Las Enfermedades transmitidas por los alimentos (Parte 15)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”,
“Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con
diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo
le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese
alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo
que usted sufrió fue una Enfermedad Transmitida por los Alimentos (ETA)
LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Parte 15)
ETA(s)
PRODUCIDAS por VIRUS, HONGOS y TOXINAS
Los
virus han coexistido con organismos en el planeta desde hace unos 200 millones
de años, pero el estudio científico de estas macromoléculas parasitarias
intracelulares es reciente. Apenas en el siglo XIX, mediante estudios clínicos
y patológicos, se les reconoció como agentes etiológicos de enfermedades
específicas. Poco después, a partir de la mitad del siglo pasado, el empleo de
bacteriófagos como modelo constituyó un gran paso hacia la comprensión de la
replicación viral y las nuevas técnicas histológicas, el microscopio
electrónico y la inmunohistoquímica, dieron formalmente inicio al estudio de
los virus. La información obtenida con el uso de la cristalografía nos permitió
visualizar la estructura viral hasta un nivel atómico. Con estos volúmenes de
información, se desarrollaron métodos más sofisticados, como la reacción en
cadena de la polimerasa, que detecta con gran sensibilidad y especificidad los
genomas virales, y finalmente, se tiene la capacidad de introducir material
genético en los genomas virales para el diseño de vacunas, vectores virales y
genoterapia. La clasificación de los virus es más congruente si se tienen las
secuencias de nucleótidos de su genoma. Los sistemas actuales se basan además
en: Acido nucleico (tipo y estructura), Simetría de la cápside viral, Envoltura
lipídica. Consideremos a la partícula viral como un sistema de entrega,
constituido por componentes que le permiten sobrevivir, y la
"mercancía" (no deseada) formada por el genoma viral + enzimas
necesarias para iniciar la replicación. El receptor es necesariamente una
célula intacta que pueda sintetizar cientos o miles de viriones: el virus
dirige dicha síntesis. Estos organismos, tan dinámicos, eficaces, y tan
dependientes, se miden en nanómetros (1/1000 micrómetro), oscilando su tamaño
en la mayoría entre los 20 300 nanómetros. Las partículas virales dependen
completamente de la célula hospedera, procariota o eucariota. No pueden
reproducir ni amplificar la información de sus genomas, así que podríamos
denominarlos "parásitos genéticos", ya que poseen las enzimas e
información requeridas para programar a las células infectadas con el objeto de
que sinteticen los componentes necesarios para su replicación.
Los componentes
básicos de un virus son: Proteínas estructurales, que forman a la partícula
viral, y Proteínas no estructurales, tales como las enzimas. Cápside, la
cubierta externa, constituida por capsómeros, que son hilos de polipéptidos
entretejidos de tal manera que semejan "bolas de lana". Esta protección
también le es útil al virus en la penetración de las células. Algunos virus
tienen una envoltura lipídica cuyo origen es la misma membrana plasmática de la
célula hospedera, y que es adquirida al salir las nuevas partículas virales de
la célula en un proceso de gemación. Los capsómeros atraviesan esta envoltura
como proyecciones tridimensionales de diversas formas y con diferentes
funciones. La partícula viral completa + envoltura externa (si se encuentra
presente) La forma de la nucleocápside determina las diferentes clases de
simetría de los virus. Existen virus con simetría helicoidal, en la que el
virus se aprecia como una espiral con el ácido nucléico en el eje central. Otro
tipo de simetría es la icosahédrica. En esta forma geométrica la partícula
viral presenta 20 caras con 12 ángulos. Algunos virus con un gran genoma
(Poxvirus), tienen lo que se denomina simetría compleja (no helicoidal ni
icosahédrica), con lípidos tanto en la envoltura como en las membranas
externas. Los virus tienen ácidos nucléicos, RNA o DNA, los cuales constituyen
el genoma viral.
Es importante enfatizar que: El ácido nucleico puede
tener una sola cadena (ss, por single stranded), doble cadena (ds, por double
stranded), ser lineal o circular, continuo o segmentado. Los virus poseen un
solo tipo de ácido nucleico. Hay familias virales de DNA y familias que
contienen RNA. En el caso de los DNA virus, éstos no se encargan de forma
directa de la síntesis de proteínas. Las copias de RNA de segmentos apropiados
de DNA son utilizados como "templados" para dirigir dicha síntesis.
Algunos virus tienen enzimas específicas, principalmente polimerasas y
transcriptasas. Cuando el RNA de un virus puede emplearse directamente como RNA
mensajero (RNAm), decimos que tiene "polaridad positiva" (+); en
cambio, cuando requiere de una transcriptasa para hacer copias
(complementarias) en sentido positivo, se habla de "polaridad negativa
(-). Este RNA es utilizado como RNAm con la producción subsecuente de
diferentes polipéptidos a partir de cada promotor. Consecuencias de la invasión
viral a nivel celular: Los cambios observables en las células han sido
denominados efectos citopáticos, y son debidos a alteraciones en la síntesis de
los ácidos nucléicos y proteínas propios, en la estructura del citoesqueleto y
en la membrana. Pueden derivar en la inducción de mecanismos genéticamente
programados de destrucción celular, la apoptosis. Existen DNA virus que pueden
bloquear la autodestrucción. Otra posibilidad, también relacionada con algunos
virus, es su capacidad de producir cambios malignos en las células parasitadas.
Las células transformadas sufren varias alteraciones: incremento en el rango de
multiplicación, crecimiento desordenado, propagación indefinida y presencia de
antígenos tumorales en su superficie. Los principales virus oncogénicos
conocidos son: papillomavirus, virus de la hepatitis B y el virus Epstein Barr,
entre los DNA virus, y los retrovirus dentro de los RNA virus. En el transcurso
de la llamada era tecnológica, el humano, autodenominado como el mayor
depredador del planeta, ha interactuado con los diferentes ecosistemas de
manera compleja, agresiva e irresponsable. En consecuencia, miles de organismos
patógenos, asociados a otras especies, se encuentran en proceso de adaptación a
las modificaciones incluidas por el hombre.
Las secuelas implican cambios
significativos en la distribución geográfica y la epidemiología de las
enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas emergentes son
patologías que han aparecido durante las últimas dos décadas en diferentes
ubicaciones geográficas, desplazando a aquéllas que se consideraban un riesgo
mayor desde el punto de vista de salud pública, y las que representan una
amenaza futura. Ejemplos de agentes virales emergentes son: HIV, hantavirus,
virus de la hepatitis C (HCV), priones, virus de Ebola . Las enfermedades
infecciosas reemergentes involucran a organismos patógenos conocidos, antes
bajo control, efectivo, o relativo. Entre éstas puede mencionarse a:
encefalitis japonesa, fiebre amarilla, dengue. Priones: Varios mamíferos,
incluyendo al hombre, sufren enfermedades causadas por priones (potencial zoonótico).
Los priones causan trastornos neurodegenerativos fatales, e incluyen a: la
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD), la enfermedad de
Gerstmann Straüssler Scheinker (GSS), Insomnio Fatal Familiar (FFI), Kuru y la
variante CJD (vCJD) en humanos. La característica principal de los priones
consiste en la conversión durante la posttraducción de una proteína codificada
por el hospedero, la proteína celular del prion (PrPC), en una isoforma
anormal, denominada PrPSc. Dicha transición aparentemente involucra un cambio
en la conformación, no de tipo covalente, lo que le confiere a la PrPSc
insolubilidad en detergentes y cierta resistencia a la degradación
proteolítica. Existe evidencia de que la isoforma anormal PrP es el principal,
y quizá único componente del agente infeccioso transmisible (prion).
Las
enfermedades causadas por estos agentes son determinadas por: Mutaciones en el
gen de la proteína humana del prion (PRNP) Enfermedad heredada, Infección
(inoculación, dieta, iatrógenica debido a terapias con hormona del crecimiento
contaminada) Enfermedad esporádica, comprende el 85% de los casos. La PrPc mide
33 35 kDa, se encuentra en células normales, predominantemente neuronales. La
PrPres (o PrPSc), resistente a proteasas, presenta un tamaño un poco menor y
conformación molecular diferente. Se multiplica principalmente en SNC, donde
produce lesiones no inflamatorias, vacuolas, depósitos amiloideos y astrogliosis.
La muerte neuronal por apoptosis es muy importante, con la consiguiente atrofia
cerebral. Existen gran variedad de virus. En ocasiones su clasificación puede
parecer confusa. Ya conocemos los fundamentos actuales de clasificación. ¡Algunos
autores prefieren distribuirlos en capítulos basándose en criterios
morfológicos; otros se refieren a ellos de acuerdo a los síndromes que
producen. Algunos ejemplos son: Adenovirus. TEM. Identificados por primera vez
en adenoides humanas, de ahí su nombre. Son DNA virus, con simetría
icosahédrica. Los síndromes que producen se asocian a diferentes serotipos.
Entre
las enfermedades que producen se encuentran: infecciones gastrointestinales,
queratoconjuntivitis epidémica, fiebre faringoconjuntival, neumonías en
pacientes inmunodeprimidos, cistitis hemorrágica, enterocolitis necrotizante y
meningoencefalitis. Coronavirus. TEM. Su nombre proviene del término en latín
corona. Son RNA virus (el mayor genoma de RNA en seres humanos) y pleomórficos.
Las enfermedades que causan se asocian a 2 serotipos. Producen hasta el 10% de
los resfriados comunes y pueden causar complicaciones en pacientes con
bronquitis crónica o asma. También son agentes causales de SARS. Paramyxovirus.
TEM. Virus sincicial respiratorio (conocido con las siglas RSV). Altamente
contagioso; da lugar a bronquiolitis y/o neumonía. Desde hace algún tiempo se sabe que no sólo
las bacterias pueden contaminar los alimentos y producir enfermedades. También
los virus lo hacen y con mucha frecuencia. Los virus, a diferencia de las
bacterias, son verdaderos parásitos que necesitan estar dentro de las células
para que puedan multiplicarse y ser dañinos. Fuera de las células, son
totalmente inertes. Los virus son partículas tan pequeñas, que son visibles al
microscopio electrónico. No se puede decir que sean propiamente organismos
vivos. Están constituidos sólo por ácidos nucleicos (DNA o RNA), envueltos en
una capa proteica. Para entrar al interior de la célula tienen que traspasar
las membranas que las envuelve. Para ello. La proteína del virus pueden entrar
al interior de las células de la mucosa intestinal. Una vez dentro de la
célula, los virus utilizan toda la maquinaria metabólica de la célula para
multiplicarse en su interior, terminando con la destrucción de ella. El
organismo se defiende de los virus produciendo anticuerpos y desarrollando una
serie de mecanismo inmunológicos que impiden su multiplicación.
Cuando un virus
infecta por primera vez a u organismo humano, este aprende a reconocerlo y allí
en adelante el sistema inmunológico impide que se vuelva a infectar. Por esta
razón, es posible fabricar vacunas contra los virus, por lo que las
enfermedades virales se pueden prevenir. Los virus que se conocen y pueden
contaminar los alimentos, son cuatro: el virus de la Poliomelitis, el virus de
la Hepatitis A, los virus del tipo Norwaljk y Rotavirus. Es posible que también
otros virus puedan producir enfermedades por contaminación de alimentos, pero
aún no son bien conocidos: los virus pequeños redondos o el virus de la
hepatitis no A, no B. Hasta 1940, el virus de la Poliomelitis era el único que
sabía que podría contaminar los alimentos. Afortunadamente esta enfermedad ha
sido prácticamente erradicada en muchos países, y también el nuestro, a través
de la vacunación. El virus de la Hepatitis A contamina muchos alimentos y la
mayor parte de las veces parece no producir síntomas. Sin embargo en ocasiones
produce fiebre, decaimiento, anorexia náuseas y alteraciones abdominales y
pocos días más tarde aparece la ictericia. El período de incubación varía entre
15 y 50 días, con un promedio de cuatro semanas. El vehículo puede ser
cualquier alimento que directa o indirectamente ha sido contaminado con las
heces. Por ello la hepatitis es muy frecuente en aquellos lugares donde las
condiciones sanitarias no son las adecuadas. Su prevención radica tanto en la
mejoría de las condiciones sanitarias, como con el uso de vacunas. En todo caso
la infección produce una inmunidad duradera. El Virus tipo Nowalk produce
diarrea, no puede ser cultivado en tejidos, por lo que su detección se hace
sólo por métodos inmunológicos (ELISA) en nuestras deposiciones. También se
puede observar en las mismas muestras por medio del microscopio electrónico. El
período de incubación varía entre 12 a 48 horas y la contaminación es mediante
el ciclo fecal - oral.
El Rotavirus muy frecuentemente produce una
gastroenteritis en los lactantes y niños pequeños, especialmente durante los
meses de invierno. Se transmite también por la vía fecal y los alimentos son
también el vehículo. Las personas infectadas desarrollan una inmunidad
duradera. Como hemos señalado, los virus no se pueden multiplicar en los
alimentos. Por otra parte, se pueden inactiva antes que el alimento sea
consumido. El método más útil es el calor. Es decir, basta hervir el alimento e
incluso pasteurizarlo para inactivar la mayor parte de los virus. También es
útil para ello, la luz ultravioleta y son además sensibles a los agentes
antioxidantes como el hipoclorito. Las enfermedades transmitidas por los
alimentos (es decir, enfermedades que son consecuencia del consumo de alimentos
contaminados) representan una carga creciente para la salud pública en todo el
mundo. Concretamente, las de origen viral se han revelado como una causa
significativa de todas las enfermedades transmitidas por los alimentos. En
2007, se estimaba que los virus eran responsables de casi el 12% de todos los
brotes registrados transmitidos por alimentos en la Unión Europea. La Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria informó de que esta cifra había aumentado al
14% hasta el año 2012. A diferencia de las bacterias, los virus únicamente se
pueden multiplicar dentro de células vivas de otros organismos. Sin embargo,
muchos virus presentan una alta resistencia a situaciones de estrés como el
calor, la sequedad, la congelación, la luz ultravioleta, etc. y pueden
sobrevivir durante largos períodos en los alimentos o en el entorno. La mayoría
de infecciones virales se deben al contacto entre personas, siendo la
transmisión por alimentos un riesgo menor en el contexto general.
El origen de
todos los virus transmitidos por los alimentos se concentra en los intestinos
de humanos y animales. Como tales, los virus a menudo se liberan a través de
las heces y otros fluidos corporales. Puesto que los virus no se replican en
los alimentos, la transmisión a través de los mismos ocurre de las siguientes
maneras: Contaminación de alimentos por personas infectadas que manipulan
alimentos, como consecuencia de prácticas poco higiénicas, Contacto de
alimentos con desechos animales, aguas residuales humanas o agua contaminada
con aguas residuales, Consumo de productos de origen animal contaminados con
virus (por ejemplo, carne, pescado, etc.). No se han determinado las
contribuciones relativas de las distintas vías por las cuales los virus pueden
causar enfermedades transmitidas por los alimentos. Entre los principales
alimentos asociados con enfermedades virales de origen alimentario, se
incluyen: El marisco (por ejemplo, las ostras o los mejillones), los
crustáceos y sus productos que se recolectan y/o se crían en aguas cercanas a
salidas de aguas residuales humanas (por ejemplo, plantas de tratamiento de
aguas residuales), Frutas u hortalizas que han crecido en tierras fertilizadas
con abono animal o regadas con agua contaminada, Carnes poco cocinadas como el
cerdo.
En la UE, durante el año 2008, los crustáceos, el marisco y sus
productos asociados estuvieron frecuentemente implicados en brotes de
enfermedades virales transmitidas por los alimentos. Sin embargo, en 2013 uno
de los problemas más destacados fueron los brotes transmitidos por alimentos
debido a la presencia del virus de la hepatitis A descubierto en combinaciones
de bayas y fresas que afectaron a 315 personas de 11 países europeos. Se cree
que la mayoría de enfermedades virales transmitidas por los alimentos están
poco diagnosticadas o no se comunican. Esto suele ocurrir porque las personas
no acuden al médico cuando padecen una gastroenteritis leve, que puede
asociarse con algunas enfermedades virales transmitidas por los alimentos. La
detección de virus en los alimentos es difícil y requiere un enfoque diferente
a la detección de la mayoría de bacterias transmitidas por los alimentos.
Puesto que los virus no pueden cultivarse en laboratorio como las bacterias, su
detección a menudo requiere técnicas moleculares con distintos pasos para su
extracción, purificación e identificación. Los métodos estandarizados para
detectar virus no están generalizados, lo que dificulta la tarea de establecer
límites de seguridad para los virus en alimentos. Si bien normalmente se
utiliza un criterio de control de calidad microbiológica a modo de indicador de
la presencia de virus, existen pruebas sustanciales de que estos criterios son
insuficientes como protección ante las enfermedades virales transmitidas por
los alimentos.
Sin embargo, una comisión europea ha diseñado y publicado
recientemente un método de laboratorio estandarizado (es decir, un método
aceptado que puede utilizarse en distintos laboratorios para lograr resultados
comparables) para llevar a cabo la detección y cuantificación de norovirus y
virus de la hepatitis en alimentos como el marisco, los frutos rojos, los
productos frescos y el agua embotellada. Los antibióticos no son efectivos
contra los virus, por lo que entre las medidas que pueden servir para prevenir
las enfermedades virales transmitidas por los alimentos se incluyen las
siguientes: Formación y sensibilización sobre buenas prácticas de higiene (por
ejemplo, lavarse las manos, lavar las frutas y las hortalizas y manipularlas
adecuadamente, la conservación apropiada de alimentos en la nevera, una buena
cocción de la carne de cerdo). Esto es especialmente importancia en casos en
que los alimentos se preparan para personas enfermas o vulnerables, por ejemplo
en hospitales. Los empleados que sufran enfermedades deberían estar excluidos
del trabajo en el servicio de alimentos.
Utilizar agua limpia para regar
cosechas, en especial cosechas de consumo inmediato, Evitar el uso de abono animal
en cosechas, en especial cosechas de consumo inmediato, Cría de marisco en agua
de mar limpia protegida contra la contaminación de aguas residuales. Pese a que
existen una serie de virus asociados a las enfermedades transmitidas por los
alimentos, el norovirus y los virus de la hepatitis son la preocupación
principal. Es necesario generar una mayor concientización respecto a la
importancia de las buenas prácticas y la formación sobre higiene alimentaria en
la producción y manipulación de alimentos para minimizar la transmisión de
enfermedades virales de origen alimentario. Una mejora de los métodos de
detección de virus permitirá aumentar el control de los virus en los alimentos
y contribuirá a incrementar la seguridad de estos alimentos comúnmente asociados
con la transmisión de enfermedades virales.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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