Las Enfermedades transmitidas por los alimentos (Parte 12)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”,
“Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con
diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo
le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese
alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo
que usted sufrió fue una Enfermedad Transmitida por los Alimentos (ETA)
LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Parte 12)
Taenia Solium (CIE-10 b68) y Cisticercosis o Cisticerciasis (CIE-10 b69)
Estas enfermedades eran conocidas ya por Hipócrates. Se relacionan con
los hábitos alimentarios de la población. Taenia solium es un cestodo que
parasita el intestino del hombre (huésped definitivo). En su estado de larva
(Cystycercus cellulosae) se localiza en los músculos y otros órganos del cerdo
(huésped intermediario), y también puede infectar al hombre (huésped
intermediario accidental). Es la enfermedad causada por la larva de Taenia
solium, antes llamada Cysticercus cellulosae. nombre que no es científicamente
válido, pues no corresponde a una especie parasitaria. En la actualidad el
nombre más utilizado es cisticerco de T. solium, el cual puede llamarse también
metacéstodo de T. solium. Afecta principalmente a cerdos y al hombre. en el
cual él compromiso del sistema nervioso central (SNC) es de mayor gravedad. Los
cisticercos pueden adquirir dos formas, la vesicular que es la más frecuente,
se presenta como quistes redondos u ovalados de 0.5 a 1 cm de diámetro, de
color blanco transparente, con escólex en su interior y la racemosa con
múltiples sacos en forma de racimo, membrana más delgada, mayor tamaño y sin
escólex en su interior. El cisticerco racemoso se considera que puede ser una
larva degenerada de T. solium. que crece irregularmente en las cavidades del
SNC y excepcionalmente en el parénquima. o una larva de tenia de animales cuya
clasificación no se ha definido. En las dos formas de cisticerco, el interior
de las vesículas contiene un líquido transparente.
Cuando existe escólex se
presenta invaginado con cuatro ventosas y dos coronas de ganchos. La pared
vesicular está constituida por tres capas, la externa acidófila muy
característica por su forma festoneada. la media formada por tejido conjuntivo
y la interna por un retículo de fibrillas. En las capas interna y media se
encuentran abundantes corpúsculos calcáreos en forma de vacuolas. Tiene
distribución mundial, aunque su incidencia es muy difícil de evaluar por cuanto
está relacionada con los hábitos según la cultura, la religión y el lugar. La
infección humana es excepcional en los países musulmanes y entre los judíos por
la prohibición del consumo de carne de cerdo. Es común en América central y en
el centro y norte de América del Sur. México y Ecuador son áreas de alta
endemicidad. La prevalencia estimada es del 0.01 % en Argentina. Predomina en
las áreas rurales donde se crían y sacrifican cerdos. La fuente de infección es
la carne cruda o insuficientemente cocida. El ciclo de infección se mantiene en
el ganado si es alimentado en pasturas contaminadas directamente con heces
humanas o con efluentes cloacales.
Los huevos de Taenia solium son viables por
varias semanas en el medio ambiente. La endemia de neurocisticercosis en la SubRegión
Latinoamericana está relacionada con las condiciones de pobreza, el bajo nivel
cultural y la falta de educación para la salud. Los países con alta prevalencia
son Brasil, Colombia y Ecuador. La neurocisticercosis representa el 10-12 % de
los ingresos por causa neurológica. Los estudios realizados en México, Perú y
Ecuador muestran que hasta el 50 % de las personas con convulsiones que
comenzaron en la edad adulta tienen evidencia imagenológica de la enfermedad.
Los animales o el hombre adquieren los cisticercos por ingestión de huevos de
T. solium, en cuyo caso actúan como huéspedes intermediarios. Los huevos son
eliminados dentro de los proglótides o con las materias fecales, por personas
que tengan los parásitos adultos en el intestino. Es importante recalcar que el
hombre es el único huésped definitivo natural de T. solium, la cual adquiere al
ingerir carne de cerdo cruda con cisticercos. Se concluye entonces que el
hombre puede ser a la vez huésped intermediario y definitivo en esta
parasitosis.
El mecanismo más frecuente para adquirir la cisticercosis es la
heteroinfección. lo cual sucede cuando la persona ingiere los huevos
procedentes de otro individuo parasitado. Ocasionalmente ocurre la
autoinfección, cuando el paciente con cisticercosis tiene en su intestino T.
solium. Esta autoinfección puede ser externa, cuando se contaminan las manos o
alimentos con los huevos que el mismo paciente ha eliminado; o interna, cuando
se regurgitan proglótides al estómago y sufren la liberación de huevos. Por
cualquiera de los mecanismos mencionados, las oncosferas o embriones hexacanto,
que se encuentran en el interior de los huevos, quedan libres en el intestino
delgado, penetran la pared y llegan al sistema circulatorio, pasan al pulmón y
luego al corazón izquierdo, desde donde son distribuidos por la circulación
arterial a diversos sitios del organismo, donde crecen hasta constituir los
cisticercos. El periodo entre la llegada del huevo al intestino y la formación
del cisticerco en los tejidos es de 2 a 3 meses. Los cisticercos pueden
permanecer viables por muchos años y aparecer en el paciente con notable
diferencia de tiempo, pues la maduración es irregular.
Este aspecto se ha
comprobado por la observación de casos que a pesar de haber tenido sólo una
infección, desarrollan los cisticercos en diferentes épocas. Esto hace presumir
que exista una etapa latente de maduración en algunos cisticercos en el mismo
huésped. La ingestión de carne porcina cruda o insuficientemente cocida que
contiene larvas viables enquistadas de Taenia solium (cisticercos) determina
que éstas sean liberadas por la digestión en el intestino delgado. Las cabezas
de las proglótidas (embrión hexacanto) se evaginan a partir de los cisticercos
y se adhieren a la mucosa del yeyuno en la que maduran a la forma adulta en
5-12 semanas o pasan a la circulación y se localizan en cualquier órgano
transformándose al estado larvario (Cysticercus cellulosae). En la teniasis
intestinal la forma adulta se adhiere en la porción superior del yeyuno y
alcanza una longitud de 1.5-8 m. Está constituída por menos de 1.000 segmentos
o proglótidas que son hermafroditas. Las proglótidas distales se desprenden,
migran y pueden ser eliminados pasivamente con las heces. Cada proglótida
grávida contiene aproximadamente 50.000 huevos que son depositados en la zona
perianal o expulsados en el medio ambiente si se eliminó la proglótida. La
eliminación de proglótidas se inicia a los 2-3 meses de la ingestión de la
carne infectante. Provoca cuatro acciones:
· Exfoliatriz (se nutre por
ósmosis del quimo intestinal).
· Traumática (fijación a la mucosa
intestinal)
· Mecánica (por la movilidad del
parásito)
· Tóxica (eliminación de catabolitos
que se absorben).
La teniasis intestinal es habitualmente asintomática. Puede haber
manifestaciones digestivas inespecíficas como hiporexia, dolor abdominal,
hambre doloroso, flatulencia, alteraciones del tránsito intestinal (náuseas,
vómitos, constipación o diarrea), pérdida de peso así como también
manifestaciones nerviosas (irritabilidad, bruxismo). Es muy frecuente el
prurito anal. Puede haber síntomas alérgicos. Se han comunicado casos de
obstrucción intestinal y perforación intestinal con peritonitis secundaria.
La
neurocisticercosis es la más importante localización de la cisticercosis. Los
cisticercos se pueden localizar en muchas partes del organismo, pero en la
mayoría de los casos comprometen el SNC. Después de esta localización le siguen
en frecuencia, el tejido celular subcutáneo y los ojos. El número de vesículas
puede ser múltiple, aunque en ocasiones se observan muy pocas o sólo una. En el
SNC puede invadir cualquiera de sus estructuras. La localización más frecuente es
en el parénquima de los hemisferios cerebrales, seguido de las cavidades
ventriculocisternales principalmente el IV ventrículo, espacio subaracnoideo,
las meninges y la médula. La cisticercosis múltiple es más frecuente que la
única. La forma racemosa prefiere las cavidades, en las cuales adquiere
diferente forma y tamaño. La inflamación de los tejidos, principalmente en SNC,
se presenta con mayor intensidad cuando los quistes mueren, bien sea
espontáneamente o por tratamiento. En estos casos, en la vecindad de los
cisticercos se presenta una reacción inmunológica con exudado, inflamación,
periarteritis y endarteritis, que puede obliterar la luz de los vasos, obstruir
los conductos del LCR y causar hipertensión intracraneana e hidrocefalia.
En
algunas localizaciones produce lesiones en los pares craneanos. La meningitis
por cisticercosis produce engrosamiento de las membranas y abundante exudado.
Si está comprometida la aracnoides, se pueden afectar los pares craneanos de la
base y contribuye a la obstrucción del LCR. La invasión de la médula espinal es
poco frecuente. Se ha descrito una forma miliar con múltiples cisticercos
pequeños que se localizan principalmente en el parénquima cerebral, en cuyo
caso se produce encefalitis. Debido a la gran inflamación difusa, es posible
que no se observen los quistes en la escanografía. En cuanto a la localización
dentro del SNC, se ha encontrado que aproximadamente la mitad están en los
hemisferios, una tercera parte en las cisternas, una cuarta parte en los
ventrículos y aproximadamente 5% en la médula espinal. Las lesiones múltiples
son dos veces más comunes que las únicas en los hemisferios y cisternas,
mientras que en los ventrículos es más frecuente la presencia de quistes
únicos. Excepto en el cerebro y en el ojo, los cisticercos vivos están rodeados
por una cápsula fibrosa, fácilmente desprendible del tejido que los rodea.
Mientras
estén vivos presentan mecanismos de adaptación al huésped que les permite una
vida muy larga, hasta más de 20 años, y poca reacción inflamatoria
periquística. Al morir se degeneran en una masa amorfa, rodeada de células
gigantes, histiocitos, células epitelioides, linfocitos y eosinófilos, que
progresivamente se va fibrosando y termina por calcificarse. Como el promedio
de vida de los quistes es muy variable, lo más frecuente es encontrar en el
mismo paciente, cisticercos vivos, en vía de destrucción y calcificaciones. Las
manifestaciones clínicas y el pronóstico dependen si los quistes están activos
o muertos, de la respuesta immune, del número (único o múltiple) y la
localización. El periodo de incubación ha sido estimado en promedio 3,5 años.
La neurocisticercosis presenta manifestaciones neurológicas y/o psiquiátricas.
Las más frecuentes son la cefalea crónica severa y la epilepsia con
convulsiones focalizadas. Las alteraciones neurológicas comprenden signos
piramidales, disfunción cerebral, ataxia, movimientos involuntarios y déficits
sensoriales. La forma más grave de presentación es la encefalitis cistercósica
que ocurre en niños y mujeres jóvenes. Las alteraciones psiquiátricas tienen un
amplio espectro, desde las deficiencias intelectuales a la demencia. Existen
muchos casos asintomáticos con invasión del SNC (13 a 50% según diferentes
publicaciones), en los cuales la presencia de los cisticercos fue un hallazgo
de autopsia. De acuerdo a las localizaciones principales, describimos la
sintomatología. En las formas que afectan el SNC la sintomatología es muy
variada y está determinada por la localización, el número de parásitos y la
respuesta inmunológica. La enfermedad puede ser aguda o crónica y el período de
incubación varía de pocos meses a muchos años. No existe sintomatología típica
y lo más frecuente es la presencia concomitante de varios síndromes.
Estos
síndromes en orden de frecuencia son los siguientes:
Cefalea e hipertensión intracraneana: La cefalea se aumenta con los
esfuerzos como tos, defecación, etc. y no responde a los analgésicos en casos
avanzados. Puede asociarse a síntomas de hipertensión intracraneana, como
náuseas y vómito, diplopia, papiledema y pérdida progresiva de la agudeza
visual, debido a atrofia óptica por compresión del quiasma o del nervio óptico,
que puede llevar a la ceguera. Este síndrome se debe a quistes en los
ventrículos y cisternas o a múltiples quistes intraparenquimatosos que causan
edema cerebral. En el primer caso, ocasionalmente se llega a producir un
bloqueo súbito del LCR que puede ser fatal o presentar el síndrome de Bruns,
desencadenado por cambios de posición y caracterizado por vértigo, cefalea,
pérdida del conocimiento y aun muerte.
Síndrome psicótico: Puede ser consecuencia de la hipertensión
intracraneana o presentarse independientemente. Las manifestaciones son de tipo
esquizofrénico o paranoide y en casos de enfermedad de larga evolución se
presenta deterioro mental, con pérdida de la memoria, confusión o neurosis.
Síndrome meníngeo: Se presenta cuando los quistes se adhieren a la
piamadre o cuando flotan en los espacios subaracnoideos. Los quistes racemosos
en las cisternas basales pueden dar aracnoiditis y fibrosis. La sintomatología
de meningitis "aséptica" con hipoglicorraquia, aumento de proteínas y
de eosinófilos en LCR, se presenta independiente o asociada a hidrocefalia
obstructiva. Los cambios visuales ocurren por compromiso del nervio óptico.
Epilepsia: Los quistes o las calcificaciones en el cerebro actúan por
compresión, destrucción o irritación del tejido y dan lugar a convulsiones
generalizadas de tipo gran mal, focales sensitivas y motoras o crisis parciales
con sintomatología compleja. En la cisticercosis calcificada, especialmente de
la corteza cerebral, se producen frecuentemente convulsiones de tipo gran mal.
La epilepsia en cisticercosis es generalmente de aparición tardía (más común
después de los 20 años de edad).
Síndrome de pares craneanos: Los pares más afectados son el óptico,
oculomotores y auditivo, con la sintomatología correspondiente a cada uno de
ellos.
Síndrome medular: Se presenta independiente o asociado a otros síndromes
ya mencionados. Se caracteriza por cambios motores y sensitivos en las
extremidades inferiores y finalmente parálisis. Los pacientes pueden tener
bloqueo total o parcial del LCR, observado en la mielografía. En algunos casos
el medio de contraste revela la imagen del cisticerco. Más raramente se
observan otros síndromes, generalmente asociados a los ya mencionados, como
cerebeloso, hipotalámico. de fosa posterior, etc.
Cisticercosis subcutánea y muscular: Cerca del 70% de los casos clínicos
de cisticercosis, presentan estas localizaciones, la mitad de los cuales la
tienen concomitantemente con localización en el SNC. Los nodulos, usualmente
observados por el mismo paciente, de 5 a 10 mm. son blandos, no inflamados y no
causan dolor. Algunos desaparecen espontáneamente y en las localizaciones
subcutáneas o musculares superficiales la patología es escasa.
Oftalmocisticercosis: Esta es la tercera localización en frecuencia.
Cuando el cisticerco se localiza en el globo ocular, generalmente es único y
unilateral. Cuando está vivo se observa como una vesícula móvil. Puede producir
reacción inflamatoria del tracto uveal y de la retina, con exudado,
endoftalmitis, desprendimiento de la retina y aun ceguera. Puede presentarse en
la parte externa del globo ocular. La localización más común es subretiniana,
donde produce poca lesión tisular mientras el parásito esté vivo, pero al morir
origina cambios histológicos importantes, por inflamación y reacción
inmunológica a las sustancias liberadas. Cuando el parásito está vivo puede dar
origen a cambios visuales o disminución de la agudeza visual. Cuando el cisticerco
muere, hay dolor, fotofobia, aumento de la deficiencia visual o ceguera.
Localizaciones viscerales: Son poco frecuentes y generalmente no dan
sintomatología. Se han encontrado ocasionalmente cisticercos en pulmón,
miocardio, riñones, etc. Las localizaciones hepáticas son casi inexistentes.
El diagnóstico es epidemiológico (antecedente de consumo de carne
porcina cruda o insuficientemente cocida y por métodos auxiliares. En la
teniasis intestinal se realiza por la eliminación de proglótidas móviles (5-7
mm ancho por 20 mm de largo) en materia fecal o en la ropa interior. En este
caso deben ser recogidos en formol al 5% para su identificación. El examen
parasitológico seriado con método de enriquecimiento por sedimentación debe ser
complementado con la prueba de Graham que permite observar los huevos
depositados en la zona perianal. En el recuento y fórmula leucocitaria pueden
observarse leucopenia y eosinofilia (hasta 28 %). En la neurocisticercosis se
utilizan: El diagnóstico por imágenes: tomografía axial computada y resonancia
magnética nuclear; El diagnóstico por detección de anticuerpos específicos en
sangre y LCR, la técnica de ELISA (sensibilidad 44-74 %), Western blot
(sensibilidad 90-100 % si tiene más de dos quistes) y de corresponder, biopsia
de cerebro para estudio histopatológico. Utilizando el método de
inmunoelectrotransferencia se han identificado entre 30 y 50 antígenos
diferentes producidos por los cisticercos, que reaccionan con los anticuerpos
de pacientes con cisticercosis. Muchos de estos antígenos producen reacciones
cruzadas con otras helmintosis.
El antígeno B es el más reconocido por los
anticuerpos humanos encontrados en el suero o LCR y tiene anticuerpos
específicos en el suero del 84% de los casos con neurocisticercosis. Este
antígeno ha sido purificado y se sabe que es una glicoproteína de
aproximadamente 95 kDa, presente en la superficie parasitaria y en productos de
secreción. Por medio de la prueba de ELISA se encontró que los sueros de
pacientes con cisticercosis presentaban un promedio de IgG en el 85%, IgM en el
50% e Ig A en el 26%. La IgG se presentó concomitantemente en suero y en LCR en
el 58% de los casos. Es, pues, la IgG la inmunoglobulina predominante en la
respuesta humoral de la cisticercosis. Cuando se usa la
inmunoelectrotransferencia (en inglés enzime-linkedimmunoelectrotransfer blot,
EITB), llamada también western blot o inmunoblot, se encuentran siete bandas de
glicoproteínas, reconocidas por el suero de pacientes con cisticercosis, cada una
con diferente peso molecular. La respuesta celular en cisticercosis ha sido
menos conocida, lo cual sugiere que los cisticercos tienen la capacidad de
inmunosuprimir al huésped.
Existen mecanismos de evasión inmune en la
cisticercosis, contra los eosinófilos y los macrófagos, así como por inhibición
de linfocitos T. Estos mecanismos dejan de actuar cuando los cisticercos son
afectados en su viabilidad, por el tiempo o por tratamientos. En el diagnóstico
clínico de la neurocisticercosis, es importante considerar la procedencia del
paciente, pues generalmente se conocen las zonas endémicas. La presencia de
epilepsia de aparición tardía, de hipertensión endocraneana, de meningitis
crónica, etc., deben hacer pensar en cisticercosis y exigen un diagnóstico clínico
diferencial con tumor cerebral, obstrucción venlricular de otro origen o
cualquier causa de compresiones en tejido cerebral. El electroencefalograma
presenta cambios en la mayoría de los casos, pero es de poca utilidad para el
diagnóstico diferencial. Los estudios que se deben realizar en un paciente
sospechoso de neurocisticercosis son: Estudios radiológicos (Escanografía o
Tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética (RM) son los
métodos más utilizados en la actualidad.
La RM es más sensible que la TAC. al
reconocer mejor el edema perilesional y los cambios degenerativos del parásito,
así mismo los quistes intraventriculares o cerebelosos y las formas racemosas
en las cisternas de la base y la fosa posterior. Permite también visualizar
mejor el escólex dentro del quiste, como un punto de mayor densidad. Las
calcificaciones se aprecian mejor por la TAC. Desde hace muchos años se utilizó
la fijación del complemento, la cual fue seguida por la hemaglutinación
indirecta. Estos dos métodos fueron remplazados por la prueba inmunoenzimática
(ELISA), que se usa ampliamente en la actualidad, aunque tenga una eficacia
moderada y la prueba de preferencia es el inmunoblot o western blot. La droga
recomendada es Praziquantel en dosis única de 10 mg/kg y la curación
estadísticamente probada, es del 88-100 %. Se elimina por la leche, por lo
tanto, la madre no debe amamantar por 4 días. Es escasa la experiencia en
menores de 4 años. Las drogas alternativas son: Nitazoxanida, con una eficacia
es del 90 %. No se puede utilizar en niños menores de 3 años, gestación y
lactancia. El Albendazol está contraindicado en epilepsia, embarazo y
lactancia. No hay experiencia de uso en menores de 2 años. La Niclosamida y la
Paramomicina, completan la lista de alternativos. En casos de cisticercosis
calcificada no se justifica el uso de antiparasitarios. Debido al amplio uso de los dos antihelmínticos, efectivos en la mayoría
de los quistes intraparenquimatosos, se ha limitado el tratamiento quirúrgico.
Son indicaciones quirúrgicas también los quistes solitarios del IV ventrículo,
quistes de otros ventrículos o de la médula espinal y algunos subaracnoideos.
La cisticercosis es una parasitosis propia de países subdesarrollados y como
todas las infecciones producidas por contaminación fecal. La defecación en la
tierra donde existan cerdos que consumen materias fecales humanas y el mal
saneamiento ambiental unido a deficiente higiene personal, son los factores que
facilitan la presencia de cisticercosis.
La neurocisticercosis se ha comprobado
en 16 países de América Latina y afecta aproximadamente a 300.000 personas. El
número de casos de cisticercosis diagnosticados en el mundo ha venido
incrementándose progresivamente por el avance en los métodos de diagnóstico y
por el aumento de viajeros. Aunque la cisticercosis no se considera una
infección oportunista en el SIDA, los factores inmunológicos deprimidos en
estos pacientes, pudieran contribuir a la presentación sintomática de NCC. Se
han descrito en varios países endémicos asociaciones de las dos enfermedades,
sin estar establecida la posible relación de la deficiencia inmunológica. Los
factores epidemiológicos del complejo teniosis-cisticercosis están íntimamente
ligados a la cría de cerdos sueltos alrededor de las viviendas, donde pueden
ingerir materias fecales humanas. De este modo se origina la cisticercosis
porcina. Cuando el hombre ingiere carne de cerdo cruda o mal cocida, que
contenga cisticercos, sufre la teniosis intestinal.
Resumiendo, las medidas
básicas son:
· Provisión de agua segura
· Eliminación sanitaria de excretas
· Cocción adecuada de la carne
porcina (a temperatura mayor de 65ºC en su centro térmico).
· Tratamiento de los infectados.
· En aquellas áreas donde no hay
accesibilidad a las dos primeras se debe trabajar en la educación para la salud
con el fin de evitar la contaminación fecal del agua, la tierra y los alimentos
destinados a las personas y animales.
· No uso de aguas servidas para el
riego de las pasturas.
· Conservación de la carne porcina a
temperatura menor de 5ºC durante más de 4 días destruye los cisticercos al
igual que el mantenimiento a temperatura de 0ºC durante 12 horas.
· Irradiación de las carnes.
· La inspección de las reses en el
canal, aunque es un procedimiento de poca eficacia por cuanto detecta un bajo
porcentaje de animales infectados.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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