ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión (Parte 10)
"La duda es uno de los muchos nombres de la inteligencia"
Jorge Luis Borges
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión
(Parte 10)
Fasciolasis o Distomatosis (CIE-10 b
66.3)
Esta
parasitosis llamada también Distomatosis Hepática, es una zoonosis común en
animales herbívoros, y menos frecuente como enfermedad humana. Es una zoonosis
de interés creciente en medicina veterinaria por su impacto económico en la
industria (ganado bovino, ovino y caprino). Fasciola hepática es un trematodo
digenético con forma de hoja (parte anterior cónica y posterior ensanchada).
Tiene un ciclo biológico complejo, los animales herbívoros y el hombre son los
huéspedes definitivos y el caracol del género Limnaea es el huésped
intermediario. El hombre se infecta accidentalmente. Es un parásito aplanado en
forma de hoja, de apariencia carnosa y color café claro, con extremo anterior
saliente en forma de cono. Mide aproximadamente de 2 a 3 cm de largo por 1 cm
de ancho y en la parte anterior presenta dos ventosas. Son hermafroditas y los
órganos genitales masculino y femenino (vitelaria), están muy desarrollados,
ramificados y poseen un orificio o poro genital cercano a la ventosa ventral. El
aparato digestivo consiste en faringe, esófago y el ciego dividido en dos tubos
ramificados. Fasciola gigantica es más larga que F. hepática y se encuentra en África y Asia, con menor prevalencia que ésta. Los huevos son ovalados y con un
opérculo o tapa en uno de sus extremos, miden aproximadamente 150 micras en su
longitud mayor. Tienen color café debido a la pigmentación biliar.
Los
parásitos adultos se localizan en los conductos biliares de los animales y del
hombre. Los huevos salen al intestino con la bilis y son eliminados en las
materias fecales. Para embrionar es indispensable que caigan al agua dulce, en
la cual dan origen a la primera forma larvaria que sale a través del opérculo.
Este es el miracidio ciliado que nada libremente en el agua e invade un caracol
del género Lymnaea en el cual se reproduce y forma esporoquistes, redias y
cercarias, estas últimas tienen cuerpo redondeado y cola no bifurcada,
abandonan el caracol, nadan en el agua para buscar plantas a las que se
adhieren y se transforman en metacercarias de aproximadamente 0.5 mm, redondeadas
y cubiertas de una membrana gruesa. Estas metacercarias se encuentran dentro
del tejido vegetal, de modo que no son eliminadas con el lavado de las plantas
parasitadas. Los huéspedes definitivos se infectan al ingerir estas plantas
contaminadas, de las cuales los berros comestibles son la principal fuente de
infección humana. En el intestino delgado se libera el parásito inmaduro, que
atraviesa la pared intestinal, el peritoneo y la cápsula hepática, para luego
buscar los canales biliares en donde se desarrolla a adulto en 3 a 4 meses. Se
estima que 2 millones de personas están infectadas principalmente en zonas de
cría de ganado ovino.
En
la sub región Latinoamericana los países afectados son Bolivia, Chile, Cuba,
Ecuador, Perú y Argentina (en particular, las provincias de Córdoba, Mendoza y
San Luis). Los hervíboros y el hombre eliminan en las heces los huevos (70 % de
viabilidad) que maduran en el agua y en 1-2 semanas liberan larvas móviles o
miracidios que nadan rápidamente y en 8-24 horas debe hallar un caracol pequeño
del género Limnae, penetra por los tentáculos o pie del caracol y en el pulmón
se transforma en el segundo estadío larval que con temperatura adecuada
(9-26ºC) evoluciona al tercer estadío o redia que migra al hepatopáncreas del
caracol y da lugar al cuarto estadío larval o cercarias. Las
cercarias abandonan el caracol, se desplazan en el agua, se adhieren a las
plantas y se enquistan (quinto estadío larvario o metacercaria). Los animales o
el hombre ingieren los vegetales (berro, perejil, menta, etc.) contaminados.
La
patología de la fasciolosis se puede dividir en 3 etapas de acuerdo a la
localización de los parásitos. La primera corresponde a la invasión con
lesiones en intestino, peritoneo e hígado, en los cuales produce inflamación y
pequeños abscesos con eosinófilos. Las metacercarias ingeridas se transforman
en el intestino en fasciolómulos que atraviesan la pared y se desplazan por el
peritoneo, perforan la cápsula de Glisson y se movilizan por el parénquima
hepático hasta su ubicación definitiva en los conductos biliares. La segunda
fase latente, corresponde a la llegada y crecimiento de los parásitos jóvenes
del hígado, la cual dura meses o años. Puede pasar clínicamente desapercibida,
pues apenas se está iniciando la fibrosis y la obstrucción y siempre se
acompaña de elevada eosinofilia circulante.
La
tercera u obstructiva, corresponde al establecimiento de los parásitos en los
conductos biliares intrahepáticos; hay inflamación, abscesos, hiperplasia
celular, hepatomegalia y finalmente fibrosis. Pueden presentarse localizaciones
erráticas que son menos frecuentes; éstas incluyen vesícula biliar, colédoco,
peritoneo, pulmón, tejido subcutáneo, etc; en estas circunstancias la patología
consiste en nódulos de 5 a 20 mm y lesiones producidas por la migración con inflamación
y fibrosis. El período de incubación dura de 6-16 semanas. En la fase aguda o
invasiva (migración larvaria en el peritoneo e hígado) las manifestaciones
clínicas son: dolor abdominal generalizado o localizado en el hipocondrio
derecho, fiebre intermitente, malestar general, pérdida de peso, urticaria,
tos, disnea, dolor torácico, cambio de hábitos intestinales, náuseas,
hiporexia. Puede haber hepatomegalia y aumento de las enzimas hepáticas. La
eosinofilia es constante y puede haber anemia. Los síntomas se prolongan 2-4
meses. En la fase latente (migración de las larvas a la vía biliar). En la fase
obstructiva la obstrucción biliar intermitente cursa con dolor epigástrico o en
el hipocondrio derecho, simulando un cólico biliar o una colecistitis,
ictericia, intolerancia a las grasas, náuseas.
La
litiasis biliar o del colédoco es una secuela común. Un buen número de
pacientes son asintomáticos y corresponden a infecciones con pocos parásitos.
La sintomatología se inicia con una fase aguda o invasiva caracterizada por un
síndrome febril acompañado de hepatomegalia dolorosa y elevada eosinofilia.
Puede presentarse urticaria y síntomas digestivos. La segunda fase o latente
puede ser asintomática mientras llegan los parásitos a los conductos biliares y
la tercera u obstructiva sucede cuando la enfermedad se establece, el dolor
hepático es más acentuado y de tipo cólico biliar muy similar a colecistitis.
En casos graves hay anorexia, pérdida de peso, fiebre persistente, reacciones
alérgicas e ictericia por obstrucción. En algunos casos los pacientes consultan
por cuadros clínicos de obstrucción biliar, empiema o abscesos, los cuales
pueden requerir intervención quirúrgica y dan lugar al diagnóstico etiológico
por el hallazgo del parásito. Por métodos auxiliares: en la fase aguda,
eosinofilia y hallazgos en la ultrasonografía hepática y abdominal (múltiples
lesiones hipodensas), por laparoscopía se observan nódulos en la cápsula
hepática, por serología (ELISA de captura; Fast-ELISA, sensibilidad 95-100 % y
especificidad 98 %; ELISA sándwich, sensibilidad 97 % y especificidad 100 %).
En la fase crónica la identificación de los huevos en muestras seriadas de
material fecal por cuanto la eliminación es baja. Si se practica cirugía de la
vía biliar, se remueven los parásitos adultos. El modo más frecuente de
establecer el diagnóstico etiológico es por el hallazgo de los huevos en la
bilis, contenido duodenal o materias fecales.
Existen
diagnósticos falsos positivos cuando se encuentran huevos al coprológico, en
pacientes que han ingerido hígado crudo o mal cocido, con parásitos; en estos
casos el hombre no sufre la infección sino que elimina los huevos ingeridos.
Hay aumento de leucocitos y elevada eosinofilia. Las pruebas hepáticas, como
las transaminasas, pueden estar aumentadas. Los parásitos adultos se encuentran
en el acto quirúrgico y su identificación confirma la parasitosis. En el
diagnóstico de la enfermedad son útiles los estudios radiológicos, pruebas
hepáticas, el leucograma, etc., así como pruebas inmunológicas, tales como
contrainmunoelectroforesis, ELISA, hemaglutinación indirecta y reacciones de
precipitación. Recientemente se han utilizado pruebas más modernas como
identificación de antígenos y de complejos inmunes circulantes. La fasciolosis
en una enfermedad de mayor importancia veterinaria que humana, principalmente
en ganado vacuno y ovino, aunque también afecta caballos, cerdos, conejos, etc.
En América Latina la parasitosis humana ha sido descrita principalmente en
Chile y Argentina. Debido al mecanismo de infección al ingerir berros, como
verduras para consumo humano, pueden existir brotes familiares. Las medidas de
prevención consisten en evitar el consumo de plantas acuáticas que se utilizan
crudas para la alimentación y en el control de los caracoles que actúan como
huéspedes intermediarios, mediante moluscocidas. Tratamiento: Bithionol (de
elección) en dosis de 30-50 mg/kg/día en tres tomas en días alternos y durante
10-15 días. Triclabendazol en dosis única de 10-12 mg/kg/día uno o dos días.
Hidatidosis
o Equinococosis (CIE-10 b67.0 - b67.4)
Esta
infección es conocida desde antiguo, fue descrita por Hipócrates. Es una
zoonosis, enfermedad producida en los animales y en el hombre por las formas
larvarias (metacéstodos.) de varios géneros del céstodo Echinococcus cuyo ciclo
de vida comprende dos hospedadores: uno carnívoro (definitivo), con los
parásitos adultos en el intestino y uno herbívoro u omnívoro (intermediario),
que presenta las formas larvarias en los tejidos. El hombre está dentro de este
último grupo, como hospedador accidental. Los adultos de Echinococcus viven en
el intestino delgado de los huéspedes definitivos, principalmente miembros de
las familias Canidae y Felidae, con infecciones múltiples, en general bien
toleradas por estos animales. Tienen escólex con 4 ventosas y doble corona de
ganchos y dos a 5 proglótides. Miden de 2 a 10 mm de longitud y pueden
diferenciarse por varias características morfológicas. Los huevos son liberados
del proglótide final o grávido en el intestino y eliminados en las materias
fecales. Su morfología es igual a los huevos de Taenia. Existen 3 especies de
Echinococcus que producen más frecuentemente enfermedad humana, E. granulosus,
E. multilocularis y E. vogeli cuyos quistes hidatídicos dan origen a 3
enfermedades con huéspedes diferentes, distinta distribución geográfica y
formas clínicas propias. Existe una cuarta especie en el trópico americano,
llamada E. oligarthrus, cuyo huésped definitivo es el gato salvaje, del cual se
conoce únicamente tres casos de infestacion humana.
Tiene
distribución mundial y es una enfermedad endémica, particularmente de las
poblaciones rurales, dedicadas a la cría de ovinos, bovinos y equinos. La tasa
de incidencia/100.000 habitantes es de 8 en Chile, 5 en Uruguay y 1,4 en
Argentina (Neuquén es la provincia con mayor incidencia, 20-88). La etnia
quechua en Perú tiene una alta incidencia. En los Estados Unidos se han
identificado casos en varios Estados (Nuevo México, Arizona, Utah, California,
etc.). El 7,3 % de los vacunos (n=3.662.000) y el 12,3 % de los ovinos
(n=913.000) faenados e inspeccionados por el Servicio Nacional de Salud Animal
de Argentina tenían hidatidosis en el período 1988-1992. La transmisión se
realiza en forma directa por las manos contaminadas con huevos que se llevan a
la boca luego del contacto con perros y en forma indirecta por los alimentos y el
agua contaminados. Un perro parasitado puede alojar hasta 40.000 cestodos y
cada uno elimina alrededor de 500 huevos/semana.
Hidatidosis quística o unilocular: Es la más común y presenta la
distribución geográfica más amplia. Es producida por larvas de E. granulosus,
cuyos huéspedes definitivos principales son perros domésticos y salvajes. Los
huéspedes intermediarios naturales son ungulados, principalmente ovejas.
Predomina en regiones donde los perros son utilizados para ayudar con los
rebaños de animales ovinos. Es un quiste con una sola cavidad, que puede ser
único o múltiple, redondo u ovalado, de tamaño variable según el tiempo de
evolución. Los quistes de muchos años pueden medir 20 cm de diámetro o más.
Poseen
tres membranas: una externa o adventicia, producida por el huésped, de tipo
granulomatoso, que permite el desprendimiento fácil del quiste y dos membranas
producidas por el parásito, una mediana o laminada que actúa como soporte,
acelular, de pocos milímetros y una interna o germinativa de 20 micras de
espesor, que da origen a formas reproductivas asexuadas, llamadas vesículas
prolígeras. Estas son inicialmente muy pequeñas, crecen y forman en su interior
muchos escólices, llamados protoescólices que miden de 100 a 200 micras, tienen
ventosas y ganchos y generalmente están invaginados. Las vesículas prolígeras,
los quistes hijos y protoescólices sueltos, forman un granulado que puede
observarse macroscópicamente en el interior del quiste, el cual se ha llamado
arena hidatídica. Los quistes son de crecimiento muy lento y pueden llegar a
contener varios litros de líquido y miles de protoescólices.
Hidatidosis alveolar o multilocular: Le sigue en frecuencia a la unilocular y
está distribuida en la zona norte del hemisferio (región holoártica). Es
producida por E. muitilocularis, cuyos huéspedes definitivos principales son
zorros, aunque también pueden ser perros y gatos. Los huéspedes intermediarios
son roedores. Las formas larvarias son quistes múltiples en racimo,
infiltrativos, con bordes indefinidos que invaden los tejidos de manera similar
al cáncer. Se presenta principalmente en el hígado, pulmón y cerebro.
Hidatidosis poliquística: Es la de más reciente descripción en el
trópico americano (región neotropical). Es producida por E. vogeli, un parásito
de animales selváticos carnívoros, principalmente el perro de monte o zorro
guache (Speothus venáticus), otros cánidos selváticos y el perro doméstico. El
quiste es múltiple e infiltrativo como el multilocular, con invasión de tipo
neoplásico a las visceras. El estudio microscópico muestra los ganchos, las
membranas con vesículas prolígeras y protoescólices que hacen parte de la arena
hidatídica. El hombre adquiere la hidatidosis por la ingestión de huevos de
Echinococcus presentes en alimentos, agua, manos u otras fuentes contaminadas
con materias fecales de los huéspedes definitivos. En el intestino delgado se
liberan las larvas, penetran la pared para buscar la circulación porta y
localizarse en hígado, pulmón y otros órganos. En el lugar donde se establecen,
crecen lentamente hasta formar quistes, que pueden alcanzar gran tamaño. Los
huéspedes definitivos se infectan al comer vísceras crudas que contengan los
quistes.
Cuando
esto sucede, los protoescólices se desarrollan a parásitos adultos en el
intestino delgado, se adhieren a la mucosa y producen huevos que son eliminados
con las materias fecales. La infección con parásitos adultos es múltiple, por
lo cual la eliminación de huevos es muy abundante. En el hombre la localización
más frecuente de los quistes es hígado y pulmón. Otras localizaciones son:
cavidad abdominal, sistema nervioso, riñones, bazo, músculos, huesos, etc. La
patología que causa el quiste intacto es por compresión, desplazamiento o por
ocupación de espacio, lo cual sucede de manera lenta y progresiva. Cuando hay
ruptura, se presentan complicaciones severas debidas a reacciones de
hipersensibilidad o implantaciones de múltiples quistes. Los quistes muertos y
de larga evolución, tienden a calcificarse.
La
ruptura de un quiste desencadena reacciones irritativas de hipersensibilidad y
aun choque anafiláctico que puede ser fatal. Además se producen implantaciones
múltiples que dan origen a hidatidosis secundarias, principalmente en
peritoneo, pleura y pulmón. En cualquiera de sus localizaciones, el quiste se
puede infectar secundariamente y formar un absceso, en cuyo caso la
sintomatología se agrava y aparece fiebre y leucocitosis. El diagnóstico
clínico diferencial debe hacerse principalmente con las enfermedades tumorales
que afectan hígado y pulmón. Secundariamente con lesiones en cualquier otro
órgano que produzcan patología por compresión, o que se manifiesten por una
masa de tipo tumoral. En los exámenes corrientes de laboratorio puede
observarse únicamente la eosinofilia, que es común a otras parasitosis. La
observación de los quistes por laparoscopia, laparotomía u otros procedimientos
usuales, permite presumir el diagnóstico con mayor certeza. El diagnóstico se
completa con pruebas de laboratorio que se pueden dividir en inmunológicas,
radiológicas y parasitológicas.
Pruebas
inmunológicas: a) reacción de hipersensibilidad tardía, que se conoce como
prueba de Casoni. en la cual se inyecta intradérmicamente antígeno obtenido del
líquido de los quistes; b) reacciones serológicas: inmunoelectroforesis, ELISA,
hemaglutinación indirecta y prueba de látex. La primera es de gran valor
diagnóstico cuando se logra demostrar la presencia del arco 5, descrito por
Caprón. Las dos pruebas más utilizadas son inmunoelectroforesis y ELISA, que
presentan 100% de especificidad. Se ha ideado un microelisa que es rápida y de
bajo costo. También se utiliza el inmunoblot con antígenos purificados. Uno de
estos antígenos obtenido de E. vogeli. permite diferenciarlo de E. granulosas.
Métodos
radiológicos: La radiografía simple puede demostrar la lesión y es más
utilizada en las localizaciones pulmonares. La ecografía. la escanosrafía y la
resonancia magnética son los mejores métodos diagnósticos. Las formas
poliquísticas se observan como zonas de menor densidad, múltiples, de tipo
invasivo y con calcificaciones. El diagnóstico por imágenes es fundamental
(radiografía, ultrasonografía, tomografía axial computada, resonancia magnética
nuclear) permiten definir con precision la lesión y sus características. Las
técnicas serológicas son ELISA, HAI, inmunodifusión (arco 5), inmunoblot. Un
estudio serológico negativo no descarta la infección.
Diagnóstico
parasitológico: Se hace al observar cualquiera de los componentes del quiste a
simple vista y al microscopio. Este diagnóstico se puede hacer de material
eliminado espontáneamente u obtenido en cirugía o autopsia, pero nunca se debe
puncionar el quiste mientras no sea removido del paciente por el grave peligro
de desencadenar una reacción anafiláctica. El diagnóstico macroscópico de las
formas poliquísticas es más difícil que el de las uniloculares, debido a que
presentan una apariencia tumoral. El diagnóstico microscópico en preparaciones
teñidas por hematoxilina-eosina y PAS, se hace por la morfología del tejido, la
presencia de protoescólices y las características de los ganchos, con forma y
proporción de medidas de las distintas partes. Estas medidas se obtienen mejor
de ganchos completos sin colorear, obtenidos del líquido vesicular o por
compresión del quiste. Otras anormalidades en exámenes de laboratorio
encontradas frecuentemente son: aumento de las transaminasas y de las
fosfatasas alcalinas, hipergammaglobulinemia (muy alta en las formas
poliquísticas) y eosinofilia.
La
hidatidosis unilocular por E. granulosus está presente en zonas de Asia, Africa
y Australia y en América del Sur, principalmente Argentina, Uruguay, Chile,
Perú y sur del Brasil. El hombre se infecta al ingerir huevos del parásito
eliminados en las heces fecales de los perros infectados. Estos a su vez se han
contaminado al ingerir vísceras crudas de ovejas, que son los principales
huéspedes intermediarios. Estos animales, que viven en íntimo contacto con
perros pastores, se infectan al ingerir huevos del pasto donde han caído las
materias fecales de los perros. Los huevos son muy resistentes a las
condiciones ambientales y pueden ser transportados a distancia por el viento.
En los países nórdicos del mundo se han encontrado cepas selváticas de E. granulosus.
que tienen su ciclo entre carnívoros y herbívoros salvajes.
La
hidatidosis alveolar por E. multilocularis predomina entre los esquimales y al
norte de Europa y Asia. Los principales huéspedes definitivos son los zorros,
aunque también se encuentra en perros y gatos. Los huéspedes intermediarios son
diferentes roedores. Las personas más expuestas a la infección son cazadoras y
aquellas dedicadas al trabajo con pieles de zorro. La prevención se realiza con
cuidados higiénicos en el hombre, evitando alimentar los perros con vísceras crudas que tengan hidatidosis y tratándolos con praziquantel para curar la
equinococosis intestinal. Es básico el desarrollo de la educación para la salud
en las comunidades expuestas:
·
Evitar
la exposición ambiental a heces de perros, el consumo de vísceras crudas por
los perros.
·
Realizar
el faenamiento en condiciones adecuadas con supervisión sanitaria.
·
Incinerar
o enterrar las vísceras.
·
Reducir
el número de perros y desparasitarlos periódicamente.
·
Lavar
cuidadosamente las manos.
La
extirpación quirúrgica es el método más eficiente en la forma unilocular. Para
ello se han ideado técnicas especiales que permiten la extirpación del quiste
intacto, para evitar su ruptura, en cuyo caso se pueden originar reacciones
anafilácticas y siembras de la hidatidosis. En los casos alveolares y
poliquísticos la cirugía es más difícil o es impracticable por las
características invasivas de la enfermedad. En cualquiera de las 3 formas se
usó con algún éxito el mebendazol, pero en la actualidad la experiencia es
mejor con albendazol, el cual se absorbe en mayor cantidad en el intestino.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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https://promociencia.com/anadir-intereses-a-su-perfil-de-linkedin/
ResponderBorrarAsí pues, son recomendables el salmón, el atún o el bacalao, para tener más memoria y aprender de manera mas rápida y eficaz. Es bueno para los niños que necesitan mejorar su habilidad mental en el día a día, por lo que pueden comer pescado tres veces por semana. La falta de estos ácidos Omega 3 puede provocar una reducción de la serotonina, una hormona que segrega sustancias que nos hacen sentir más felices.
Puede abrir y ver cientos de tipos de archivos en su equipo o dispositivo con Windows 10. https://bibliotheque-du-capucin.com/
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