pérdida
de la memoria por un período corto, al igual que otros síntomas neurológicos
menos frecuentes. Debido a que, como dijimos, estos tóxicos son termoestables,
no hay una forma para que la persona que prepara el alimento sepa que éste está
contaminado, se debe asegurar que los proveedores del pescado contaminado sean
identificados y que todo el pescado de ese mismo lote, que posiblemente esté
contaminado, sea destruido. La ingestión de mariscos contaminados resulta en
una amplia variedad de síntomas, los que dependerán del tipo de toxina(s)
presente(s), la concentración en la que se halla y la cantidad de marisco
contaminado que es ingerido. En el caso de la PSP los efectos son
predominantemente neurológicos e incluyen la sensación de hormigueo,
sofocación, entumecimiento, somnolencia, incoherencia al hablar y parálisis
respiratoria. Por otro lado, los síntomas asociados con la DSP, NSP y la ASP
son menos característicos. La DSP es detectada principalmente como un desorden
gastrointestinal generalmente suave, que incluye síntomas tales como náuseas,
diarrea, vómitos y dolores abdominales acompañados de escalofríos, dolor de
cabeza y fiebre.
Tanto los síntomas
gastrointestinales como los neurológicos son característicos de la NSP, e
involucran la sensación de hormigueo y el entumecimiento de los labios, la
lengua y la garganta. Además también se pueden presentar dolores musculares,
vértigo, inversión de las sensaciones de frío y calor, diarrea y vómito.
Finalmente, la ASP es caracterizada por desórdenes gastrointestinales (vómitos,
diarrea, dolores abdominales) y problemas neurológicos (confusión, pérdida de
memoria, desorientación, ataques epilépticos o el coma). Los síntomas de la
enfermedad PSP se presentan rápidamente dentro de las 2 horas posteriores al
consumo del marisco, lo que dependerá de la cantidad de toxina ingerida.
En los casos severos es común
que se presente una parálisis respiratoria, pudiendo sobrevenir la muerte de no
proveerse la ayuda necesaria. Cuando ésta es aplicada dentro de las primeras 12
horas de exposición, usualmente la recuperación es completa sin dejar efectos
colaterales. En ciertos casos inusuales y debido a la débil acción hipotensora
de la toxina, puede ocurrir la muerte por un colapso cardiovascular a pesar de
que se haya proveído de la ayuda para la respiración. En la NSP, la
sintomatología aparece a los pocos minutos u horas, siendo su duración relativamente
corta (desde unas pocas horas hasta varios días). La recuperación es completa
aunque puede dejar algunos efectos posteriores. No se ha reportado ningún caso
fatal. Por último, en la DSP y dependiendo de la dosis de toxina ingerida, los
síntomas pueden presentarse rápidamente (ej. a los 30 minutos) ó a las 2 a 3
horas posteriores al consumo del alimento y pueden durar aproximadamente de 2 a
3 días. La recuperación es completa sin dejar efectos posteriores, y por lo
general esta enfermedad no es fatal. El diagnóstico del envenenamiento a través
de mariscos se basa completamente en la sintomatología.
Todos los mariscos
(incluyendo los moluscos que se alimentan usando el sistema de filtración) son
potencialmente tóxicos. Sin embargo, la PSP es asociada generalmente con los
mejillones, las almejas, los berberechos y las veneras encontradas
especialmente, aunque no solamente, en el Océano Pacífico. Por otro lado, la
NSP está asociada principalmente con los mariscos obtenidos de la costa de
Florida y del Golfo de México; la DSP con los mejillones y la ASP con los
mejillones solamente. La única forma de que el envenenamiento por estas toxinas
puede ser evitado es no consumiendo los mariscos. No obstante, las autoridades
saben frecuentemente cuando las algas han aflorado localmente, prohibiéndose la
pesca de mariscos. Así mismo, y especialmente en el caso de la DSP, los
mariscos son mantenidos en agua limpia por un período de tiempo determinado
antes de proceder a su venta y consumo. En la mayoría de los países los
mariscos son monitoreados para encontrar alguna de las diferentes toxinas, y la
mayoría de los casos que se han presentado son atribuidos a aquellos mariscos
obtenidos por personas ajenas a la localidad o turistas.
Un número desproporcionado de
casos PSP (especialmente en los EEUU donde este tipo de enfermedad es
relativamente común) se presenta entre los turistas u otras personas que no son
nativas del área en la que los mariscos contaminados son obtenidos. Esto puede
presentarse a pesar de las cuarentenas oficiales establecidas o las tradiciones
de consumo seguras, técnicas dirigidas a proteger la salud de la población
local. Todos los seres humanos somos susceptibles al envenenamiento por
mariscos, y especialmente los ancianos parecen estar predispuestos a los
efectos neurológicos severos causados por la toxina de los mariscos.
DINOFLAGELADOS
Los dinoflagelados forman
parte de gran y diverso grupo de organismos microscópicos, y normalmente
unicelulares, que se clasifican como protistas (organismos celulares que no se
pueden clasificar estrictamente como hongos, plantas, o animales). Generalmente
tienen dos extensiones en forma de látigo (los flagelos) de diferentes tamaños,
las cuales usan para la locomoción y causan la característica trayectoria
natatoria en espiral. Algunos dinoflagelados son fotosintéticos y de vida
libre, otros son autotróficos y/o simbióticos con protozoos y animales marinos,
algunos son depredadores, y algunos son parasíticos. Grandes floraciones de
dinoflagelados a veces imparten un color rojizo a las aguas y crean las
conocidas "mareas rojas". La marea roja de Florida es causada
principalmente por el dinoflagelado Karenia brevis, mientras que en la parte
norte de la costa occidental de Norteamérica el mayor culpable es otro
dinoflagelado conocido como Alexandrium fundyense.
La especie más frecuentemente
asociada con la ciguatera es el dinoflagelado fotosintético Gamberdiscus
toxicus. Esta especie normalmente vive como epifita en otras algas mayores o en
la superficie de corales muertos. Aunque puede dispersarse a nuevas regiones en
pedazos de algas flotantes, esta especie no forma parte de las mareas rojas. En
el mar, las microalgas, constituyen la base de la cadena alimentaria, ya que
son el principal alimento de especies como los moluscos filtradores. Bajo
ciertas condiciones ambientales, como temperatura del agua, salinidad,
luminosidad y disponibilidad de nutrientes, éstas proliferan en forma
explosiva, provocando un fenómeno que se conoce con el nombre de Floraciones
Algales o “Bloom”, los que, generalmente, son beneficiosos para la vida marina.
Las floraciones pueden provocar grandes cambios en la coloración del agua,
debido a que las microalgas poseen pigmentos (que les permiten realizar la
fotosíntesis), tornando las aguas a colores rojo, amarillo, verde o café. Por
esta razón, estos fenómenos son conocidos mundialmente como "mareas
rojas". En algunos casos, las Floraciones Algales son provocadas por
microalgas consideradas dañinas, provocando un fenómeno denominado “Floraciones
Algales Nocivas” (FAN). Estas floraciones pueden ser consideras como tóxicas o
no tóxicas.
Las FAN del tipo No Tóxico,
corresponden a floraciones de microalgas que debido a su repentino incremento
numérico, afectan la disponibilidad y/o captación de oxígeno, provocando
eventos de mortalidad en peces y otros organismos. Las FAN del tipo Tóxico
corresponden a floraciones de microalgas que en su metabolismo generan
sustancias altamente tóxicas, conocidas con el nombre de toxinas marinas. Los
moluscos filtradores, que se alimentan de microalgas concentran estas toxinas
en sus tejidos, convirtiéndolos en alimentos altamente tóxicos, que pueden
provocar enfermedades severas e incluso la muerte de quienes los consuman.
La cadena de envenenamiento con ciguatera comienza cuando animales herbívoros
consumen los dinoflagelados y sus toxinas, concentran y transforman las toxinas
en sus cuerpos, y las pasan a eslabones más altos en las cadenas tróficas,
usualmente con más acumulación y concentración acompañando a cada paso. Se
conocen más de 400 especies marinas en 60 familias diferentes que acumulan las
ciguatoxinas (Brusle 1997).
Entre las más importantes
debido a su popularidad como alimento son la barracuda, algunos pargos (por
ejemplo, pargo del Golfo, jocú, rabonegro, y cubera), el medregal, el carite,
algunos meros (por ejemplo, el Americano y pintarroja; y las chernas criolla,
pintada y aleta amarilla), el pez perro, y otros. Rara vez, consumidores
primarios, incluyendo peces e invertebrados herbívoros pueden también causar
ciguatera. Existen diferentes formas de toxinas producidas por los
dinoflagelados, y estas pueden variar dependiendo en la especie y en la
ubicación geográfica. Algunas, tales como las maiotoxinas son excretadas, y
causan problemas solo si se consumen los intestinos de peces infectados. Por el
contrario, las ciguatoxinas, tienden a acumularse en varios tejidos incluyendo
los de músculos y órganos internos. Las ciguatoxinas son extremadamente
potentes y son resistentes al frío y calor, por lo cual cocinar o congelar los
peces o mariscos no las destruyen.
Existen pruebas para detectar
ciguatera en los peces y mariscos, siendo la más común el bioensayo de ratón,
pero los procedimientos son complicados y puede tomar más de cuatro días para
obtener resultados. Se han desarrollado algunas pruebas de campo más simples y
rápidas para detectar las toxinas pero o su eficacia no se ha probado, o han
producido un número demasiado grande de resultados erróneos. Otras pruebas que
pudieran dar resultados más rápido están en proceso de desarrollo por entidades
privadas y gubernamentales, incluyendo una por la Administración de Alimentos y
Drogas de los Estados Unidos. Un gran obstáculo en el desarrollo de pruebas
rápidas y efectivas es el problema de muestreo creado por la alta variación en
niveles de toxinas dentro y entre individuos. Similarmente, tampoco existen
pruebas diagnósticas precisas para el envenenamiento con ciguatoxinas.
Presentemente, la diagnosis se basa en los síntomas y en la historia inmediata
de consumo de alimentos del paciente. No existe tratamiento específico para la
ciguatoxina.
La Intoxicación Paralítica
por Moluscos (IPM), también llamada Marea Roja, es una intoxicación biológica
producida por la ingesta de moluscos bivalvos (mejillones, almejas, cholgas,
berberechos, vieyras, ostras) y/o caracoles de mar contaminados con plancton
marino productor de toxina paralizante. La toxina paralizante de los moluscos,
siendo la saxitoxina la más conocida, es un fenómeno biológico incontrolable e
impredecible, producido por la proliferación en el plancton marino de algas
unicelulares fitoplanctónicas, denominadas dinoflagelados, que tienen la
propiedad de producir una toxina muy potente y altamente letal. Los moluscos
bivalvos se alimentan por filtración del agua de mar. Cuando en la misma se
encuentran los dinoflagelados tóxicos, los moluscos que filtran entre 20 y 70
litros de agua por día, acumulan toxinas en relación directa con la cantidad de
dinoflagelados presentes.
La toxina se acumula en el
hígado, páncreas y masa muscular, es decir, que todo el molusco puede ser
tóxico. La presencia de las toxinas no tiene ningún efecto significativo sobre
los moluscos, no altera su aspecto, color, sabor, olor. En general la aparición
de los síntomas se da entre los 30 a 60 minutos, aunque pueden aparecer antes,
aún durante la ingesta, dependiendo de la concentración de toxina presente en
el molusco y de la cantidad de molusco ingerido. La enfermedad se manifiesta
con síntomas y signos predominantemente neurológicos. Comienza con parestesia
(sensación de hormigueo) en la región de la boca y labios, que puede extenderse
al resto de la cara y cuello. Se produce sensación de vértigo, incoordinación
motriz, ataxia, disfonía, alteración de la sensibilidad térmica, obnubilación,
etc. Pueden presentarse también nauseas, vómitos y mareos. La muerte se produce
por parálisis cardiorrespiratoria. En la República Argentina, 5 provincias
poseen costas hacia el océano atlántico (Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra
del Fuego y Buenos Aires) y cada una es responsable de las medidas sanitarias
dentro de su jurisdicción. De esta manera, la autoridad competente nacional y/o
provincial establece la prohibición de captura y explotación, así como de comercialización
de los productos pesqueros, con el objetivo de proteger la salud pública.
La marea roja puede
presentarse en cualquier época del año, y puede evitarse certificando la
aptitud de los productos pesqueros, antes de su ingreso en la cadena comercial,
por la autoridad sanitaria competente. El molusco tóxico no presenta ninguna
alteración que permita diferenciarlo de los normales. La ingestión de un sólo
molusco tóxico puede ser letal. Los posibles cambios de color en el agua no
indican toxicidad. Es decir, una modificación del color o tonalidad del agua de
mar no indica necesariamente la presencia de formas tóxicas en el plancton. El
calor no destruye la toxina, de manera que la cocción no brinda ninguna
seguridad. El consumo de alcohol y el agregado de sustancias ácidas como
vinagre/jugo de limón aumentan la absorción de la toxina.
Se recomienda no obstante, no
recolectar moluscos para el consumo en aéreas desconocidas, no recolectar
moluscos en aéreas vigiladas, sin consultar previamente la situación de veda
con la autoridad sanitaria competente y ante la aparición de los primeros
síntomas de la enfermedad, es fundamental concurrir al centro de salud más
cercano. Todos los mariscos, como moluscos bivalvos (choritos, cholgas,
almejas, machas, navajas, navajuelas, ostiones), gastrópodos (locos, abalones,
caracoles), crustáceos, equinodermos y tunicados como el piure, son
susceptibles a concentrar toxinas marinas. Los mariscos contaminados con
toxinas marinas no están enfermos, ni presentan ninguna alteración en su color,
olor o textura, por lo que sólo mediante análisis realizados en laboratorios
especializados y autorizados por las autoridades competentes, se puede
certificar la presencia o ausencia de toxinas en los mariscos.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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Los pocos valores más pequeños reducen la media, y de nuevo la mediana se ve mínimamente afectada (si es que se ve afectada). https://bibliotheque-du-capucin.com/como-identificar-la-inclinacion-y-la-simetria-en-un-histograma-estadistico/
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