Las Enterobacterias (Parte I)
"La explicación más sencilla es probablemente la explicación más correcta"
(Guillermo de Ockham)
(Guillermo de Ockham)
LAS ENTEROBACTERIAS (Parte I)
Hoy comenzamos a
desandar el fascinante camino para conocer o redescubrir, a una de las familias
más tradicionales en lo que hace a la complejidad de sus cuadros mórbidos, en
el ancho mundo de las ETA(s).
Se podrá observar
que volveremos sobre temas ya vistos, pero, al ser ésta una nueva publicación,
lo mismo es irremediable.
Iremos actualizando
esta problemática familia a los efectos que todos actualicemos nuestro bagaje
intelectual.
Allá
vamos…………....me acompañan?
La
familia de las Enterobacterias, es una de las de mayor importancia médica
dentro de los bacilos Gram negativos no exigentes. Comparten algunas
características tales como poseer en su pared externa un lipopolisacárido
(LPS), que les otorga características patogénicas particulares, tóxicas, la
llamada endotoxina de las bacterias Gram negativas. La bacteriología
actual, es un ente cambiante, lo que ayer se llamaba de una forma, hoy recibe
otro nombre. Esta dinámica responde a un mejor entendimiento de las especies
bacterianas y a un auge en la manera de identificar las especies, subespecies y
biogrupos. Los
bacteriólogos cuentan con nuevas y mejores armas en la identificación clara de
las especies bacterianas más importantes en la práctica hospitalaria y privada.
Sin duda alguna, esto se ve reflejado de manera muy especial, en las
infecciones intrahospitalarias, donde las posibilidades de identificación de un
organismo determinado se han incrementado de forma importante, tal es el caso
de la técnica de electroforesis en campos pulsados. En otro orden de cosas
muchas enterobacterias son ubicuas, encontrándose muy difundidas entre los
animales y la naturaleza, pudiendo causar enfermedad en el hombre y los
animales como es el caso de Salmonella; otras aunque bien adaptadas al medio
ambiente son patógenas humanos exclusivos por ejemplo Vibrio cholerae y por
último otras se encuentran bien adaptados a su huésped, como por ejemplo,
Shigella.
Merecerá sin duda un párrafo especial Escherichia coli en el marco
del Síndrome Urémico Hemolítico que más tarde describiremos. Algunos de
estos bacilos Gram negativos poseen atributos de virulencia bien definidos,
comportándose como patógenos primarios, Yersinia pestis, Salmonella typhi,
responsables de la Peste y la Fiebre Tifoidea respectivamente.
Otros tales como Acinetobacter y Pseudomonas producen infecciones
oportunistas. Las Enterobacterias con frecuencia residen en el colon
del hombre sin causar enfermedad. También colonizan normalmente otros nichos
ambientales con los que pueden entrar en contacto los pacientes hospitalizados.
Debido a su
ubicuidad dentro y fuera del cuerpo a menudo causan infecciones oportunistas en
pacientes debilitados.
Como grupo las enterobacterias son las responsables de
una tercera parte de los aislamientos en las bacteriemias, de dos tercios de
los aislados en gastroenteritis, y de tres cuartas partes de los aislamientos
en infecciones del tracto urinario. Uno de estos organismos, Escherichia coli,
es también la causa más frecuente de infección urinaria y de gastroenteritis
bacteriana en individuos sanos. Estos organismos pertenecen a la familia
Enterobacteriaceae que consta de varios géneros expuestos en las siguientes
tablas:
Clasificación
por géneros de las Enterobacterias
Escherichia
Shigella
Klebsiella
Enterobacter
Hafnia
Serratia
Proteus
Morganella
Providencia
Salmonella
Yersinia
Edwardsiella
Citrobacter
Erwinia
Clasificación
de Bacteroides no considerados
como
Enterobacterias clásicas
Pseudomona
Kluyvera
Cedecea
Moellerella
Rahnella
Algunos
de éstos como Shigella, Salmonella o Yersinia, tienen una serie de
peculiaridades clínicas por lo que serán discutidos en otra sección. Desde el
punto de vista microbiológico las enterobacterias se caracterizan porque no
forman esporas, son capaces de crecer tanto en aerobiosis como en anaerobiosis
(es decir, son anaerobios facultativos), fermentan la glucosa, no producen
oxidasa, y tienen una movilidad variable (dependiendo de la presencia o no de
flagelos). Las enterobacterias poseen una membrana interna (citoplasmática),
una cubierta de peptidoglicano que la rodea, y una compleja membrana externa
(pared celular) que comprende la cápsula y que contiene lipopolisacáridos y
porinas (canales para la penetración de antibióticos y nutrientes). Es de
destacar que algunos de ellos como Escherichia coli forman parte de la flora
normal del tubo digestivo y permanecen en él sin causar enfermedad siempre y
cuando no se modifiquen las condiciones de su hábitat. Haremos especial énfasis
en aquellos géneros y especies que se encuentran más frecuentemente
relacionados con la patología humana y animal, en el marco de las ETA (s)
(Enfermedades transmitidas por los alimentos). Se utilizan como un indicador de
calidad microbiológica para alimentos que hayan recibido tratamientos determinados
para hacerlos inocuos. Su presencia en un número significativo, indicará un
fallo y consecuentemente un riesgo para el consumidor. Esta singular
familia comprende un número muy variado de géneros y especies bacterianos cuyo
hábitat natural es el tubo digestivo del hombre y los animales. No todos los
bacilos Gram negativos que tienen este hábitat forman parte de la familia
Enterobacteriaceae. Se
los encuentra también en el suelo, agua, frutas, vegetales y otras plantas. La
familia está definida por un conjunto de características fenotípicas
(bioquímicas, fisiológicas e inmunológicas) a las que se han agregado
posteriormente otros elementos establecidos por técnicas de hibridización de
ácidos nucleicos que miden distancias evolutivas y han definido mejor la
interrelación de todos los microorganismos integrantes de la familia.
Son
bacilos Gram negativos rectos, con un diámetro de 0.3 a 1.5 micras.
Si son móviles, presentan flagelos perítricos. No forman esporos. Desarrollan
en presencia o en ausencia de oxígeno (aerobios-anaerobios facultativos).
Desarrollan rápidamente en medios simples, no siendo exigentes desde el punto
de vista nutricional. Algunos desarrollan en glucosa o lactosa como única
fuente de carbono, mientras otros requieren el agregado de vitaminas y/o
minerales en el medio de cultivo. Son quimioorganótrofos, poseen metabolismo
fermentativo y respiratorio. Son catalasa positivos y oxidasa negativos;
reducen los nitratos a nitritos. En los medios de cultivo forman colonias
lisas, convexas y circulares de bordes definidos. Algunas especies desarrollan
colonias más mucoides que otras (por ejemplo, Klebsiella). Los bacilos
Gram negativos que integran esta Familia pueden identificarse por medio de la
expresión fenotípica de algunos caracteres genéticos y los métodos utilizados
tienen como principio:
a. La
investigación de la fermentación de azúcares o alcoholes en un medio
peptonado con el agregado de un indicador de pH para detectar la producción de
metabolitos ácidos.
b. La
investigación de la utilización de un substrato como única fuente de C.
c. La
investigación de producción de ciertas enzimas sobre substratos generadores de
color.
d. La
investigación de la producción de un metabolito, producto final característico
de una vía metabólica.
e. La
investigación de la aptitud de desarrollar en presencia de un inhibidor.
Los
microorganismos pertenecientes a la Familia Enterobacteriaceae poseen
una estructura antigénica compleja. Los antígenos O, o antígenos somáticos, son
la parte más externa del LPS y están formados por unidades polisacarídicas
repetidas. Algunos contienen un único azúcar. Son termoestables y alcohol
estables detectándose por aglutinación simple. La naturaleza de
los grupos terminales y el orden en que estos azúcares están
dispuestos en las unidades repetitivas determina la especificidad de los numerosos
antígenos O. Un mismo microorganismo puede poseer varios antígenos O. Cada
género está asociado a grupos antigénicos específicos, por ejemplo la mayoría
de los serotipos de Shigella comparten uno o más antígenos O con E. coli
(Shigella y E. coli pertenecen al mismo género). Por otra parte E. coli puede
tener reacciones cruzadas con especies de los géneros Klebsiella y Salmonella.
En E. coli algunos antígenos somáticos están asociados con fenotipos virulentos
específicos, por ejemplo E. coli O:111 y O:119 son frecuentemente agentes
etiológicos de diarrea aguda en los niños pequeños. Los antígenos K son
externos a los antígenos O. Algunos constituyen una verdadera cápsula visible
al microscopio como sucede con Klebsiella, mientras que en E. coli por ejemplo
su estructura no es visible al microscopio óptico y se los denomina antígenos
de envoltura por comportarse como si envolviera la bacteria volviendo
inaglutinable el antígeno O de la pared. Son de naturaleza polisacarídica.
Otros antígenos de envoltura pero de naturaleza proteica se presentan como
fimbrias. Los antígenos H, flagelares, son de naturaleza proteica. Esta
proteína que constituye los flagelos es llamada flagelina. Este antígeno es
termolábil y destruido por el alcohol. El contenido de aminoácidos y el orden
en que estos se encuentran en las flagelinas determina la especificidad de los
diversos antígenos. Como ya fue mencionado los flagelos bacterianos están
compuestos de un solo tipo de proteína. En Salmonella existe variación de fase.
Como resultado de ello, la proteína flagelar puede ser de dos tipos por medio
de un mecanismo de regulación genética (inversión sitio específico), que
involucra:
a. Dos
genes que codifican las dos proteínas, pero solo uno se expresa en cada
momento;
b. Un
gen represor de uno de estos genes y
c. La
inversión de un segmento de DNA que modifica la dirección de la transcripción.
Se ha
asociado a cepas de Enterobacteriaceae con: abscesos, neumonías, meningitis,
septicemia, infecciones de heridas, infecciones urinarias e intestinales. Son
el componente mayor de la flora normal intestinal, pero son relativamente poco
frecuentes en otros sitios del organismo. Algunas especies son importantes como
causa de infecciones nosocomiales. Por otra parte salvo Shigella que raramente
causa infecciones fuera del tracto gastrointestinal muchas especies de
Enterobacteriaceae causan frecuentemente infecciones extraintestinales.
Escherichia coli junto a otras especies de incidencia excepcional, forma el
género Escherichia. Constituye la especie dominante de la flora aerobia del
tubo digestivo, más de 10 serotipos coexisten normalmente en el mismo
individuo. Son estas mismas bacterias integrantes de la flora
normal las que pueden causar en diversas circunstancias infecciones urinarias,
septicemias, meningitis etc.
El poseer determinadas características antigénicas, como el
antígeno de envoltura K1, muy parecido por su composición en ácido siálico al
antígeno capsular de Neisseria meningitidis del grupo B, daría a este germen
potencialidades invasivas. 80% de E. coli aisladas de meningitis del recién
nacido poseen este antígeno K1. Por otra parte el poseer plásmidos que
portan genes que codifican para la producción de diferentes adhesinas, enzimas
o enterotoxinas otorga a E. coli características patogénicas particulares y la
capacidad en una u otra circunstancia dependiendo de la o las proteínas
producidas de dar infecciones urinarias o gastrointestinales. Desde el
punto de vista antigénico en E. coli se han descrito más de 150 serotipos O.
Poseen antígenos de envoltura polisacáridos K, que como es habitual
en el mundo bacteriano permiten a la bacteria resistir más fácilmente la
fagocitosis que las bacterias no capsuladas. Asimismo se describen más de 56
antígenos H. De lo dicho se desprende que una tipificación antigénica completa
es resorte de laboratorios especializados y no forma parte del trabajo corriente de
los laboratorios.
Pueden
ser móviles; las que lo son será por flagelación perítrica. Pueden
presentar fimbrias, pudiendo adherirse así a las mucosas; éstas pueden ser
sexuales (intercambian información genética). Puede producir una
toxina, la Bacteriocina, que es liberada al medio externo e inhibe el
crecimiento de bacterias de otras especies. Son activas
fermentadoras de la glucosa, aunque también lo pueden ser de otros azúcares,
como la lactosa; esta familia las clasificaremos según su capacidad de
fermentar la lactosa ó no:
a.
Coliformes: capaces de fermentarla.
b.
No coliformes: no la fermentan.
Existen
infinidad de medios de cultivo y pruebas bioquímicas para su identificación y
clasificación; ejemplo: Agar McConkey, Agar de hierro Kligler, Catalasa y,
Oxidasa, entre otros (la prueba de la oxidasa es importante a nivel taxonómico,
ya que mide la presencia del citocromo c en la cadena de transporte de
electrones). Además de las pruebas vistas en prácticas, existe una batería de
pruebas, llamada: Batería IMViC, usada para la clasificación de
enterobacterias. Los pasos de la batería son los siguientes:
I: Prueba del Indol; aquí se
determina si una bacteria es capaz de transformar el triptófano en indol, y
para que lo pueda realizar, tiene que tener el complejo enzimático
Triptofanasa. La E.Coli posee esta enzima.
M: Prueba del Rojo de Metilo; es
para ver si realiza la fermentación ácido-mixta; en ésta se pasa de
glucosa—pirúvico—ácidos (láctico, succínico, etanol, fórmico, acético). La
relación ácidos: neutros es de 4:1. Debido a la existencia de la enzima
Hidrogenoliasa fórmica, el fórmico pasa a CO2 e H2, teniendo que la relación de
CO2:H2 es de 1:1.
V: Determina si la bacteria lleva a
cabo la fermentación Butanodiólica ó Butilendiólica. La V procede del
investigador: Voges – Proskauer. El producto mayoritario de esta fermentación
es el 2,3-Butanodiol (neutro); como productos minoritarios también están el
etanol y algún ácido. La relación ácidos: neutros es de 1:6, y la relación
de CO2:H2 es de 5:1, ya que en el paso de pirúvico a 2,3-butanodiol se produce
CO2. La fermentación ácido-mixta y la butanodiólica son incompatibles. Existen
4 tipos de fermentaciones, típicas de enterobacterias:
a. Ácido-mixta:
Con producción de gas y Sin producción de gas.
b.
Butanodiólica: Con producción de gas y Sin producción de gas.
iC: Prueba del Citrato. Esta prueba
posee importancia taxonómica, ya que muestra si la bacteria es capaz de
utilizar el citrato como fuente principal de C. Para que la enterobacteria
pueda usar el citrato, tiene que poseer en su membrana una permeasa que permita
la entrada del citrato. Para realizarla, sembramos la bacteria en un medio que
tenga sólo como fuente de C el citrato.
En
algunas situaciones una persona puede infectarse con alguna de estas bacterias
enteropatógenas y no sufrir ninguna enfermedad, es decir en este caso se trata
de una infección asintomática, en la cual el patógeno se multiplica a nivel
intestinal y es excretado junto con las deposiciones, pero el sujeto no tiene
síntomas. Este fenómeno es importante desde el punto de vista epidemiológico
porque la excreción asintomática pasa inadvertida y este sujeto disemina el
patógeno al ambiente y eventualmente lo puede transmitir ya sea a través de
manos contaminadas o contaminación de alimentos, a otros sujetos susceptibles
que pueden presentar enfermedad. Otra condición biológica interesante de
señalar es la portación por períodos más o menos largos de un
patógeno bacteriano entérico. En este caso, después de una infección intestinal
generalmente asintomática, no se logra la erradicación del patógeno a
nivel intestinal y aunque se superan los síntomas, continua la excreción por
periodos que pueden durar semanas, meses o años. Los portadores junto con los
pacientes asintomáticos explican la mantención de estos patógenos dentro de una
comunidad.
Un concepto importante de subrayar es que fuera del tracto
gastrointestinal, enterobacterias comensales del intestino pueden producir
infecciones. Un buen ejemplo de ello es la participación de E. coli como
principal causa de Infección Urinaria, una patología infecciosa muy frecuente
principalmente en mujeres en la etapa activa de la vida. En este caso cepas de
E. coli del intestino, colonizan el periné, la uretra y son capaces a ascender
hasta la vejiga donde se multiplican activamente y provocan una respuesta
inflamatoria. En otro tipo de pacientes como son los niños recién nacidos y los
ancianos, quienes no tienen sus mecanismos de defensa muy eficientes, E. coli y
otras enterobacterias comensales del intestino como Klebsiella,
pueden pasar a la sangre y provocar focos de infección a distancia como
meningitis. Por último, un concepto también importante de enfatizar es el
hecho que algunas especies dentro de esta Familia tienen como hospedero
exclusivo al hombre, como es el caso de Salmonella typhi y Shigella. En cambio
otras tienen un amplio reservorio animal y se transmiten en forma natural de
los animales al hombre, es decir son zoonóticas, entre ellas tenemos varios
tipos de Salmonella, E. coli enterohemorrágico y Yersinia enterocolítica. En el
caso de patógenos zoonóticos, para un efectivo control de estas infecciones es
necesario un enfoque multidisciplinario.
El lipopolisacárido de la pared
celular comprende una zona más interna denominada core, que contiene la
molécula del lípido A de la que depende la actividad biológica de la
endotoxina, responsable de la producción del shock endotóxico característico de
estas bacterias. En la parte más externa se encuentra el lipopolisacárido que
constituye el antígeno O, que está constituido por una serie de cadenas
laterales repetidas de polisacáridos unidos al core. El antígeno O tiene una
gran homología entre todas las enterobacterias. Estos antígenos O se
encuentran en las cepas «lisas» y les confiere una morfología que permite
distinguirlas de las «rugosas» (términos que se refieren al aspecto de las
colonias). Junto con otros factores, la presencia de antígeno O media la
resistencia bacteriana al efecto bactericida del suero normal. Los aislados
resistentes a la acción bactericida del suero son capaces de sobrevivir más
tiempo en sangre y por tanto de causar infecciones hematógenas, diseminadas y
más severas. Existen tres tipos de antígenos de superficie que sirven para
serotipar e identificar a las enterobacterias: a) el ya mencionado antígeno
somático o antígeno O, b) el antígeno flagelar o antígeno H, y c) el antígeno
capsular o antígeno K. En ciertas especies como en E. coli, la presencia de un
determinado antígeno O, H y K determina la patogenicidad de una cepa.
Así,
ciertos antígenos O actúan como factores de adhesión/colonización necesarios
para la producción de infección urinaria, otros actúan como factores de
colonización y como toxinas que causan gastroenteritis, y otros participan en
el desarrollo del síndrome hemolítico urémico. Los antígenos H, que son
proteínas encontradas en los flagelos de estas bacterias están también ligados
a la producción del síndrome hemolítico urémico (por ejemplo, serogrupo
O157:H7) y podrían ser responsables de la capacidad de progresión de
las enterobacterias a través de las vías urinarias. Por último, los
antígenos K son polisacáridos ácidos situados en la superficie celular. Algunos
de ellos como el antígeno capsular K1 de E. coli se asocian con el desarrollo
de meningitis neonatal, bacteriemia e infección urinaria. Otros factores
de virulencia lo constituyen las fimbrias o pili, que son prolongaciones
filamentosas que permiten la adherencia de las bacterias a receptores
específicos de las células mucosas y epiteliales de las vías respiratorias,
digestivas y genitourinarias. Tal unión o adherencia es extraordinariamente
selectiva. Así, las fimbrias o pili del tipo I, que son muy comunes y se hallan
en multitud de cepas de E. coli, Klebsiella spp. y Salmonella spp., se unen
específicamente a receptores que contienen manosa. Otro factor de
virulencia que contienen las enterobacterias son los plásmidos, fragmentos de
ADN extracromosómico transmisibles de bacteria a bacteria, no siempre de la
misma especie, que permiten transmitir la resistencia a antibióticos (plásmidos
R) o la producción de toxinas.
"SOMOS LO QUE HACEMOS REPETIDAMENTE. EXCELENCIA, POR LO TANTO, NO ES UN ACTO SINO UN HÁBITO"
ARISTOTELES
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Excelente artículo! Sigo mucho tus publicaciones! Adelante!
ResponderBorrarMuchas gracias y muy gentil.
BorrarMuchas gracias, me sirvió mucho
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