Las Enterobacterias (Parte III)
"La explicación más sencilla es probablemente la explicación más correcta"
(Guillermo de Ockham)
Género
Shigella
Estas
son bacterias estrictamente humanas. Como sucede frecuentemente esta
adaptación, se producen pérdidas de funciones. Shigella, que por
hibridación se encuentra tan cercana a E.coli que podrían todas pertenecer a
una misma especie, a diferencia de ésta es auxótrofa, inmóvil, poco
glucidolítica y prácticamente no produce gas en la fermentación de la
glucosa. Shigella, que debe su nombre al científico japonés Kiyosi Shiga
(1871 - 1957) que la descubrió en 1897, es un tipo de bacteria que puede
infectar el aparato digestivo. Hay cuatro grupos diferentes de Shigella que
pueden infectar a los humanos, algunos de ellos provocan una enfermedad leve y
otros, cuadros más graves.
En base a los caracteres bioquímicos y antigénicos,
estas 4 especies: S. dysenteriae, S. flexneri, S. boydii y S. sonnei, se
subdividen en serotipos sobre la base de un factor somático O característico. Shigella
produce una enfermedad inflamatoria aguda del colon con diarrea sanguinolenta,
Shigelosis, que en su presentación más característica se manifiesta como una
disentería. Este síndrome clínico está caracterizado por deposiciones de poco
volumen con mucus, pus y sangre; cólicos y tenesmo, acompañados de
fiebre. Se transmite de persona a persona directamente por las manos
contaminadas o indirectamente por alimentos o agua contaminados con heces
humanas. Se necesita una dosis infectante pequeña para causar enfermedad;
frecuentemente unas pocas centenas de bacterias ingeridas son suficientes para
provocarla.
Género
Salmonella
Son
bacterias que, para la mayoría de los serotipos, habitan el intestino del
hombre y los animales. Hay algunos de esos serotipos que se encuentran
adaptados a una sola especie animal, como por ejemplo Salmonella typhi,
responsable de la Fiebre Tifoidea que se encuentra
solamente en el hombre.
El
género Salmonela se nombra después de que el bacteriólogo americano Daniel E.
Salmon, junto con algunos colegas, aislara en 1886 bacterias de cerdos (ahora
conocida como Salmonella choleraesuis) que consideraban eran la causa de la
fiebre de los cerdos (peste porcina). Daniel E. Salmon (1850-1914), organizador
de la oficina (los E.E.U.U.) de la industria animal, y director de la misma
desde 1884 hasta 1905, fundó la Universidad Veterinaria Nacional (NVC) de
los Estados Unidos en 1892. Las características patogénicas son tan variadas como su
hábitat natural. Se pueden dividir según las presentaciones clínicas en:
a.
Formas digestivas: Gastroenteritis, es la sintomatología más frecuente de los
cuadros clínicos causados por Salmonella. Estas son las diarreas del niño
pequeño y las clásicas toxiinfecciones alimentarias, consecutivas a la
ingestión de alimentos contaminados con una cepa de Salmonella.
b.
Formas septicémicas, graves, prototipo de las cuales es la Fiebre
Tifoidea.
c.
Formas diversas de gravedad variable: meningitis, osteítis, etc., mucho menos
frecuentes.
La
clasificación de Salmonella es compleja. Dentro del género Salmonella
prácticamente una única especie tiene importancia en patología humana y animal
y una única subespecie llamada Salmonella enterica subespecie enterica, pero se
describen aproximadamente 2000 serotipos dentro de esta subespecie, por lo que
corrientemente se los llama por el nombre del serotipo, por ejemplo Salmonella
Typhi ya mencionada o Salmonella enteritidis. Salmonella es móvil y salvo
los serotipos bien adaptados a una especie animal son prototrofos (Cepa capaz de
crecer en medio mínimo. Organismo que no requiere otros elementos nutritivos
distintos a los del tipo silvestre del cual derivan. Se presenta especialmente
en cepas de bacterias, algas y hongos. Su clasificación depende de los
factores de crecimiento, que son aquellos elementos tales como las vitaminas,
aminoácidos, purinas y pirimidinas. Si el organismo los necesita tomar del
medio y no puede sintetizarlo hablamos de auxotrofos. Si por el contrario puede
sintetizarlos hablamos de prototrofos). Desde el punto de vista antigénico,
poseen antígenos O somáticos, antígenos de envoltura y antígenos flagelares H
con dos especificidades antigénicas expresadas alternativamente como ya fue
descrito. Los síntomas aparecen 6 a 24 horas luego de
la ingestión del alimento o agua contaminados y pueden durar hasta una semana o
más. Náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, son los síntomas principales.
La severidad varía de una persona a otra, pudiendo llegar a presentar dolores
que hagan pensar en apendicitis y diarreas severas inclusive con sangre. La infección puede volverse
sistémica. La infección sistémica es más frecuente en lactantes o enfermos
inmunocomprometidos (cáncer, SIDA). En general se trata de una enfermedad
molesta pero poco peligrosa, aunque durante los grandes brotes se ven algunos
enfermos graves y pueden morir algunos pacientes. S. enteritidis y S.
typhimurium son los serotipos más frecuentes aislados en toxiinfecciones
alimentarias. Diversos alimentos están involucrados. Derivados cárnicos y
huevos son algunos de los más frecuentes. Técnicas modernas en la cría de las
aves, hacinamiento, dietas hiperproteicas llevan a altos niveles de portación
intestinal de Salmonella. En los mataderos es frecuente la contaminación de las
carcasas y de las superficies de los huevos. Se ha demostrado
también la transmisión transovárica de Salmonella de las gallinas a sus huevos.
La idea de que huevos de cáscara sana son seguros es por lo tanto falsa. La enfermedad resulta del consumo
de alimentos contaminados mal cocidos o de contaminación cruzada con alimentos
crudos en las cocinas. Otra forma de propagación de la enfermedad, no
desdeñable, dejando de lado las toxiinfecciones alimentarias es la transmisión
interhumana, de persona a persona por medio de las manos contaminadas. S. typhi
es el serotipo específico que causa la Fiebre Tifoidea.
El hombre la
adquiere por consumir alimentos o agua contaminados por heces humanas. La
contaminación de los alimentos puede también ocurrir durante su preparación con
manipuladores de alimentos portadores de S. typhi y que eliminan gran número de
bacterias en sus materias fecales. Infectados asintomáticos y portadores que
han padecido la enfermedad previamente son los que mantienen la fuente de
infección. En los países desarrollados y aquellos que han logrado buenos
niveles de saneamiento y educación no es un problema de Salud Pública. El
período de incubación es de 1 semana a 1 mes. Puede presentar diarrea.
Posteriormente el paciente presenta fiebre y anorexia que puede durar hasta 2 o
3 semanas. La enfermedad sin tratamiento antibiótico puede llevar al
paciente a la muerte. Es sorprendente lo limitado del conocimiento en la
patogenia de las infecciones causadas por Salmonella. S. typhi atravesaría la
mucosa por medio de las células M, se multiplicaría en la submucosa y de allí
se diseminaría. Las bacterias se multiplican en hígado y bazo y pasarían desde
allí a la circulación general. Se han visto, en otros serotipos, bacterias
dentro de las células mucosas absortivas y en macrófagos asociados a la mucosa.
No es claro el mecanismo por el que se produce la diarrea.
S.
typhimurium produce en el ratón un cuadro muy similar al de la Fiebre
Tifoidea en el hombre por lo que se lo ha aceptado como un buen
modelo para su estudio. Salmonella al igual que otros patógenos digestivos,
induce a las células del huésped a englobarlos, pero parece algo diferente a la
fagocitosis inducida de otros patógenos, ya descrita. Luego de adherida la
bacteria a la superficie celular, se produce un pliegue en la célula, que la
rodea y la introduce en una vesícula de endocitosis. Hay intensa polimerización de
actina en la vecindad y luego de introducida, ésta desaparece. La bacteria no
escapa de la vesícula ni entra en el citoplasma, se multiplica en este fagosoma
para ser posteriormente liberadas. Por otra parte, estas bacterias pueden
sobrevivir a la fagocitosis, resisten la muerte por el complemento. Al menos
200 genes se encuentran involucrados. S. typhimurium posee un plásmido de
virulencia cuya presencia otorga a la bacteria la capacidad de causar
enfermedad sistémica en el ratón.
En S. typhi todos los genes son cromosómicos.
Los genes de virulencia de Salmonella están regulados por un gran número de
factores ambientales, tales como falta de nutrientes, anaerobiosis, pH, etc.
LPS tiene un papel importante en la respuesta inflamatoria durante la invasión
de la mucosa y es responsable de los síntomas de la infección
sistémica. De salmonella se han identificado cinco islas de
patogenicidad, grupos de genes que codifican factores patogénicos y que están
implicados en los mecanismos que usa la bacteria para penetrar en las células
que infecta. Hace unos años que se viene estudiando estos genes. El Instituto
de Alimentos de Norwich (Reino Unido) comunicaba que habían obtenido la imagen
completa de la expresión de los genes de Salmonella typhimurium, el serotipo
que puede derivar en fiebres tifoideas durante la infección. Los investigadores
hallaron que del total de 4.644 genes que forman el ADN de la bacteria, 919 se
activaban en la infección y que 400 de ellos tenían una función
aún desconocida.
IMPORTANCIA
DE SALMONELLA Y SHIGELLA EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Salmonella es
el microorganismo patógeno más habitual en las toxiinfecciones alimentarias que
se registran en los hospitales de la mayor parte de países de nuestro entorno.
Pese a que resiste mal en condiciones ambientales normales, su rápida
adaptación al medio donde habita explica su alta frecuencia. Una adecuada
higiene personal continúa siendo la mejor medida preventiva. De todos los
microorganismos patógenos responsables de toxiinfecciones alimentarias que
habitualmente se referencian en la literatura médica, Salmonella es, con toda
seguridad, el que ocupa un lugar más destacado. Pero no sólo en los anales
médicos copa los índices más altos de incidencia; también en los medios de
comunicación es habitual su presencia, sobre todo en verano o coincidiendo con
la llegada de los primeros calores. Y cuando ello ocurre, al menos tres son las
preguntas que se repiten: ¿es tan peligrosa como se dice?, ¿se puede prevenir?
Y lo más importante, ¿se puede eliminar? Salmonella es una bacteria
no demasiado resistente a las condiciones ambientales, en especial a la luz
solar intensa, la desecación, concentraciones elevadas de sal o altas
temperaturas. Sin embargo, es la responsable de casi la mitad de los casos de
infecciones de origen alimentario que se diagnostican en los
hospitales. La explicación a este fenómeno tiene mucho que ver con la
facilidad con que este microorganismo se adapta tanto a animales como al ser
humano.
En efecto, cuando llega al intestino de cualquier individuo puede
colonizarlo, dando lugar a una infección, o simplemente llegar a un equilibrio
con otros microorganismos intestinales, sobreviviendo y multiplicándose en los
restos de alimentos que van a ir pasando por el tubo digestivo. Tanto las
personas enfermas, como los animales y personas no enfermas pero que tienen
Salmonella en su intestino, resultan portadoras por un periodo que puede abarcar
desde unos pocos meses hasta años. Como consecuencia, la materia fecal de
individuos enfermos o incluso de los simplemente portadores, contendrá una
elevada concentración de este patógeno. De ahí que una higiene personal
adecuada sea la mejor de las medidas preventivas, sobre todo cuando se van a
manipular alimentos crudos o procesados para su puesta a la venta o,
simplemente, para su consumo inmediato. Lavarse las manos de forma intensa con
agua y jabón abundantes tras la utilización del aseo, antes y después de
manipular alimentos frescos o de cambiar de actividad, se convierte en un punto
fundamental en el mapa de la prevención de los peligros alimentarios. No hay
que olvidar, por otra parte, que durante la manipulación, la contaminación
puede proceder de los propios manipuladores, pero también de los alimentos que
se están procesando. Por ello es recomendable que se protejan las fosas nasales
y la boca con mascarillas, las manos con guantes, y el cabello con gorros
adecuados, teniendo en cuenta que estos elementos han de ser cambiados con
frecuencia. Cualquier resto orgánico puede constituir un vehículo de
diseminación o de multiplicación de este patógeno.
Cuando Salmonella llega a
los alimentos, puede multiplicarse en cualquier producto fresco a una velocidad
muy elevada, ya que puede duplicar su número cada 15 ó 20 minutos si la
temperatura es elevada (superior a 20 ºC). Si los alimentos no se
refrigeran rápidamente y a baja temperatura (el límite de crecimiento está
en 8 ºC) el microorganismo se multiplicará, con el consiguiente riesgo
para los consumidores. El producto que mayoritariamente está implicado en la
salmonelosis, la enfermedad causada por este patógeno, son las salsas tipo
mayonesa elaboradas con huevo fresco. El huevo puede llevar Salmonella en su
cáscara, ya que las gallinas, al igual que otros animales o el ser humano,
pueden ser portadoras. En este caso, el microorganismo puede llegar a la
superficie de la cáscara por contaminación desde la materia fecal de los
animales. Cuando la cáscara está contaminada, la bacteria puede pasar al
producto tras cascar el huevo y extender la contaminación a cualquier producto
que se elabore con él. Dado que la presencia de este microorganismo en
mamíferos de todo tipo es más que frecuente, su erradicación completa se
considera como algo prácticamente imposible. De ahí que, de nuevo, deba
insistirse en la necesidad de mantener el control a partir de medidas de
prevención de la contaminación, en la higiene personal y en adecuadas
manipulaciones de productos. Es la única manera de prevenir los brotes de
salmonelosis.
La mayoría de las personas infectadas con Salmonella contraen
diarrea, fiebre y calambres abdominales de 12 a 72 horas después de
la infección. La enfermedad dura de ordinario de 4 a 7 días y la
mayoría de las personas se recuperan sin tratamiento. Sin embargo, en algunas
personas la diarrea puede ser tan aguda que el paciente necesite
hospitalización. En estos pacientes, la infección con Salmonella puede
propagarse de los intestinos a la corriente sanguínea y, después, a otras
partes del cuerpo y puede ocasionar la muerte a menos que la persona reciba
tratamiento expedito con antibióticos. Los ancianos, los lactantes y quienes
tienen el sistema inmunológico deteriorado son las personas más susceptibles de
contraer una enfermedad grave. Por lo común, las personas con diarrea se recuperan
totalmente, aunque puede llevar varios meses antes de que se normalicen
totalmente sus hábitos de deposición.
Un pequeño número de personas que son
infectadas con la Salmonella adquirirán dolor de las
articulaciones, irritación de los ojos y dolores al orinar. A esto se conoce
por el nombre de síndrome de Reiter. Puede durar meses o años y puede conducir
a artritis crónica que es difícil de tratar. El tratamiento con antibióticos no
hace diferencia alguna en el hecho de si una persona adquiere o no
posteriormente artritis. No hay vacuna para prevenir la salmonelosis. Puesto que los
alimentos de origen animal pueden estar contaminados con Salmonella, las
personas no deberían comer huevos, pollo, o carne que estén crudos o que estén
insuficientemente cocinados. Los huevos crudos pueden no ser reconocidos en
algunos alimentos tales como la salsa holandesa de fabricación casera, las
salsas de ensaladas tipo cesar y otras salsas, tiramisú, el helado de
fabricación casera, la mayonesa fabricada en casa, la pasta de pastelillos y la
crema de pasteles. El pollo y la carne, incluidas las hamburguesas, deberían
cocinarse bien, de forma que no estén rosadas en el interior. Las personas
tampoco deberían consumir leche cruda o no pasteurizada ni otros productos
lácteos en las mismas condiciones. Las verduras o legumbres deberían lavarse
bien antes de consumirlas de ordinario. Debería
evitarse la contaminación cruzada de los alimentos. Las carnes no cocinadas
deberían mantenerse separadas de las legumbres, las carnes cocinadas y los
alimentos listos para comer. Las manos, los tableros de cortar, los mostradores
de cocina, los cuchillos y otros utensilios deberán lavarse bien después
de utilizarlos para cortar alimentos no cocinados.
Las manos deberían lavarse
antes de manipular cualquier alimento y entre la manipulación de artículos
alimenticios diferentes. Las personas que tienen salmonelosis no deberían
preparar alimentos o servir agua a otros hasta que se haya demostrado que han
dejado de ser portadoras de la bacteria Salmonella. Cada año, unos 40.000 casos
de salmonelosis se notifican en los Estados Unidos. Debido a que muchos casos
más leves no se diagnostican o notifican, el número real de infecciones puede
ser veinte o más veces elevado. La salmonelosis es más común en el verano que
en el invierno. Los niños son los más susceptibles de contraer la salmonelosis.
Los niños de corta edad, los ancianos y las personas que tienen el sistema
inmunológico disminuido son las que tienen mayor probabilidad de contraer
infecciones graves. Se estima que cada año unas 1.000 personas mueren de
salmonelosis aguda. Una mejor educación de los trabajadores de la
industria en los procedimientos básicos de inspección de la seguridad de
alimentos y restaurantes puede prevenir la contaminación cruzada y otros
errores de manipulación de alimentos que pueden conducir a brotes. Un uso más
generalizado de huevos pasteurizados en los restaurantes, hospitales y hogares
de ancianos constituye una medida importante de prevención. En el futuro, la
irradiación y otros tratamientos pueden reducir en gran medida la contaminación
de la carne cruda. La
bacteria Salmonella puede ser encontrada en el exterior de la cáscara de un
huevo, debido a que este pasa por el mismo conducto que las heces al ser
expulsado del cuerpo de la gallina. Es por esta razón que los huevos son
limpiados en la planta de procesamiento; pero a pesar de ello, las bacterias
pueden aún estar presentes, por lo que es necesario una apropiada cocción, así
como también el correcto lavado de las manos con el fin de prevenir la
enfermedad.
Específicamente, la bacteria Salmonella enteritidis puede ser
encontrada al interior de un huevo aún así éste no esté rajado o partido,
debido a que dicha bacteria está presente en el ovario de la gallina o en el
oviducto aún antes de que se forme la cáscara alrededor de la yema y de la
clara del huevo. Además, es importante resaltar que la Salmonella enteriditis no
necesariamente provoca alguna enfermedad en la gallina. Con la finalidad de
prevenir la multiplicación de estos organismos al interior de los huevos, se
recomienda su adecuada refrigeración. Los huevos contaminados, deberán ser
cocidos por seis minutos para obtener un producto sano. Por ello, nunca se
deben servir los huevos crudos o insuficientemente cocidos sea cualquiera su
presentación, para obtener así un producto seguro. En el adulto sano es una enfermedad
autolimitada aunque molesta; en los niños pequeños y de poblaciones marginadas
puede ser una enfermedad grave que lleve al niño a la muerte. Se trata de una
enfermedad más frecuente en poblaciones con mal saneamiento. Un porcentaje de
los enfermos pueden complicarse, presentando alteraciones neurológicas o fallo
renal (SUH), esto último cuando se trata de S.
dysenteriae. Shigella es un buen modelo de enfermedades en las cuales
la bacteria invade las células del hospedero, se replica en el citoplasma de
estas células y se disemina de célula a célula. Existen dificultades al no
poseer un modelo animal claro, salvo el mono, para estudiar los factores de
virulencia. La mayoría de las investigaciones han utilizado cultivos celulares
(células HeLa, macrófagos o fibroblastos de pollo), el test de la
queratoconjuntivitis de Sereny realizado en el ojo del cobayo y ensayos en asa
ileal aislada de conejo. En estudios realizados en células HeLa, la
bacteria se adhiere en una primera etapa a las células del hospedero.
Probablemente los receptores sean proteínas llamadas integrinas.
Esta
adherencia provoca reorganización de la actina (proteína mayor del
citoesqueleto de la célula del huésped), polimerización y formación de
filamentos no solubles en la vecindad de la unión bacteriana. Esto provoca la
formación de seudópodos y de esta forma células normalmente no fagocíticas de
la mucosa ingieren las bacterias adheridas. Esta invasión es mejor descrita como
fagocitosis inducida. Jugando el papel activo la célula del hospedero, la
bacteria tiene un papel relativamente pasivo luego de la estimulación inicial.
Luego de ingeridas, las bacterias se liberan de su vesícula de endocitosis y se
multiplican en el citoplasma de las células. Posteriormente las bacterias
utilizan filamentos de actina en su vecindad y comienzan a moverse a través de
la célula del hospedero. Eventualmente las bacterias pueden diseminarse a
células adyacentes. Esto se ha llamado Ics (diseminación intercelular, en
inglés: intercellular spread). En este movimiento se polimeralizan filamentos de
actina en uno de los extremos de la bacteria, creando colas similares a cometas
que propelen las bacterias a través del citoplasma. Una proteína bacteriana
alojada en la membrana externa, llamada IcsA se requiere para este movimiento.
IcsA se localiza en un extremo de la bacteria y tiene actividad ATPasa.
Eventualmente la bacteria puede tomar contacto con la membrana que separa dos
células, protruir y escapar a la célula vecina. En trabajos realizados en
células polares, Shigella no se une a los polos apicales de estas células
diferenciadas. Las integrinas se encuentran solo en la superficie basal de la
mucosa. Por lo que otro modelo se ha propuesto para la entrada inicial de
Shigella. Esta se haría en tres etapas. En primer lugar Shigella atraviesa
la mucosa través de las células M de las placas de Peyer, células fagocíticas
naturales cuyo papel principal es tomar antígenos del lumen intestinal por
fagocitosis y presentarlos al tejido linfoide subyacente de las placas de
Peyer. En una segunda etapa Shigella usa sus invasinas para invadir las células
de la mucosa desde abajo, donde están ubicadas las integrinas, para en una
tercera etapa diseminarse a células adyacentes, causando la muerte de estas
células e inflamación. La forma como se produce la muerte de las células no
está del todo aclarada. Por un lado cuando las bacterias están
multiplicándose en forma intracelular disminuyen los niveles de ATP de la
célula y aumentan dramáticamente los niveles de piruvato indicando una
alteración del metabolismo energético. Por otra parte Shigella puede inducir la
muerte celular programada en los macrófagos, un fenómeno llamada apoptosis lo
que sugiere otra vía de muerte celular y, por supuesto, de inflamación. LPS
contribuiría también al daño celular.
La toxina Shiga producida por S.
dysenteriae es uno de los factores aun no del todo aclarados. Experimentalmente
actúa como enterotoxina pero también como neurotoxina y como citotoxina
sistémica. No parece importante ni en la invasión ni en la muerte de las
células de la mucosa. Su papel más importante parece estar en una de las
complicaciones de las shigellosis, el HUS, donde dañaría las paredes de los
vasos sanguíneos. Muchos de los genes que intervienen en la adherencia,
invasión de la mucosa y diseminación se encuentran en un gran plásmido de
virulencia. Los genes que intervienen en la invasión son llamados Ipa. Dos de
las proteínas codificadas por estos genes, IpaB y IpaC se encuentran expuestas
en la superficie de la bacteria y pueden encontrarse libres en el líquido extracelular.
Otras proteínas no están aún bien estudiadas. IpaB no sólo
intervendría en la invasión sino que también lo haría en la liberación en el
citoplasma por lisis de las vesículas, probablemente por formación de poros en
la pared de las mismas. Algunos loci cromosómicos contribuyen a la invasión
pero codifican sobretodo proteínas reguladoras. Otros genes involucrados en las
etapas posteriores de la patogénesis de Shigella se encuentran también en el
cromosoma (por ejemplo: toxina Shiga). Shigella puede provocar diversos
síntomas. Algunas personas con una forma leve de la enfermedad sólo tienen
heces blandas y acuosas, y otras no presentan ningún síntoma. Otras desarrollan
una enfermedad más grave conocida como disentería, con retortijones, fiebre alta,
pérdida de apetito, náuseas, vómitos y diarrea, que puede contener mucosidades
y sangre. Algunos niños con formas graves de infección por Shigella pueden
requerir hospitalización.
La principal complicación es
la deshidratación (un nivel de líquidos en el cuerpo anormalmente
bajo). En contadas ocasiones, las bacterias del tipo Shigella pueden afectar a
otros órganos corporales aparte del aparato digestivo, pudiendo provocar
artritis, erupciones cutáneas, insuficiencia renal o problemas neurológicos,
como convulsiones, rigidez de cuello, dolor de cabeza, letargo, confusión y
alucinaciones. Las infecciones por Shigella son muy contagiosas. Las
personas infectadas transmiten la infección a través de las heces. Otras
personas se pueden infectar al entrar en contacto con cualquier cosa que se
haya contaminado con heces infectadas. Esto incluye los juguetes, las
superficies de las habitaciones de descanso e incluso la comida preparada por
una persona infectada. Por ejemplo, si un niño toca una superficie contaminada,
como un inodoro o un juguete, y luego se mete los dedos en la boca, se puede
infectar. Shigella se puede contagiar incluso a través de las moscas que han
estado en contacto con heces contaminadas. Puesto que no hacen falta muchas bacterias
de Shigella para provocar una infección, la enfermedad se extiende fácilmente
en familias y guarderías. La bacteria también se puede contagiar a través de la
red del suministro de agua cuando las medidas higiénicas son insuficientes. El
contagio se puede producir a través de las heces de la persona infectada
durante aproximadamente 4 semanas, incluso después de que los síntomas obvios
de enfermedad hayan remitido (aunque el tratamiento antibiótico puede reducir
la excreción de bacterias de Shigella a través de las heces). La mejor
forma de evitar el contagio de Shigella es lavándose las manos con
jabón frecuentemente y a conciencia. Esto es importante en todos los grupos de
edad. A los niños se les debe recordar que se laven las manos, sobre todo después
de utilizar el váter y antes de comer. Esto es especialmente importante en los
centros de preescolar. También es importante cómo se manipulan, almacenan y
preparan los alimentos: los platos fríos deben conservarse en frío y los
calientes en caliente para prevenir la proliferación de bacterias. Los síntomas
pueden aparecer entre 1 y 7 días después de la exposición, pero suelen ocurrir
durante los 2 o 3 días inmediatamente posteriores a la misma. Aunque a veces
remite sola al cabo de unos pocos días, la diarrea no tratada puede durar una o
dos semanas. De todos modos, los antibióticos pueden acortar la enfermedad.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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