LAS ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR LOS ALIMENTOS (Parte 18)
Más de una vez Ud. habrá dicho: “Debe ser algo que comí”,
“Algo me cayó mal” ó “Me dio un ataque de hígado”, luego de haber estado con
diarreas, vómitos, dolor de cabeza ó cólicos. Lo más probable es que sí; algo
le cayó mal, y no precisamente lo que comió, sino, lo que no vio al ingerir ese
alimento, ya que éste tenía el aspecto de estar sano, pero...no fue así.- Lo
que usted sufrió es una Enfermedad Transmitida por Alimentos (ETA)
TRIQUINOSIS, TRIQUINELOSIS o TRIQUINIASIS
(CIE 10 - b75)
Es
una zoonosis y una EPTA relacionada con los hábitos alimentarios de la
población (preparación e ingesta de carne de cerdo o de animales salvajes). El
impacto de la enfermedad es variable y creciente, en particular en los países
en desarrollo. Trichinella spiralis variedad doméstica, es un nematodo
de 1,5-4 um de largo por 50-80 um de ancho.
Es de distribución universal y su
frecuencia ha tendido a la disminución en las últimas décadas. El reservorio
está constituído por animales domésticos (cerdo, perro, gato, caballo, rata) y
salvajes (zorro, jabalí, oso, lobo, lince, puma, leopardo, león, mamíferos del
Ártico, etc.). Se transmite de un animal a otro por la ingestión de carne con
larvas de Trichinella spp. El hombre es un huésped particular, se
infecta según sus hábitos alimentarios. Los modos de transmisión ocurren en dos
ciclos: doméstico o sinantrópico (cerdo y rata) que es el más importante y
salvaje en el que intervienen animales predadores.
En América del Sur,
Argentina, Chile y Uruguay son los más afectados. La enfermedad humana
habitualmente se presenta en forma de brotes localizados (familiares o comunitarios)
o como casos diseminados debido a la comercialización de uno o más productos
infectados. Los brotes son más frecuentes en los países en desarrollo. La
enfermedad tiene prevalencia estacional relacionada con la faena doméstica de
cerdos y la elaboración de los subproductos para el consumo familiar o la venta
limitada. La mayor frecuencia de casos se registra en los meses de mayo a
octubre en el hemisferio sur. La susceptibilidad es universal y está en riesgo
la población que consume carne de cerdo, caballo o animales salvajes.
Últimamente, alrededor de un tercio de los casos notificados en los Estados
Unidos tuvieron su origen en el consumo de carne de animales salvajes. Cada año
se registran brotes en Argentina que afectan a decenas de personas. Los cerdos
han sido considerados desde la antigüedad como animales vedados por varias
religiones, debido a la capacidad de transmitir enfermedades al hombre, entre
las cuales se encuentra la triquinosis. Aunque los parásitos adultos se alojan
en el intestino, la importancia de la enfermedad reside en la acción de las
larvas en los tejidos. Trichinella spiralis en su estado adulto mide de 2 a 4
mm de longitud y se aloja en la pared del intestino delgado. La hembra es
vivípara y puede observarse con larvas en el interior del útero.
Estas miden
aproximadamente 100 micras, a diferencia de las que se establecen en los
músculos, que pueden alcanzar hasta un milímetro de longitud. En los músculos
cada larva se enrolla sobre sí misma y forma un quiste ovalado de 250 a 500 micras.
Se han descrito otras especies o subespecies de Trichinella, con distribución
geográfica distinta para cada una, que afectan a animales y ocasionalmente al
hombre, con diversidad de patología y diferencias en aspectos biológicos. Ellas
son: T. pseudospiralis, T. nelsoni y T. nativa.
Existe
muy poca especifídad de huéspedes: prácticamente cualquier animal puede alojar
tanto los parásitos adultos como las formas larvarias, por lo cual se considera
a estos animales infectados como huéspedes definitivos e intermediarios al
mismo tiempo. Los parásitos adultos copulan en el intestino, los machos mueren,
son eliminados con las materias fecales y prácticamente nunca se llegan a
observar. Las hembras penetran la mucosa del intestino delgado y producen larvas
que alcanzan los capilares y por el torrente sanguíneo llegan a los pulmones
sin pasar a los alvéolos, siguen por la sangre y se diseminan por vía arterial
a todo el organismo. Pueden invadir pulmones, miocardio y encéfalo, de manera
transitoria, pues son destruidas pero dejan un proceso inflamatorio.
Por un tropismo
específico hacia los músculos estriados, invaden la fibra muscular, crecen y se
rodean de una envoltura, que al cabo de un mes está bien constituida para
formar el quiste, el cual es un mecanismo de defensa del huésped, a la vez que
una protección para la larva. Esta puede permanecer viable por muchos años,
en espera de ser ingerida por un nuevo huésped. Si esto no sucede, el quiste
termina por recubrirse con sales de calcio y la larva muere. Cuando un nuevo
huésped ingiere larvas enquistadas viables, tal como sucede cuando el hombre
come carne de cerdo mal cocida o el cerdo se alimenta de ratas infectadas, el
músculo es digerido en el estómago, las lanas penetran a la pared del intestino
delgado en donde crecen y se transforman en parásitos adultos, que reanudan el
ciclo de vida.
El ciclo rata-cerdo-hombre se denomina ciclo doméstico, que
ocasionalmente puede incluir caballos, cuando el hombre consume carne de estos
animales que han sido alimentados con materiales que contengan restos de carne
de ratas o cerdos. El ciclo salvaje sucede entre animales carnívoros y el
hombre puede infectarse al comer carne de oso. tapir, foca, etc. Las larvas
ingeridas con la carne cruda o insuficientemente cocida son liberadas (por la
digestión de las fibras musculares y la cápsula) en horas en la luz intestinal.
Penetran en la lámina propia del yeyuno e íleon y al cabo de tres días están
sexualmente maduras. Reingresan al lumen donde copulan. Los machos mueren poco
después y las hembras invaden nuevamente la mucosa para depositar las larvas.
Este proceso se inicia a los 7 días de la infección y puede prolongarse por
unas semanas. Cada hembra deposita alrededor de 1.500 larvas. Las nuevas larvas
alcanzan por vía linfática los ganglios regionales, el conducto torácico, la
vena cava, el corazón derecho, los capilares pulmonares y las cavidades
izquierdas para pasar a la circulación periférica. De esta manera alcanzan
todos los tejidos donde son destruídas o reingresan a la circulación.
Habitualmente sólo las larvas que alcanzan los músculos estriados completan el
ciclo. Penetran en el sarcolema, maduran y tienen un largo de 1,25 um. La
respuesta inflamatoria local del huésped determina la formación de la cápsula.
La calcificación puede ocurrir a partir de los 6 meses. La gravedad de la
enfermedad está relacionada con el número de larvas/gramo y la cantidad
ingerida.
El
período de incubación oscila de horas a 51 días. El período de estado presenta
la primera etapa o intestinal con manifestaciones digestivas: náuseas, vómitos
y diarrea. La segunda etapa o parasitémica dura 1-5 semanas. Cursa con fiebre
mayor de 38ºC con picos nocturnos, cefalea frontal o supraorbitaria, rubicundez
facial en especial de la zona malar, edema palpebral y facial, mialgias,
tumefacción de algunos músculos (maseteros, del cuello, flexores de los
miembros), exantema eritematomáculo-papular, hepatitis, pericarditis,
alteraciones electrocardiográficas (cambios en el segmento ST-T).
En la
convalescencia ocurre el enquistamiento de las larvas, contractura y atrofia
muscular alrededor del segundo mes. La muerte puede ocurrir por insuficiencia
miocárdica o de los músculos respiratorios entre la primera y Segunda semana o
entre la cuarta y octava semana de evolución. La invasión de los parásitos
hembra a la pared intestinal, principalmente a nivel de duodeno y yeyuno,
origina una inflamación transitoria. La diseminación de las larvas por vía
sanguínea a cualquier parte del organismo, sin enquistarse, puede producir
lesiones agudas que incluyen miositis, miocarditis y encefalitis. La localización
de las larvas en los músculos estriados donde se enquistan, se inicia con una
separación de las fibras musculares.
El sarcolema da origen a la formación de
una membrana quística, alrededor de la cual afluyen leucocitos, incluyendo
abundantes eosinófilos. La defensa inicial del organismo lleva a la fibrosis
del quiste y a su posterior calcificación, lo cual ocurre de manera completa al
cabo de un año. Estos quistes fibrosados o calcificados contienen generalmente
una sola larva. Existen casos sintomáticos y otros con sintomatología tan leve
que no permiten hacer un diagnóstico. En esta categoría están entre el 90 y el
95% de los casos. Cuando hay la sospecha clínica se debe averiguar el
antecedente de ingestión de carne de cerdo mal cocida, lo cual es importante en
zonas endémicas.
Entre el momento de la ingestión de carne infectada y la
aparición de los síntomas, transcurre generalmente 1 a 2 semanas (periodo de
incubación). El cuadro clínico inicial se manifiesta por síntomas digestivos, principalmente
diarrea y dolor abdominal. Esto se acompaña de fiebre, debilidad, cefalea y en
algunos casos edema de la cara o palpebral bilateral, indoloro y de aparición súbita.
Puede haber conjuntivitis y dolor en los músculos oculares. Paralelo a estas manifestaciones
se asocia eosinofilia elevada, ocasionalmente urticaria y hemorragias
subungueales. En el penodo de máxima invasión a las visceras, se presentan las
complicaciones graves, principalmente de tipo cardíaco y neurológico. Las primeras
se manifiestan por dolor precordial, alteraciones del pulso, presión arterial y
cambios electrocardiográficos.
Las segundas corresponden a un cuadro de
meningoencefalitis con paresia muscular. Estas complicaciones, aunque son muy raras,
pueden ser de mucha gravedad y aun llevan a la muerte. En la etapa tardía y por
acción de las larvas enquistadas en los músculos estriados, aparecen mialgias, principalmente
en los músculos de mayor actividad. El dolor se desencadena o aumenta con los
movimientos y con la deglución, respiración profunda, masticación, etc.
Clínicamente
es necesario hacer el diagnóstico diferencial
con varios síndromes infecciosos que produzcan los
síntomas generales ya
mencionados y
mialgias. La leucocitosis
con eosinofilia
elevada y el antecedente epidemiológico
de haber consumido carne de cerdo mal cocida, contribuyen a que el médico
sospeche la enfermedad con mejores bases. Las enzimas de origen muscular: creatinina-kinasa y deshidrogenasa
láctica están generalmente aumentadas. La comprobación parasitológica es
difícil, pues requiere el hallazgo de las larvas por biopsia muscular. En casos
de autopsia se pueden utilizar fragmentos mayores de músculo, principalmente
diafragma.
Se recomiendan dos procedimientos, la técnica de compresión, para la
cual se coloca la porción de músculo entre dos portaobjetos, a lo cual se le
puede agregar una gota de eosina; el tejido comprimido se observa al microscopio
con pequeño aumento. El otro método consiste en la digestión con jugo gástrico
artificial, lo cual permite estudiar mayor cantidad de tejido y obtener larvas
vivas. Se utilizan pruebas inmunológicas como procedimientos indirectos que
contribuyen a aclarar el diagnóstico.
La intradermorreacción de Bachman
consiste en aplicar 0.1 ml de antígeno para luego hacer 2 tipos de lectura. La
primera a los 30 minutos y la segunda a las 24 horas. Se considera positiva la presencia
de pápulas y enrojecimiento. Esta reacción puede hacerse positiva durante las
primeras cuatro semanas. La prueba del látex y la bentonita, son reacciones que
aparecen positivas poco después de cuatro semanas de la infección. La inmunofluorescencia
indirecta, es de utilidad similar a la anterior.
Estas dos pruebas son poco
específicas, por lo cual se han remplazado por otras de mayor especificidad y
sensibilidad como ELISA y la hemaglutinación indirecta, que son positivas a las
3 semanas de iniciada la infección. Antecedente de ingesta de carne de cerdo,
caballo, etc., casos en el grupo familiar o en la comunidad, mialgias, eosinofilia
creciente a partir del 10º día y que puede ser mayor del 50 % (muy útil en
atención primaria), la serología (TIF) en muestras pareadas es confirmatoria
(limitada a los Laboratorios de Referencia).
El
tratamiento sintomático de la enfermedad se hace con corticoesteroides y analgésicos.
La única droga antihelmíntica que ataca las larvas en los tejidos es el
tiabendazol, lo cual se ha comprobado en infecciones de animales. Su utilidad
en casos humanos se manifiesta por la disminución de las mialgias crónicas.
Mebendazol, albendazol y flubendazol también han sido utilizados con algún
éxito.
En
la República Argentina, y debido a su endemicidad en ciertas zonas y epocas del
año, se vuelve mas que necesario que la población tome conciencia que esta
enfermedad puede prevenirse con medidas sencillas de fácil adopción. Para los
criadores: Los cerdos deben ser criados en instalaciones adecuadas sin
presencia de roedores. El cerdo deber ser bien alimentado. Debe evitarse
alimentarlos con basura, desperdicios de mataderos y/o residuos de casas de
comida / restaurantes, ya que en ellos puede haber restos de alimentos
contaminados con el parásito. En el criadero, eliminar los cadáveres de cerdos
y otros animales para que no puedan ser consumidos por otros cerdos, ratas ni
animales carnívoros.
En caso de realizar la faena casera de sus cerdos para
consumo propio, se debe verificar mediante un análisis de laboratorio
(digestión artificial) que la carne no esté infectada con el parásito. Este
control es la única garantía para los consumidores de cerdo y sus productos
derivados. Tener en cuenta que la salazón, el secado y el ahumado no matan a la
T. spiralis. En mataderos: Enviar a analizar por la técnica de digestión
artificial una muestra de entraña, músculo maseteros o músculos de la lengua de
cada cerdo que se faene Para el consumidor: Consumir siempre carne de cerdo y
sus productos derivados (embutidos y salazones) faenados y/o elaborados por
establecimientos autorizados para tal fin por la Autoridad Sanitaria competente
(SENASA, Ministerio de Agricultura provincial, Bromatología provincial /
municipal según corresponda).
Adquirir solo productos que posean rótulo
verificando el nombre del establecimiento elaborador y sus datos así como la
habilitación de Autoridad Sanitaria competente, lo que implica que fueron
controlados bromatológicamente. Se recomienda no consumir productos caseros
excepto que los mismos hayan resultado negativos a los análisis de laboratorio
(digestión artificial). Si consume carne fresca de cerdo, puma o jabalí, cocine
completamente hasta que desaparezcan los jugos rosados (temperatura interna:
71ºC) Productos de la caza: es importante que las carnes destinadas al consumo particular
del cazador sean sometidas a una inspección veterinaria post mortem y en
especial que muestras del diafragma, músculos de la lengua o maseteros del
animal sean enviadas al laboratorio para la realización de la técnica de
digestión artificial.
La triquinosis es una enfermedad de denuncia obligatoria
conforme con lo determinado en la Ley Nacional 15465. La metodología analítica
para el diagnostico en alimentos es el método de digestión artificial. La
Resolución 555/2006 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos
establece el procedimiento para la técnica de digestión artificial de muestras
agrupadas con utilización de un agitador mecánico para el diagnóstico de la Triquinosis.
Este método es un método directo que permite el aislamiento, visualización y cuantificación
de larvas de Trichinella spiralis, en trozos de músculo o chacinados elaborados
con carne de animales susceptibles de padecer la enfermedad.
Es el método de
elección porque es más sensible y detecta cargas iguales o menores a 1 larva
por gramo, brindando mayor seguridad. Esta técnica está dirigida especialmente
al control de reses porcinas, ya que es en el matadero o en el frigorífico
donde estamos frente a la posibilidad de tomar muestras de los músculos de
elección, diafragma, base de la lengua y maseteros. En el caso de chacinados,
fundamentalmente de aquellos provenientes de brotes, la técnica nos permite
confirmar la presencia o no del parásito, teniendo en cuenta que, si la muestra
no se encuentra altamente parasitada se deberá llegar al agotamiento total de
la pieza, para emitir un resultado certero.
Un diagnóstico de ausencia en una
determinada cantidad de muestra de chacinado no certifica la ausencia del
parásito en el resto de la misma, ni habilita su comercialización. Si el
análisis de carne de cerdo faenado confirma la presencia de Trichinella
spiralis se deberá denunciar ante el municipio, ante la autoridad sanitaria
provincial y ante SENASA. Estos organismos se encargarán de retirar las carnes
infectadas del domicilio para evitar el consumo y desnaturalizarlas en el
frigorífico.
"SOMOS
LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN
HABITO"
ARISTOTELES
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