ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión (Parte 23)
"La duda
es uno de los muchos nombres de la inteligencia"
Jorge Luis
Borges
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS por los ALIMENTOS - Revisión
(Parte 23)
FTALATOS
El acido ftálico es un compuesto orgánico y un producto químico
industrial importante, que se usa para la producción a gran escala de
plastificadores. Aporta suavidad a los plásticos y tejidos de poliéster. Está
presente en colorantes y otros compuestos en la química industrial. El volumen
de la producción mundial de ácido ftálico en el año 2013, fue aproximadamente
de 3.232.000 toneladas. Los usos más comunes son artículos elaborados a base de
PVC. Los productos que se derivan de su uso hacen que entremos en contacto con
este compuesto a través de juguetes infantiles, esmaltes para uñas, pinturas,
ropas con compuestos de poliéster y fundamentalmente envases de productos
alimentarios en general. La exposición y contacto con los ftalatos contaminan
el cuerpo humano de forma gradual, poco a poco según el tiempo que el individuo
esté expuesto a este material. Si una persona usa un juguete con contenido de
ftalatos, no va a sentir en ese momento daño alguno, simplemente su cuerpo va a
ir absorbiendo micro dosis que van a ir directamente a la sangre y pasar a
otras partes del organismo. Esto significa que a mayor uso mayor contaminación.
Si usamos recipientes de plástico para calentar las comidas o si están
expuestos al calor ambiental con la comida esta intoxicación nos llega también
por los alimentos que ingerimos. El contacto puede producir graves irritaciones
en piel, ojos, nariz, garganta, pulmón. Cursando con tos, respiración con
silbido o falta de aire. Muchas veces estos síntomas se cronifican en forma de
crisis asmáticas.
El anhídrido ftálico podría causar daño en hígado y riñón .El reciente
aumento en el interés por los ftalatos es resultado de varias acusaciones por
parte de diferentes organizaciones ambientalistas en temas de salud y la
subsecuente difusión por los medios. Los ftalatos son sustancias químicas
usadas principalmente como plastificantes, mayormente para otorgar flexibilidad
a los plásticos. Aplicaciones típicas son el envasado de alimentos,
dispositivos médicos, juguetes y artículos de puericultura. Otros usos de los esteres
de ftalatos son: cables, film y laminados, tubos y perfiles, productos
revestidos, revestimiento de nitrocelulosa, agentes espumados, tintas,
barnices, aditivos para caucho, látex, cementos y selladores, aditivos de
aceites lubricantes, transportador para el catalizador de la fórmula de
peróxido en plásticos reforzados con fibra de vidrio, cosmética, etc.
Los plastificantes son sustancias que se agregan en la fabricación del
compuesto de PVC para impartirle blandura y flexibilidad. Debido a su
performance y bajo costo, los plastificantes crean productos para el consumidor
y la industria que son versátiles, durables y accesibles. No todos los
plastificantes son ftalatos, solamente alrededor del 93% de los mismos lo son,
quedando aproximadamente un 7% correspondiente a ésteres o poliésteres basados
en adipatos, ácido fosfórico, sebácico, etc., Los ftalatos principalmente
usados como plastificantes son: DEHP – Di-etil- hexil- ftalato; DINP – Di- iso-
nonil- ftalato; DBP – Di-butil- ftalato; DIDP – Di- iso-decil- ftalato y BBP –
Butil-benzil- ftalato. Los más usados como plastificantes para envasado de
alimentos son: DEHP, DINP y DIDP. También se utilizan los polímeros adipatos.
Los ésteres de ftalatos son plastificantes líquidos – similar en apariencia a
los aceites vegetales que pueden ser agregados a un plástico duro llamado
policloruro de vinilo (o PVC). Los ésteres de ftalatos líquidos actúan como ablandadores haciendo que
el plástico se vuelva flexible. Por ejemplo, el PVC rígido sin plastificantes
podría ser un caño bajo la pileta o los perfiles de una ventana. Cuando se
agregan los plastificantes, se pueden crear una amplia gama de productos de PVC
flexible, tales como bolsas de sangre, juguetes, pisos, envainado de cables y
alambres y cortinas de baño. El PVC consiste en una larga cadena de polímeros
con alto peso molecular. Los plastificantes, como los esteres de ftalatos, son
líquidos. Las condiciones de procesamiento, que involucran calor y a veces
presión, hacen que los polímeros y los líquidos se junten. En el nuevo estado,
el líquido actúa como un lubricante interno y permite que las cadenas del
polímero se muevan las unas hacia las otras, brindando flexibilidad. Entonces
este material puede ser moldeado o formado en una variedad de productos útiles.
Dado su uso generalizado en varias aplicaciones, los esteres de ftalatos
han sido sujetos a un examen minucioso en materia de salud y seguridad. De
hecho, están entre los compuestos más estudiados y mejor conocidos desde el
punto de vista ambiental y de salud. Los ftalatos en su uso como plastificantes
han sido sometidos a testeos de toxicidad y seguridad y se vienen usando desde
hace 40 años en productos flexibles de PVC sin ninguna evidencia de efectos
adversos sobre la salud humana. Los principales usos de los esteres de ftalatos
se dan en los plásticos, film, tinta para imprimir sobre plástico, productos
empaquetados en láminas y planchas, adhesivos, pisos de PVC y pintura de emulsión.
Desde 1998 en la Unión Europea está en marcha un plan de investigación
científica (principalmente liderado por el CSTEE - Comité Científico de
Toxicidad, Ecotoxicidad y Medio Ambiente) para dar respuesta a las acusaciones
sobre las intoxicaciones a largo plazo por ftalatos. Además, el CSTEE concuerda
con la opinión de la IARC (Agencia Internacional de Investigación en Cáncer)
respecto de que el efecto producido por DINP en roedores no es relevante en
humanos, por lo que no es clasificable como un carcinógeno humano.
Los envoltorios plásticos para alimentos son usados de forma segura por
cientos de millones de personas cada día para proteger a los alimentos de la
descomposición y la contaminación. El uso del DEHP en materiales de envasado en
contacto con alimentos está autorizado por la Administración de Drogas y
Alimentos de los Estados Unidos (FDA)- Código de Regulaciones Federales, Título
21, Capítulo I, subcapítulo B, Sección 175.105 – 1996) y por el Comité
Científico de la Unión Europea. Algunos de los primeros estudios de los ésteres
de ftalatos demostraron que la exposición repetida a dosis extremadamente altas
de ftalatos resultaba en efectos adversos para la salud en animales de
laboratorio. La investigación entonces se orientó sobre si esos efectos también
ocurrían en humanos o incluso en otras especies. Los niveles de exposición de
los humanos al DEHP son 14.000 veces inferiores a los niveles que no producen
alteraciones en ratas. Recientemente se ha puesto atención en la cuestión de si
los plastificantes esteres de ftalatos usados en dispositivos médicos presentan
un peligro para la salud humana.
Las investigaciones realizadas durante las dos últimas décadas muestran
que no es probable que el DEHP en el PVC presente un peligro de cáncer para
humanos. Los fundamentos científicos son: El DEHP actúa de forma diferente en
ratas y ratones que en humanos. Los científicos y los cuerpos gubernamentales
que han revisado los datos de DEHP han reconocido que el DEHP es procesado de
forma diferente por humanos que por ratas y ratones. Un perfil de datos de
toxicidad sobre el DEHP fue preparado en 1993 por el Departamento de Salud y
Servicios Humanos del Gobierno de los Estados Unidos (DHHS) y por la Agencia
para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades (ATSDR). Este estudio
reporta que la mayoría de los datos que conocemos de los efectos del DEHP sobre
la salud humana proviene de estudios de ratas y ratones de laboratorio. El DEHP
parece afectar a las ratas y ratones más de lo que afecta a humanos y algunos
otros animales. Entonces, es difícil predecir efectos en la salud en humanos
usando información de esos estudios. La absorción, metabolismo y eliminación
humana del DEHP son diferentes de lo que ocurre en ratas y ratones, ya que se
metaboliza en forma distinta.
En las ratas el DEHP es metabolizado vía un número mayor de pasos
oxidativos que en humanos o en monos. Los principales metabolitos excretados en
humanos y monos es el MEHP (mono-etil-hexil-ftalato) sin oxidación (25%) y el
MEHP que ha sufrido un paso oxidativo para dar un grupo hidroxilo (65%). En las
ratas virtualmente nada de MEHP es excretado y el principal metabolito (75%) es
un ácido dicarboxílico formado por dos pasos de oxidación. En humanos y monos
alrededor del 80% de los metabolitos son excretados conjugados con ácido
glucurónico mientras que en las ratas el nivel de conjugación es virtualmente
cero. Por lo tanto, muchos de los efectos vistos en ratas y ratones luego de
exposiciones al DEHP pueden no ocurrir en humanos y monos. Un documento de la
EPA sobre el DEHP (“Bis (2-etil-hexil) ftalato 117-81-7” última revisión 1993),
clasifica a este compuesto como ‘B2, probable carcinógeno humano de bajo
peligro carcinogénico’, basándose fundamentalmente en datos de animales de laboratorio.
En cuanto a los datos sobre carcinogenicidad en humanos, este documento
dice “DATOS DE CARCINOGENICIDAD EN HUMANOS. INADECUADOS. Thies y col. (1978)
realizaron un estudio de mortalidad de 221 trabajadores en la fabricación de
DEHP, expuestos a concentraciones desconocidas de DEHP durante un período de 3
meses hasta 24 años. Los trabajadores fueron seguidos por un mínimo de 5 a 10
años. En la población expuesta se reportaron 8 muertes. Las muertes atribuibles
a carcinoma de páncreas (1 caso) y a uremia (1 caso en el cual los trabajadores
también tenían papilomas uretrales y vesicales) estuvieron significativamente
incrementadas en trabajadores expuestos por más de 15 años en comparación con
la población general de su misma edad. El estudio está limitado por un corto
periodo de seguimiento y por la exposición de los trabajadores no cuantificada.
Los resultados se consideraron inadecuados como evidencia de una asociación
causal”.
La exposición al DEHP de los dispositivos médicos está por debajo de los
niveles que causan proliferación de peroxisomas y tumores en roedores. Huber y
col. (1996) han revisado extensamente los estudios sobre exposición al DEHP de
dispositivos médicos y sobre desarrollo de proliferación de peroxisomas y
tumores en animales de laboratorio. Ellos concluyen que la mayor exposición
crónica al DEHP a partir del tratamiento con dispositivos médicos ocurre entre
personas que son sometidas a hemodiálisis, y que la exposición crónica máxima
para tales personas está bien por debajo de los niveles a los cuales la
proliferación de peroxisomas ha sido observada en roedores y aún más por debajo
de los niveles a los cuales se ha observado formación de tumores en roedores.
El margen real de seguridad para humanos es aún mayor, porque los primates son
mucho menos sensibles a la proliferación de peroxisomas que las ratas.
El estudio de Huber y col. concluye: "parece improbable que haya un
riesgo adicional de cáncer por parte del DEHP en los pacientes máximamente
expuestos a hemodiálisis". La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su
documento ‘Criterios de Salud Ambiental para el DEHP’ concluye que la inducción
de proliferación de peroxisomas hepáticos y replicación celular están
fuertemente asociados con el efecto carcinogénico hepático de ciertos
carcinógenos no genotóxicos incluyendo el DEHP. Sin embargo, se han observado
marcadas diferencias entre especies animales con respecto a la proliferación de
peroxisomas inducida por el DEHP. Luego de evaluar numerosos estudios sobre los
mecanismos de toxicidad hepática, la OMS en 1992 concluyó que los hígados de
ratas y ratones son exquisitamente sensibles al DEHP mientras que los hígados
de cobayos, monos y humanos muestran una respuesta mínima o nula al DEHP. En
Febrero de 2000, la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) de
la Organización Mundial de la Salud, bajó al DEHP de la categoría Grupo 2B y lo
colocó en el Grupo 3, “no clasificable por su carcinogenicidad para humanos”.
Diversos estudios han mostrado que los esteres de ftalato se biodegradan
y metabolizan rápidamente. Estas propiedades disminuyen la posibilidad de que
estos compuestos persistan en el medio ambiente o lleven a exposiciones humanas
de largo plazo. De todas formas, hay investigaciones en marcha para evaluar a
los esteres de ftalatos desde una variedad de puntos de vista ambientales.
Datos de la EPA indican que los niveles de DEHP en el agua van de los 0,04 a 30
ppb (parte por billón) y que la concentración aérea promedio del DEHP es muy
baja, menor a 0,002 ppb en áreas urbanas. Por otra parte la EPA estableció que
la ruta de exposición más probable al DEHP es a través de los alimentos.
FURANOS
El furano se forma durante la preparación de alimentos ricos en
carbohidratos a temperaturas elevadas. El furano, que se utiliza para fabricar
compuestos químicos, se halla en el humo del tabaco o en la gasolina. Pero
además de esta aplicación industrial, desde hace años se han detectado en
determinados grupos de alimentos concentraciones de esta sustancia. Los últimos
resultados de los estudios realizados al respecto indican que el café es uno de
los alimentos con mayor concentración, entre 600 y 4.000 microgramos por kilo
de peso corporal, según la variedad. También los productos elaborados con
cereales, como galletas o tostadas, contienen furano: una media de 25
microgramos por kilo de peso corporal. Las técnicas culinarias utilizadas en
entornos domésticos, como la fritura, pueden hacer variar la concentración
final de esta sustancia en los alimentos. El furano se forma durante la
preparación doméstica de platos que contienen ingredientes crudos ricos en
carbohidratos. Cuando se someten a temperaturas a partir de los 100ºC, aumentan
las posibilidades de concentración de furano. Son las conclusiones de un
estudio realizado por el Instituto Nacional de Alimentación de Dinamarca y la
Agencia de Alimentación y Medio Ambiente (FERA) británica.
Los resultados, sin embargo, varían en el caso de los alimentos listos
para consumir, como sopas, salsas o alimentos infantiles, puesto que al
calentarlos en el domicilio se reduce la concentración de furano por
evaporación. Cuanto mayor es la temperatura, mayor es a su vez la evaporación.
A una temperatura de 90ºC puede perderse hasta un 50% de la concentración de
furano. En estos casos, ni el tiempo ni el método de cocción es determinante,
sólo lo es la temperatura. También se halla furano en el aire doméstico tras
freír patatas o cuando se prepara un café, según informa el último boletín de
la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA). Por este motivo, los
expertos aconsejan realizar una cocción al horno o al microondas, ya que estos
métodos liberan menos furanos que las frituras.
El furano puede llegar al organismo humano mediante la ingesta de
alimentos que contengan carbohidratos o aceites poliinsaturados y que hayan
pasado por un proceso de cocción. Otra vía de acceso es la inhalación de
vapores que se forman durante el tratamiento térmico. Según un estudio
elaborado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en el que
han participado 14 Estados miembros de la Unión Europea que enviaron un total
de 2.908 resultados de 20 categorías distintas de alimentos, la ingesta media
alcanza en los niños 1 microgramo por cada kilo de peso corporal. Para los
adultos, en cambio, los resultados varían y esta cantidad se sitúa en 0,78
microgramos por cada kilo de peso corporal, excepto para los daneses, cuya
media es de 0,45 microgramos por kilo. El alimento con más concentración para
un adulto es el café.
Los expertos insisten en que representa entre el 75% y el 97% de la
ingesta total de furanos, sobre todo, en el caso del café de grano, más que en
el instantáneo. Le sigue el pan tostado industrial y, con un contenido
inferior, productos como la pizza o las patatas fritas. Los zumos de fruta,
sopas, salsas y la cerveza tienen un menor índice de ingesta. Los niños están
expuestos a esta sustancia a través de cereales de desayuno. Otros alimentos
como el pan o los bollos también representan un aporte de furanos. Estos
compuestos comparten categoría con las Dioxinas, ya que ambos se consideran
contaminantes orgánicos persistentes en el medio ambiente (COP), sustancias muy
tóxicas que se disuelven mejor en grasas que en agua. Considerado por la
Agencia Internacional del Cáncer (IARC) como "posible cancerígeno para los
humanos", en estudios realizados con animales, el furano se ha comportado
como un tóxico que afecta al hígado y al riñón.
EFSA cree que son necesarios más datos, tanto de toxicidad como de
exposición en los humanos, para poder realizar una evaluación real del riesgo.
Esto explica que durante los dos últimos años la agencia se haya dedicado a
realizar un exhaustivo estudio en el que se han recogido datos acerca de la
presencia de furano en los alimentos sometidos a tratamiento térmico. Hay más
de 130 formas distintas de furanos con capacidad para provocar efectos
adversos, no sólo en el organismo humano, sino también en el medio ambiente. En
la mayoría de los casos, el riesgo procede de los átomos de cloro que contiene.
Aunque la información sobre estas sustancias es escasa, se ha podido determinar
que la mayoría se generan como subproductos de ciertos procesos industriales y
caseros. Los furanos, que flotan en el aire como partículas sólidas o vapores,
llegan a la atmósfera a través de los tubos de escape de los coches, tras la
quema de carbón o madera o durante la producción de electricidad.
Se adhieren al suelo y en los sedimentos de ríos y lagos, de ahí que los
peces acumulen más furanos en su interior, cuya concentración puede ser 10.000
veces superior a la del agua. En los humanos se acumulan, sobre todo, a través
de la alimentación. La información recopilada hasta el momento sobre los
efectos de los furanos en la salud humana determina que, en dosis altas, pueden
ocasionar irritación en la piel y en los ojos, además de hinchazón en estos,
oscurecimiento de la piel o acné. Estas alteraciones pueden diagnosticarse
junto con vómitos, anemia, descomposición, infecciones en el pulmón, efectos
sobre el sistema nervioso y alteraciones en el hígado. También se ha detectado
que los hijos de madres expuestas a los furanos podrían sufrir irritaciones en
la piel y dificultad en el aprendizaje. Concluimos aseverando que no toda la
industria alimenticia se encuentra estudiada a fondo como debería, en pro de
evitar contaminar la salud del consumidor a largo plazo. Rescatamos sí, que los
Organismos Internacionales de contralor, se encuentran abocados a
investigaciones centradas en los miles de potenciales contaminantes del
alimento conservado, y eso, es trabajar al menos en la punta del ovillo.
METALES PESADOS en ALIMENTOS
Los metales pesados (cadmio, plomo, mercurio, etc.) se emplean en la
minería y son generados en la industria al fabricar abonos, pilas,
fluorescentes, combustibles para el transporte, entre otras. Son muy
resistentes a la degradación y se acumulan en los vegetales y en el agua. Los
metales pesados son bioacumulables en la cadena alimentaria. Al acumularse en
el medio acuático, los peces los ingieren a través de su dieta y los van
acumulando a lo largo de su vida, y llega al consumidor cuando consume dichos
pescados con metales pesados. No obstante, el metal pesado que se encuentra en
mayor cantidad en los pescados es el mercurio ya que es un elemento que se
encuentra de forma natural en la naturaleza, y añadido al generado por la
actividad industrial, hace que su concentración en el agua sea elevada.
Los pescados de gran tamaño son los que acumulan mayor cantidad de
mercurio (tiburón, pez espada, atún y salmón) y el ser humano absorbe el 95%
del contaminante presente en el pescado al ser ingerido. En el caso del
mercurio, el consumidor lo acumula sobre todo en órganos como el hígado o el
riñón, aunque los mayores efectos tóxicos se producen en el sistema nervioso
dando lugar a hipertensión, anorexia, trastornos nerviosos, etc. A este metal
pesado, son especialmente sensibles las mujeres embarazadas y la población
infantil por los daños neurológicos que puede causar al feto o al niño. En las
próximas entregas, evaluaremos la potencial y la real toxicidad de silenciosos
enemigos que, al constituirse normalmente en intoxicaciones crónicas del
paciente, lo pueden llevar inexorablemente e su deceso.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO
ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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