Las Enfermedades transmitidas por los alimentos (Parte 18)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”, “Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo que usted sufrió fue una Enfermedad Transmitida por los Alimentos (ETA)
LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Parte 18)
INTOXICACIONES
ALIMENTARIAS CAUSADAS POR TOXINAS ANIMALES y VEGETALES
En estas
entregas, haremos referencia a aquellas toxiinfecciones de índole biológico
que, por no ser tan frecuentes o conocidas, son soslayadas dentro de la
sintomatología general y su casuística global, hasta que se producen brotes
importantes o casos puntuales con decesos de los pacientes, los cuales orientan
a los galenos a diagnosticar estas patologías que, por otra parte, se encuentran
siempre al acecho
CIGUATERA
Intoxicación
producida por la ingestión de ciertos peces y moluscos (principalmente
caracoles marinos, ostras, mejillones o almejas) tropicales infectados con
toxinas producidas cuando comen ciertos tipos de algas. Entre estas algas se
encuentran las típicas algas de color rojizo que son las responsables de la
"marea roja". Existen varias versiones sobre el origen de la palabra
"ciguatera": en el año 1835, cuando un ciudadano inglés se enfermó en
Cuba, declaró que contrajo la enfermedad luego de consumir "seawater
fish" (pez de mar). En realidad, el origen del término es la palabra
"cigua", el nombre común de un gasterópodo (Cittarium (Livonia)
pica), que es comúnmente consumido en el área del Caribe, particularmente en la
preparación denominada Ceviche, y que se ha implicado como causa de ciguatera.
Este molusco a veces es llamado "Siwa" en el Caribe de habla Inglesa.
La palabra ciguatera, ya había sido usada en 1787 por el biólogo Antonio Parra
en su descripción de una intoxicación con L. pica, y luego por el naturalista
cubano Felipe Poey para describir similares casos. Referencias a enfermedades
parecidas a la ciguatera se pueden encontrar en 1555 en la Crónica de las
Indias por Pedro Martyr de Anglería, pero posibles referencias aún más
tempranas a la ciguatera incluyen la Odisea de Homero (800 AC) y referencias
históricas a un brote en China en el 600 AC. En los tiempos de Alejandro Magno,
(323–356 AC) se les prohibía a los soldados comer peces para prevenir
enfermedades. Reportes más definitivos ocurren en 1601 (Océano Indico), en 1770
(Pacífico Sur), en 1774 por el Capitán James Cook, y en 1792 en la Polinesia
Francesa. Nuestro conocimiento sobre la ciguatera ha progresado
significativamente desde que en 1959 Randall propuso la hipótesis de que la
toxina era introducida en la cadena alimenticia por peces herbívoros que
consumían microalgas tóxicas, y que, a su vez, eran consumidos por peces depredadores
mayores (Randall 1959).
Avances notables incluyen la identificación y aislamiento
de una ciguatoxina en 1967 (Scheuer 1967), el descubrimiento por Yamamoto y sus
colegas de una especie de dinoflagelado que producía la toxina (Yamamoto y
cols. 1977), y la identificación de la estructura química de una importante
ciguatoxina y de su precursor en el dinoflagelado Gambierdiescus toxicus
(Murata y cols. 1989). Los síntomas se producen entre las 2 horas y las 36 horas como
máximo. En la primera fase afectan al aparato digestivo con la aparición de
mareos, vómitos, diarrea o dolor de estómago. Posteriormente afectan al sistema
nervioso con adormecimiento de los músculos de las manos o de los pies,
dificultad para caminar, dificultad para hablar, disminución en el ritmo
cardíaco y, en casos graves, paro cardiorrespiratorio. Esta intoxicación puede
tener una duración de varios meses y se va agravando a medida que el enfermo
come más pescado o marisco contaminado o ingiere alcohol. El pescado de mar
subtropical y tropical acumula toxinas que se desarrollan de manera natural a
través de su dieta. Se sabe que el origen de las toxinas son diversas especies
de dinoflagelados (algas) que son comunes en las regiones endémicas de la
ciguatera, en latitudes bajas. Las manifestaciones de ciguatera en humanos
normalmente suponen una combinación de desórdenes gastrointestinales,
neurológicos y cardiovasculares. Los síntomas descritos dentro de estas
categorías generales varían con el origen geográfico del pescado. Los primeros
síntomas del envenenamiento ocurren unas seis horas después de haber consumido
el pescado tóxico e incluyen adormecimiento peri oral y hormigueos (parestesia),
que se puede extender a las extremidades, náuseas, vómitos, y diarrea.
Los
signos neurológicos incluyen que se intensifique la parestesia y que se agudice
la sensibilidad a las temperaturas extremas, vértigo, y debilidad muscular
hasta el punto de la postración. Los signos cardiovasculares incluyen
arritmias, bradicardia o taquicardia, y presión sanguínea reducida. El
envenenamiento por ciguatera normalmente es autolimitante, y los síntomas
normalmente remiten en varios días desde el comienzo. Sin embargo, se sabe que,
en los casos severos, los síntomas neurológicos persisten de semanas a meses.
En unos pocos casos aislados los síntomas neurológicos has persistido varios
años, y en otros casos los pacientes recuperados han sufrido recurrencias de
los síntomas neurológicos de meses a años después de que se hubieran
recuperado. Estas recaídas están habitualmente asociadas con cambios en los
hábitos alimenticios o con el consumo de alcohol. Hay una baja incidencia de
muerte a raíz de fallo respiratorio y cardiovascular.
Los procedimientos de
análisis clínico no están disponibles de momento para el diagnóstico de la
ciguatera en humanos. El diagnóstico se basa por completo en la sintomática y en
la historia alimentaria reciente. La enfermedad se ha hecho conocida para la
comunidad médica general recientemente, y hay cierta preocupación acerca de que
la incidencia sea mucho mayor de la que se cree debido a la naturaleza no fatal
generalmente, y la corta duración de la enfermedad. Los peces marinos que
normalmente se ven implicados en el envenenamiento por ciguatera incluyen el
mero, la barracuda, el pargo, el jurel, la caballa y el pez ballesta. Muchas
otras especies de peces de aguas cálidas albergan toxinas de ciguatera. El
acontecimiento de pescado tóxico es esporádico, y no todos los peces de una
especia dada o de una localidad dada serán tóxicos. La única manera de prevenir
la toxicosis causada de esta manera es evitando consumir especies marinas de
peces tropicales. Se cree que todos los humanos son susceptibles a las toxinas
de ciguatera. Las poblaciones en regiones tropicales o subtropicales son las
que más se ven afectadas dada la frecuencia de exposición a peces tóxicos. Sin
embargo, en consumo creciente per cápita de productos de pescado asociado con
un aumento interregional del transporte de productos marinos ha expandido el
rango geográfico de envenenamiento en humanos. En la intoxicación por
ciguatera, el ingrediente tóxico es la ciguatoxina, una toxina producida en
pequeñas cantidades por ciertas algas y organismos similares a algas
denominados dinoflagelados. Los peces pequeños que comen las algas resultan
contaminados y, si un pez más grande come muchos peces pequeños contaminados,
el tóxico se puede acumular a niveles peligrosos, lo cual puede hacer que uno
se enferme si consume dicho pescado. La ciguatoxina es
"termoestable", lo cual significa que, sin importar lo bien que se
cocine el pescado, si éste está contaminado, uno resultará intoxicado. La marea
roja se presenta cuando hay un incremento rápido en la cantidad de
dinoflagelados en el agua. Sin embargo, por los medios de transporte de hoy en
día se puede decir que cualquier persona alrededor del mundo puede estar
cenando pescado de aguas contaminadas. Los síntomas de la intoxicación por
ciguatera se pueden presentar en cualquier momento desde 2 a 12 horas después
de comer el pescado.
INTOXICACIÓN POR MARISCOS
Al igual que la intoxicación por ciguatera, la mayoría de las
intoxicaciones por mariscos ocurren en aguas cálidas, aunque se han presentado
intoxicaciones hasta en Alaska y con frecuencia en Nueva Inglaterra. Además, la
mayoría de estas intoxicaciones se presentan durante los meses de verano. El
número de intoxicaciones también se incrementa cuando hay una "marea
roja". La intoxicación por mariscos se presenta en productos de mar con
dos caparazones tales como las almejas, las ostras, los mejillones y algunas
veces las vieiras (ostiones). Las sustancias dañinas que causan la intoxicación
por ciguatera, escombroides y mariscos son termoestables, de tal manera que
ningún grado de cocción lo protegerá de resultar intoxicado si consume pescado
contaminado.Los síntomas dependen del tipo específico de intoxicación. El
envenenamiento a través de los mariscos es causado por un grupo de toxinas
producidas por las algas tipo plancton (en la mayoría de los casos las
dinoflageladas) que constituyen el alimento principal de los mariscos.
Posteriormente, estas toxinas son acumuladas y algunas veces metabolizadas en
su interior. Los 20 tipos de toxinas responsables del envenenamiento por
mariscos causante de parálisis (PSP por sus siglas en inglés) son derivadas de
la saxitoxina. Por otro lado, el envenenamiento por mariscos diarreico (DSP por
sus siglas en inglés) es causado presumiblemente por un grupo de poliéteres de
alto peso molecular, incluyendo el ácido okadaico, las toxinas de la dinófisis,
las pectenotoxinas y la yesotoxina.
El envenenamiento por mariscos neurotóxico
(NSP por sus siglas en inglés) es el resultado de la exposición del cuerpo a un
grupo de poliéteres llamados brevetoxinas. Finalmente, el envenenamiento por
mariscos amnésico (ASP por sus siglas en inglés) es causado por un aminoácido
inusual llamado ácido domoico, que es un contaminante. En la Intoxicación
paralítica por mariscos, aproximadamente 30 minutos después de haber consumido
productos de mar contaminados, se puede presentar entumecimiento u hormigueo en
la boca, una sensación que se puede extender a los brazos y las piernas. Puede
haber mareos, dolor de cabeza y en algunos casos los brazos y las piernas
pueden llegar paralizarse temporalmente. Algunas personas también pueden
presentar náuseas, vómitos y diarreas, aunque estos síntomas son mucho menos
frecuentes. Por su parte, la Intoxicación neurotóxica por mariscos, presenta
síntomas muy similares a la intoxicación por ciguatera. Después de comer
almejas o mejillones contaminados, se experimentan náuseas, vómitos y diarrea.
Estos síntomas son seguidos por: entumecimiento u hormigueo en la boca, dolor
de cabeza, mareo, así como trastrocamiento de las temperaturas caliente y fría.
Finalmente, en la Intoxicación amnésica por mariscos, vemos una forma de
intoxicación extraña y poco común que comienza con náuseas, vómitos y diarrea,
seguida de una pérdida de la memoria por un período corto, al igual que otros
síntomas neurológicos menos frecuentes. Debido a que, como dijimos, estos
tóxicos son termoestables, no hay una forma para que la persona que prepara el
alimento sepa que éste está contaminado, se debe asegurar que los proveedores
del pescado contaminado sean identificados y que todo el pescado de ese mismo
lote, que posiblemente esté contaminado, sea destruido. La ingestión de
mariscos contaminados resulta en una amplia variedad de síntomas, los que
dependerán del tipo de toxina(s) presente(s), la concentración en la que se
halla y la cantidad de marisco contaminado que es ingerido. En el caso de la
PSP los efectos son predominantemente neurológicos e incluyen la sensación de
hormigueo, sofocación, entumecimiento, somnolencia, incoherencia al hablar y
parálisis respiratoria. Por otro lado, los síntomas asociados con la DSP, NSP y
la ASP son menos característicos. La DSP es detectada principalmente como un
desorden gastrointestinal generalmente suave, que incluye síntomas tales como
náuseas, diarrea, vómitos y dolores abdominales acompañados de escalofríos,
dolor de cabeza y fiebre. Tanto los síntomas gastrointestinales como los
neurológicos son característicos de la NSP, e involucran la sensación de
hormigueo y el entumecimiento de los labios, la lengua y la garganta. Además
también se pueden presentar dolores musculares, vértigo, inversión de las
sensaciones de frío y calor, diarrea y vómito.
Finalmente, la ASP es
caracterizada por desórdenes gastrointestinales (vómitos, diarrea, dolores
abdominales) y problemas neurológicos (confusión, pérdida de memoria,
desorientación, ataques epilépticos o el coma). Los síntomas de la enfermedad
PSP se presentan rápidamente dentro de las 2 horas posteriores al consumo del
marisco, lo que dependerá de la cantidad de toxina ingerida. En los casos
severos es común que se presente una parálisis respiratoria, pudiendo
sobrevenir la muerte de no proveerse la ayuda necesaria. Cuando ésta es
aplicada dentro de las primeras 12 horas de exposición, usualmente la
recuperación es completa sin dejar efectos colaterales. En ciertos casos
inusuales y debido a la débil acción hipotensora de la toxina, puede ocurrir la
muerte por un colapso cardiovascular a pesar de que se haya proveído de la
ayuda para la respiración. En la NSP, la sintomatología aparece a los pocos
minutos u horas, siendo su duración relativamente corta (desde unas pocas horas
hasta varios días). La recuperación es completa aunque puede dejar algunos
efectos posteriores. No se ha reportado ningún caso fatal. Por último, en la
DSP y dependiendo de la dosis de toxina ingerida, los síntomas pueden
presentarse rápidamente (ej. a los 30 minutos) ó a las 2 a 3 horas posteriores
al consumo del alimento y pueden durar aproximadamente de 2 a 3 días. La
recuperación es completa sin dejar efectos posteriores, y por lo general esta
enfermedad no es fatal. El diagnóstico del envenenamiento a través de mariscos
se basa completamente en la sintomatología.
Todos los mariscos (incluyendo los
moluscos que se alimentan usando el sistema de filtración) son potencialmente
tóxicos. Sin embargo, la PSP es asociada generalmente con los mejillones, las
almejas, los berberechos y las veneras encontradas especialmente, aunque no
solamente, en el Océano Pacífico. Por otro lado, la NSP está asociada
principalmente con los mariscos obtenidos de la costa de Florida y del Golfo de
México; la DSP con los mejillones y la ASP con los mejillones solamente. La
única forma de que el envenenamiento por estas toxinas puede ser evitado es no
consumiendo los mariscos. No obstante, las autoridades saben frecuentemente
cuando las algas han aflorado localmente, prohibiéndose la pesca de mariscos.
Así mismo, y especialmente en el caso de la DSP, los mariscos son mantenidos en
agua limpia por un período de tiempo determinado antes de proceder a su venta y
consumo. En la mayoría de los países los mariscos son monitoreados para
encontrar alguna de las diferentes toxinas, y la mayoría de los casos que se
han presentado son atribuidos a aquellos mariscos obtenidos por personas ajenas
a la localidad o turistas.
Un número desproporcionado de casos PSP
(especialmente en los EEUU donde este tipo de enfermedad es relativamente
común) se presenta entre los turistas u otras personas que no son nativas del
área en la que los mariscos contaminados son obtenidos. Esto puede presentarse
a pesar de las cuarentenas oficiales establecidas o las tradiciones de consumo
seguras, técnicas dirigidas a proteger la salud de la población local. Todos
los seres humanos somos susceptibles al envenenamiento por mariscos, y
especialmente los ancianos parecen estar predispuestos a los efectos
neurológicos severos causados por la toxina de los mariscos.
DINOFLAGELADOS
Los dinoflagelados forman parte de gran y diverso grupo de organismos
microscópicos, y normalmente unicelulares, que se clasifican como protistas
(organismos celulares que no se pueden clasificar estrictamente como hongos,
plantas, o animales). Generalmente tienen dos extensiones en forma de látigo
(los flagelos) de diferentes tamaños, las cuales usan para la locomoción y
causan la característica trayectoria natatoria en espiral. Algunos
dinoflagelados son fotosintéticos y de vida libre, otros son autotróficos y/o
simbióticos con protozoos y animales marinos, algunos son depredadores, y
algunos son parasíticos. Grandes floraciones de dinoflagelados a veces imparten
un color rojizo a las aguas y crean las conocidas "mareas rojas". La
marea roja de Florida es causada principalmente por el dinoflagelado Karenia
brevis, mientras que en la parte norte de la costa occidental de Norteamérica
el mayor culpable es otro dinoflagelado conocido como Alexandrium fundyense.
La
especie más frecuentemente asociada con la ciguatera es el dinoflagelado
fotosintético Gamberdiscus toxicus. Esta especie normalmente vive como epifita
en otras algas mayores o en la superficie de corales muertos. Aunque puede
dispersarse a nuevas regiones en pedazos de algas flotantes, esta especie no
forma parte de las mareas rojas. En el mar, las microalgas, constituyen la base
de la cadena alimentaria, ya que son el principal alimento de especies como los
moluscos filtradores. Bajo ciertas condiciones ambientales, como temperatura
del agua, salinidad, luminosidad y disponibilidad de nutrientes, éstas
proliferan en forma explosiva, provocando un fenómeno que se conoce con el
nombre de Floraciones Algales o “Bloom”, los que, generalmente, son
beneficiosos para la vida marina. Las floraciones pueden provocar grandes
cambios en la coloración del agua, debido a que las microalgas poseen pigmentos
(que les permiten realizar la fotosíntesis), tornando las aguas a colores rojo,
amarillo, verde o café. Por esta razón, estos fenómenos son conocidos
mundialmente como "mareas rojas". En algunos casos, las Floraciones
Algales son provocadas por microalgas consideradas dañinas, provocando un
fenómeno denominado “Floraciones Algales Nocivas” (FAN). Estas floraciones
pueden ser consideras como tóxicas o no tóxicas.
Las FAN del tipo No Tóxico,
corresponden a floraciones de microalgas que debido a su repentino incremento
numérico, afectan la disponibilidad y/o captación de oxígeno, provocando
eventos de mortalidad en peces y otros organismos. Las FAN del tipo Tóxico
corresponden a floraciones de microalgas que en su metabolismo generan
sustancias altamente tóxicas, conocidas con el nombre de toxinas marinas. Los
moluscos filtradores, que se alimentan de microalgas concentran estas toxinas
en sus tejidos, convirtiéndolos en alimentos altamente tóxicos, que pueden
provocar enfermedades severas e incluso la muerte de quienes los consuman.
La cadena de envenenamiento con ciguatera comienza cuando animales herbívoros
consumen los dinoflagelados y sus toxinas, concentran y transforman las toxinas
en sus cuerpos, y las pasan a eslabones más altos en las cadenas tróficas,
usualmente con más acumulación y concentración acompañando a cada paso. Se
conocen más de 400 especies marinas en 60 familias diferentes que acumulan las
ciguatoxinas (Brusle 1997).
Entre las más importantes debido a su popularidad
como alimento son la barracuda, algunos pargos (por ejemplo, pargo del Golfo,
jocú, rabonegro, y cubera), el medregal, el carite, algunos meros (por ejemplo,
el Americano y pintarroja; y las chernas criolla, pintada y aleta amarilla), el
pez perro, y otros. Rara vez, consumidores primarios, incluyendo peces e
invertebrados herbívoros pueden también causar ciguatera. Existen diferentes
formas de toxinas producidas por los dinoflagelados, y estas pueden variar
dependiendo en la especie y en la ubicación geográfica. Algunas, tales como las
maiotoxinas son excretadas, y causan problemas solo si se consumen los
intestinos de peces infectados. Por el contrario, las ciguatoxinas, tienden a
acumularse en varios tejidos incluyendo los de músculos y órganos internos. Las
ciguatoxinas son extremadamente potentes y son resistentes al frío y calor, por
lo cual cocinar o congelar los peces o mariscos no las destruyen. Existen
pruebas para detectar ciguatera en los peces y mariscos, siendo la más común el
bioensayo de ratón, pero los procedimientos son complicados y puede tomar más
de cuatro días para obtener resultados. Se han desarrollado algunas pruebas de
campo más simples y rápidas para detectar las toxinas pero o su eficacia no se
ha probado, o han producido un número demasiado grande de resultados erróneos.
Otras pruebas que pudieran dar resultados más rápido están en proceso de
desarrollo por entidades privadas y gubernamentales, incluyendo una por la
Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos. Un gran obstáculo
en el desarrollo de pruebas rápidas y efectivas es el problema de muestreo
creado por la alta variación en niveles de toxinas dentro y entre individuos.
Similarmente, tampoco existen pruebas diagnósticas precisas para el
envenenamiento con ciguatoxinas.
Presentemente, la diagnosis se basa en los
síntomas y en la historia inmediata de consumo de alimentos del paciente. No
existe tratamiento específico para la ciguatoxina. La Intoxicación Paralítica
por Moluscos (IPM), también llamada Marea Roja, es una intoxicación biológica
producida por la ingesta de moluscos bivalvos (mejillones, almejas, cholgas,
berberechos, vieyras, ostras) y/o caracoles de mar contaminados con plancton
marino productor de toxina paralizante. La toxina paralizante de los moluscos,
siendo la saxitoxina la más conocida, es un fenómeno biológico incontrolable e
impredecible, producido por la proliferación en el plancton marino de algas
unicelulares fitoplanctónicas, denominadas dinoflagelados, que tienen la
propiedad de producir una toxina muy potente y altamente letal. Los moluscos
bivalvos se alimentan por filtración del agua de mar. Cuando en la misma se
encuentran los dinoflagelados tóxicos, los moluscos que filtran entre 20 y 70
litros de agua por día, acumulan toxinas en relación directa con la cantidad de
dinoflagelados presentes.
La toxina se acumula en el hígado, páncreas y masa
muscular, es decir, que todo el molusco puede ser tóxico. La presencia de las
toxinas no tiene ningún efecto significativo sobre los moluscos, no altera su
aspecto, color, sabor, olor. En general la aparición de los síntomas se da
entre los 30 a 60 minutos, aunque pueden aparecer antes, aún durante la
ingesta, dependiendo de la concentración de toxina presente en el molusco y de
la cantidad de molusco ingerido. La enfermedad se manifiesta con síntomas y
signos predominantemente neurológicos. Comienza con parestesia (sensación de
hormigueo) en la región de la boca y labios, que puede extenderse al resto de
la cara y cuello. Se produce sensación de vértigo, incoordinación motriz,
ataxia, disfonía, alteración de la sensibilidad térmica, obnubilación, etc.
Pueden presentarse también náuseas, vómitos y mareos. La muerte se produce por
parálisis cardiorrespiratoria. En la República Argentina, 5 provincias poseen
costas hacia el océano atlántico (Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del
Fuego y Buenos Aires) y cada una es responsable de las medidas sanitarias
dentro de su jurisdicción. De esta manera, la autoridad competente nacional y/o
provincial establece la prohibición de captura y explotación, así como de
comercialización de los productos pesqueros, con el objetivo de proteger la
salud pública.
La marea roja puede presentarse en cualquier época del año, y
puede evitarse certificando la aptitud de los productos pesqueros, antes de su
ingreso en la cadena comercial, por la autoridad sanitaria competente. El
molusco tóxico no presenta ninguna alteración que permita diferenciarlo de los
normales. La ingestión de un sólo molusco tóxico puede ser letal. Los posibles
cambios de color en el agua no indican toxicidad. Es decir, una modificación
del color o tonalidad del agua de mar no indica necesariamente la presencia de
formas tóxicas en el plancton. El calor no destruye la toxina, de manera que la
cocción no brinda ninguna seguridad. El consumo de alcohol y el agregado de
sustancias ácidas como vinagre/jugo de limón aumentan la absorción de la
toxina.
Se recomienda no obstante, no recolectar moluscos para el consumo en
aéreas desconocidas, no recolectar moluscos en aéreas vigiladas, sin consultar
previamente la situación de veda con la autoridad sanitaria competente y ante
la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, es fundamental
concurrir al centro de salud más cercano. Todos los mariscos, como moluscos
bivalvos (choritos, cholgas, almejas, machas, navajas, navajuelas, ostiones),
gastrópodos (locos, abalones, caracoles), crustáceos, equinodermos y tunicados
como el piure, son susceptibles a concentrar toxinas marinas. Los mariscos
contaminados con toxinas marinas no están enfermos, ni presentan ninguna
alteración en su color, olor o textura, por lo que sólo mediante análisis
realizados en laboratorios especializados y autorizados por las autoridades
competentes, se puede certificar la presencia o ausencia de toxinas en los
mariscos.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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La estabilidad relativa de un alqueno y benceno en presencia de bromo. https://bibliotheque-du-capucin.com/como-identificar-un-compuesto-aromatico/
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